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Asientos Para Discapacitados.


Enviado por   •  30 de Enero de 2014  •  413 Palabras (2 Páginas)  •  284 Visitas

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Asientos para discapacitados.

Hoy venia muy cansado en la mañana, dentro de una micro del Transantiago. Me costó mucho subir ahí en avenida Macul con Rodrigo de Araya, pagar mi pasaje y moverme al lugar donde están los asientos “Supuestamente” para discapacitados, para ver si estaban desocupados o alguien amablemente me lo cedía.

Pero nada, estaban todos ocupados, por unos dormilones y una abuelita, bueno esos asientos son de preferentes para discapacitados, tercera edad y embarazadas, así que la abuelita esta dentro del rango permitido, pero los dormilones estaban aprovechándose del sistema y seguían echando humito.

Al llegar a Irarrázaval, se despertó uno de los dormilones y como que mi mirada inquisidora lo quemaba, me mira fijamente a los ojos, cambia su cara de sueño por una de amabilidad y me dice “Te quieres sentar”, y mi respuesta fue como una metralla, “Si por favor”….

Cuando el dormilón se alistaba para cederme el asiento, grande fue mi sorpresa al ver que también era discapacitado, acomodó sus bastones, tomo sus pertenencias y se desplazó muy fácilmente y desocupó el asiento.

Quedé boquiabierto y me senté en el lugar que ocupaba mi “Colega”, pasaron unas cuadras y este tipo no se bajaba, pensando que me había cedido el asiento por esa razón, finalmente se bajó en la parada de los Leones llegando a Providencia, su acto fue 100% de generosidad.

Llegando a mi oficina, seguía pensando en este tema, que había pasado, que me estaban enseñando. No lograba entender hasta que lo miré desde el siguiente punto de vista:

Hay veces que somos más discapacitados que otros.

Hay veces que las personas que se ven normales son discapacitadas.

Hay veces que las personas 100% normales quieren ser discapacitadas.

Hay veces que las personas discapacitadas quieren ser normales.

Ese día aprendí que soy más discapacitado que otro.

Ese día aprendí que la discapacidad no es solo la que se ve.

Ese día aprendí que soy más fuerte que antes.

Y ese día me di cuenta que estaba vivo y debía aprovechar esta oportunidad que se me estaba dando.

Desde ese día soy más amable y comprensivo con los que ocupan nuestros lugares en las micros. Desde ese día miro amablemente a todas las personas que ocupan los asientos para discapacitados pidiendo el asiento con una sonrisa. Desde ese día soy mucho más feliz que antes. Desde ese día que no veo a ese discapacitado que me hizo escribir estas líneas, esperan do que alguna vez leas estas líneas, te doy las infinitas gracias por darme cuenta que estoy vivo.

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.

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