Análisis crítico del Diagnostico de TDAH en la Actualidad
RocioV90Trabajo24 de Junio de 2013
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Análisis crítico del Diagnostico de TDAH en la Actualidad
¿Cuál es la función de la Sociedad?
INTRODUCCIÓN
En el presente ensayo se busca hace una indagación respecto a la concepción actual de la hiperactividad y desatención desde una perspectiva psicopatológica, y como éstas se ven libremente diagnosticadas a toda clase de niños, muchas veces sin discernimiento de las capacidades, contexto socio-histórico y principalmente, la personalidad de los niños a diagnosticar.
Se tiene como postura fundamental, que los niños a ser diagnosticados, deben ser comprendidos, principalmente, desde todas sus características personales, comprendidas como únicas, y no desde una cifra, es decir, deben ser comprendidos desde un caso particular más que de un caso general, sin dejar de lado la importancia de la objetividad y ciertas generalidades que se deben tener y comprender al momento de diagnosticar.
Se busca profundizar en las características utilizadas como parámetros para diagnosticar a los infantes y el modo de tratamiento elegido en la mayoría de los casos y finalmente, hacer un acercamiento a como esto puede, o no, cambiar su vida, en tanto a nivel social como académico. Es por esto, que nos parece primordial la importancia de trabajar e indagar en el proceso de estructuración psíquica de los sujetos y como estos pueden llegar a padecer una patología, tal como la de hiperactividad y desatención.
Es importante, de esta manera, dar cuenta de cómo es que la sociedad actual, en tanto como entidad medica, comprende esta patología y ver si en realidad, estos estrictos parámetros son o no respetados al momento de tratar a un niños o de incluso yendo mas atrás, de comprenderlo por cualquier sujeto, es decir, no solo médicos, si no profesoras, padres, etc.
Los psicólogos actuales, y los por venir, deben comprender que es de extrema necesidad poder integrar el cuerpo somático, anatómico y las funciones psicológicas y subjetivas de cada sujeto a tratar, es decir, implica no sólo investigar la existencia somática con sus funciones fisiológicas bajo una perspectiva basada en datos estadísticos. Sino también, tener la capacidad de comprender a los niños, y a todos los sujetos a tratar, desde su singularidad, subjetividad propia e intrínseca de cada sujeto, desde donde este viene y hacia dónde va y de qué manera cada diagnostico y tratamiento se puede adecuar a su vida o cambiarla en su defecto. De no ser así, se cae un diagnostico que es generalizado en exceso, donde no se está tratando con seres humanos realmente, sino mas bien, con seres alienados, donde se olvida de sus necesidades, donde en algunos caso, la medicina y psicología, hacen la vista gorda.
DESARROLLO
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos más comunes y mayormente diagnosticados en la infancia en la actualidad. Es un proceso que parece no tener remisión y es altamente probable que sufra de comorbilidades que se desarrollan en la vida adulta del individuo. A pesar de ser uno de los diagnósticos mas comunes, este cuadro es de gran impacto en todos los niveles, es decir, sociales, económicos y académicos, donde los sujetos diagnosticados sufren grandes problemas de autoestima. En tanto a su etiología, es un poco clara, aunque de igual manera se tiene nociones biológicas y predisposiciones genéticas (Hidalgo, et al. 2006).
En la segunda mitad del siglo XIX, el médico inglés, Still, en 1902 describió por primera vez el trastorno por déficit de atención en niños, asociándolas a fallos del control moral, dejando de lado las deficiencias intelectuales, sino que más bien, apuntando a la incapacidad para adecuarse a las normas y reglas sociales, en casos tales como de robo, mentira, indiferencia ante el castigo y una notoria inmadurez, entre otras (Miranda, et al. 1999). Esta diferenciación proporcionado por Still, permitió que los estudios no se quedaran ahí, y avanzaran hacia una concepción más anatómica del síndrome, describiendo a la hiperactividad como una alteración neurológica. Luego en la década de los 60, la concepción de la hipercinesia comprendía como resultado de un daño cerebral, es remplazada por una disfunción cerebral. Este cambio fue iniciado a partir del Departamento Americano de Salud, Educación y Bienestar, Clements, definiendo la disfunción cerebral mínima como un trastorno del aprendizaje y la conducta que niños con una inteligencia normal experimentan, asociadas a disfunciones en el sistema nervioso central, manifestando hiperactividad, inestabilidad emocional, impulsividad, trastornos auditivos, y ciertas irregularidades neurológicas menores, y dificultades en el aprendizaje, entre otros (Miranda, et al. 1999)
La definición anterior no constaba con suficiente investigación y bases empíricas, de modo que no estaba en condiciones de ser validada, razón por la cual, los psicólogos y psicopedagogos de la época se esforzaron por caracterizar a la hiperactividad como un trastorno del comportamiento. (Miranda, et al. 1999)
En la década de los 70 se dio un giro perceptual de suma importancia, donde el trastorno de hiperactividad es comprendido desde una triada fundamental, la cual es decisiva para la conceptualización de dicho síndrome, siendo la déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. Finalmente, de la mano de Douglas se hace aun más clara la definición, donde este plantea que lo definitorio del curso de la patología es en realidad es el déficit de atención y no la hiperactividad, como se comprendía previamente (Quinteros, et al. 2009)
Hoy en día, la concepción del trastorno ha cambiado su foco de atención, pasándolo de la hiperactividad al déficit atencional como punto primordial para comprenderla en las definiciones actuales, poniendo énfasis en las disfunciones ejecutivas y la inhibición de respuestas hacia planteamientos de futuro. De esta manera, la neuropsicología ha hecho grandes aportes a la nueva conceptualización y comprensión de dicho trastorno (Quinteros, et al. 2009).
