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El Suicidio


Enviado por   •  15 de Mayo de 2013  •  Tutoriales  •  9.239 Palabras (37 Páginas)  •  268 Visitas

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Suicidio

La actitud de los hombres ante la muerte no ha sido la misma a través de los tiempos; cuando un hombre de hoy habla de su muerte, piensa que si le fuera dado escogería una muerte súbita, sin dolor, como un leve sueño. El hombre del medioevo se sentiría aterrado de ello, porque como lo expresa el padre de Hamlet, en la famosa obra de Shakespeare, moriría «en la flor del pecado»; por eso el hombre de la edad media prefería un tiempo de arrepentimiento y de balance de sus deudas con Dios y con los hombres, inclusive en las oraciones medievales se rezaba «líbranos Señor de la muerte repentina».

Las antiguas civilizaciones sacralizaron la muerte, la domesticaron, queriendo restarle dramatismo e integrarla en un sistema de ritos y creencias que tenían por objeto convertirla en una etapa más del destino, por ello, rechazaban y condenaban el suicidio: el cuerpo del suicida era castigado, arrastrado por el suelo, y no tenía derecho a ser sepultado en la Iglesia. Solo en el caso del soldado vencido que se suicidaba por honor, o de otras formas de suicidio como el duelo.

En sociedades donde la sacralidad era la cosmovisión vigente, es lógico que el comportamiento suicida se rechazara, pues el hombre no tenía permitido modificar su destino, que estaba en las manos de Dios, tampoco se le reconocía al ser humano el derecho de imponer a la sociedad la presencia intempestiva de la muerte por una decisión personal, una sociedad así, no permitía que el individuo la forzara moralmente ni a ella ni a Dios.

El suicidio ha estado ligado a la humanidad y sus costumbres: los mayas, según refiere la historia, veneraban a Ixtab, la diosa del suicidio, y en el Lejano Oriente los japoneses se hacían el harakiri para lavar la deshonra.

Fue a partir del siglo XIX cuando se perdió ese sentido de socialización, inserto en la ritualidad. La sociedad emergente rechazó aquel paradigma medieval. La muerte fue liberada y pasó al dominio privado, el cadáver era velado en la casa, sepultado en familia, y en ese sentido la muerte pasó a depender cada vez más de la voluntad del individuo. De este modo, la sociedad occidental se había desvinculado de la muerte y del suicidio en particular.

El suicidio era, tiempo atrás en occidente, algo vergonzoso para la familia; era sinónimo de debilidad, de enfermedad, de conducta inadecuada y por ello pocos o casi nadie lo daban a conocer. Actualmente las cosas son distintas, ya que este acto se ve como un síntoma de enfermedad y se acepta, se denuncia, lo que ha aumentado las cifras de manera alarmante. Es un problema en el que parece haber consenso entre sociólogos, psicólogos, psiquiatras, antropólogos y demógrafos, cuando lo consideran como un rasgo de la modernidad, uno de los males del siglo.

Para considerarse suicidio, la muerte debe ser un elemento carnal y el motivo del acto, y no sólo una consecuencia casi ineludible. Así, los hombres bomba y los mártires no son considerados suicidas, dado que se sacrifican en nombre de una creencia. Tampoco son suicidas los que se sacrifican por otros en caso de emergencias ni los soldados que mueren en una guerra, y en estos casos, los muertos no son proscritos por la religión ni por la ley. En el caso de que el suicidio tenga consecuencias legales, la ley recoge que debe haber prueba de intención de morir muerte así como la propia para que el acto sea considerado un suicidio. Puede que dicho proceso sea costoso en caso de minusvalía y tenga que depender de alguien más, que entraría entonces en una dinámica de cómplice de suicidio y sería posiblemente penado con la cárcel.

EPIDEMIOLOGIA:

Según cifras de la OMS en el 2011, la tasa mundial de suicidios es 15/100,000 habitantes. En cuba la cifra es de 11/100,000 habitantes, en Puerto Rico 10/100,000 habitante.

En el Perú la cifra es en el año 2011 es de 337 suicidios, hasta agosto del 2012 se habían realizados 175 varones (72%) y 69 mujeres (28 %).

Las edades fluctuaron entre los 18 a 33 años (50%) y los menores de 18 años (12%), el 62% eran solteros y el 72% residían en Lima. Con una ideación suicida en Lima de 30.4 y en los Andes 34.2%

Los motivos más frecuentes eran los conflictos de pareja (50%), y el desempleo (25%). Entre los métodos empleados el ahorcamiento era el más frecuente (45%), el envenenamiento (25%) y por arma de fuego (12%).

El 50% o más de ingesta cáusticas en adultos con intención suicida, tienen historia de enfermedad psiquiátrica o problemas sentimentales. En alcohólicos puede ocurrir accidentalmente. Los pacientes con intento de suicidio generalmente ingieren grandes cantidades de sustancias cáusticas, produciendo severas injurias en esófago y estómago. La distribución de la edad es de tipo bimodal, ocurriendo en menores de 5 años de edad y adultos jóvenes de 20 a 30 años.

Según últimos estudios, el mayor número de suicidios en el interior ocurre en Junín. Por eso los profesionales de la salud tratan de hacer todo para disminuir esa cifra cada historia es diferente, pero el método casi no difiere: Veneno o una viga para colgarse. El centro del Perú, en particular Huancayo, se ha convertido en un lugar donde el número de suicidios, en lo que va del año, se elevó considerablemente: 71. Si se tiene en cuenta que en todo el país los suicidios suman 330, según el Instituto Guestalt de Lima (IGL), entonces los ocurridos en el valle del Mantaro representan el 20% de esa trágica cifra.

El problema alcanzó tales dimensiones que cincuenta psicólogos de las universidades de Huancayo levantaron sus carpas en la plaza Huamanmarca para escuchar a las personas que buscan un consejo.

Para Mercedes Jesús Peña, decana del Colegio de Sociólogos de Junín, se trata de un problema muy complejo porque la población se ha convertido en hipersensible por causa de factores históricos (terrorismo), climatológicos (desastres naturales), económicos (pobreza) y emocionales (depresión, alcoholismo, esquizofrenia, celos). "Todos los actores sociales, empezando por las autoridades, deben trabajar para cambiar esto, por lo que se sugiere campañas educativas a largo plazo en los centros educativos, incluso itinerantes en las comunidades y pueblos alejados El psicólogo Saúl Jesús Mallqui manifestó que, durante la campaña realizada en Huancayo, se pudo conocer que la falta de comunicación al interior de las familias causa gran estrés entre sus miembros. Indicó que una persona con depresión debe buscar a alguien en quien confiar y desfogar todo lo que tiene reprimido.

Problemas familiares entre las parejas, que muchas veces llegan hasta la agresión física, son observados por los hijos, quienes se llegan a convencer de que son culpables

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