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El Camino Hacia Dios


Enviado por   •  10 de Junio de 2015  •  405 Palabras (2 Páginas)  •  192 Visitas

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-¿Será su Dios y mi Dios el mismo?- me pregunto la anciana que estaba a mi lado.

-No lo sé señora- susurre con todo dubitativo.

-¿Será la muerte el final de todo?- la señora insistía en ponerme a pensar, pero esta pregunta si logro atraer mi curiosidad.

-Tal vez….- pause- para algunas almas, pero para otras sigue el castigo, tal vez para algunas este ya es el final, pagaron las deudas que dejaron con sus vidas pasadas, y el largo camino ha terminado, ahora sigue para ellas la infinita eternidad del paraíso junto a su Dios o junto a mi Dios- cerré mis ojos y suspire…

La anciana callo por unos minutos, y me pregunto.

-¿y qué pasa con las otras almas, las que siguen fluyendo en el tiempo y espacio?-

Pregunta inesperada, tome un par de segundos y conteste.

-No lo sé, tal vez sigamos por este universo reencarnándonos en una pequeña mariposa, en un árbol, seguimos viviendo para pagar lo que hayamos hecho en el pasado…- y callé.

-¿Entonces el sentido de vivir es pagar los errores del pasado?- pregunto la anciana mirándome fijamente.

-No exactamente- exclame, también preguntándome lo mismo.

-El sentido de la vida para mi parecer es aprender de los errores del pasado, ser mejor día con día, amar a su Dios más y más, quizá el sentido de la vida es no hallarle sentido, sino solo vivirla…

La anciana se paro y tomo sus bolsas de mandado y me extendió la mano

-Ofelia Durón, gracias-

Le di la mano y le dije mi nombre.

-Arturo Díaz, un placer-

La anciana se retiro caminando lento hasta que la perdí de vista, yo seguí esperando el camión.

Días después leí el periódico, en una de esas secciones que nadie lee, pero en el cual aparecen las noticias más raras e inexplicables, en ella venia una pequeña nota, que decía que la anciana que había hablado conmigo días antes había sido encontrada muerta en su casa con una nota a su lado que decía:

“Por fin termino el camino,

Alguien me enseño que solo el amor a mi Dios es la respuesta,

Y esa respuesta me liberó,

Me llevo a la eternidad del paraíso”

Muerte natural, solo un suspiro y adiós.

La profecía se cumplía de nuevo, yo los visitaba y días después se marchaban, solo que esta vez la anciana me había dejado un paradoja, cada alma tiene un final en el paraíso, pero, ¿y el mío? ¿Acaso será mi castigo no tener final?

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