Actualmente se sabe que los niños que presentan déficit de atención por hiperactividad, tienen dificultades para realizar tareas relacionadas con el proceso de enfocar y ejecutar de manera eficiente, dificultades para manejar dos procesos simultáneos de información, para la capacidad de cambiar de atención de manera adaptativa, no poder perseverar, problemas en las ejecuciones objetivas y con una memoria de trabajo más bien regular (Quinteros, et al. 2009).
En el DSM IV el TDAH es definido de una manera más amplia y sistemática, donde para el diagnostico de este síndrome se deben cumplir con ciertas características: presencia de 6 síntomas de atención o de hiperactividad/impulsividad y para los tipos inatentos o hiperactividad/impulsividad y síntomas de ambas áreas para el tipo combinado. Estos síntomas deben estar presentes antes de los 7 años en al menos 2 ambientes de la vida del niño y durar al menos 6 meses (Soutullo, et al. 2007). Bajo estos criterios de diagnostico se puede ver que es más frecuente y probable diagnosticar tipos leves de hiperactividad y desatención, dejando un vacio donde se pueden hacer falsos diagnósticos a niños que no presentan más que un nivel de distracción un tanto mayor, pero no patológico.
El protocolo utilizado para hacer diagnostico según el DSM IV, deja muchos espacio vacios o para mal interpretar, donde a demás, una de las grandes críticas que se le hace a este punto es la no diferenciación entre un trastorno y una enfermedad, pues, como ya hemos dicho, es un caso donde la etiopatogenia no es conocida, de manera que, no es posible catalogarlo como una enfermedad, pero si de un trastorno, y si bien es cierto que se habla de trastornos en el DSM IV, la manera en que estos categorizan los síntomas es como si estuviésemos hablando de una enfermedad, por lo que su intervención es en base a eso, es decir, a una enfermedad (Waisblat, 2006). Es por esto, que podemos referirnos a un exceso de mal uso del manual, implicando un sobre diagnostico. La literatura que este manual provee es en este caso, muy contradictoria, ya que no hay un consenso respecto a la taxonomía, etiología, diagnostico y tratamiento, de modo que es válido cuestionar si estos criterios son efectivamente los correctos (Pilowsky, 2011).
En la actualidad, nos encontramos que en la sociedad el trastorno de déficit atencional e hiperactividad, se encuentran altamente diagnosticados, abarcando del 4 al 12% en población, entre las edades de 6 a 18 años (Pilowsky, 2011). En Chile, de maneras aun mas particular, se encuentran bajo el estudio de Benjamín Vicente, en el 2010 es del “del 10,3%, del cual 10,9% corresponde a mujeres y 9,7% a hombres, concentrándose 15,5% en el rango etario de 4-11 años y 4,5% entre 12-18 años” (Pilowsky, 2011, p. 146).
La cifras no dejan de ser alarmante, lo que da cuenta de cómo el síndrome ha sido sobre explotado y sobre diagnosticado en la globalidad actual. Esto es de suma importancia, ya que como se mencionó previamente, el DSM IV, unos de los manuales más importantes para la concepción y categorización psiquiatría y psicología de las patologías actuales, constituye en sus clasificaciones del TDAH niveles pre mórbidos incluso, aumentando las posibilidades de diagnostico, y es precisamente lo que ha ocurrido, como se puede apreciar en las cifras.
Por otro lado, ante tan impresionante cifra, también nos encontramos con la realidad de que frente a un diagnostico, la gran mayoría de las veces, se relaciona a otro, siendo así, una amplia posibilidad de comorbilidad psiquiátrica en los sujetos a diagnosticar,
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