Emociones en la Conducción

Introducción.

‘‘Hoy en día nadie niega la importancia de las emociones y de la capacidad de gestionarlas, es decir, de la inteligencia emocional. Éstas forman parte de los diferentes ámbitos de nuestra vida, entre ellos, la conducción’’ (Generalitat de Catalunya, 2018). ‘‘En la mayoría de las ocasiones no somos conscientes de cómo influyen nuestras emociones en nuestra capacidad de conducir, ser conscientes de que las emociones afectan a nuestra conducción es imprescindible para evitar accidentes de tráfico’’ (Fundación MAPFRE, 2018).

Cuerpo.

Las emociones como tal cuentan con diferentes conceptos y teorías tras ellas, las cuales buscan explicarlas y comprenderlas, sin embargo para este ensayo concordamos que estas son ‘‘un complejo estado afectivo, una reacción subjetiva que ocurre como resultado de cambios fisiológicos o psicológicos que influyen sobre el pensamiento y la conducta’’ (Juan Armando Corbin, 2016). Al comprender que estas influyen en la conducta de las personas y teniendo en cuenta la conducción como actividad rutinaria de la población, se debe considerar la importancia que tienen distintas emociones en las personas tras el volante y cómo estas pueden afectar de manera positiva o negativa el rendimiento de los conductores.

Un estado emocional de agrado y/o relajación frente a la conducción tiende a hacer que los conductores adopten conductas seguras/positivas como estar más atentos, equivocarse menos (menos infracciones), tener más respeto hacia los demás y disminuye los potenciales riesgos que estos puedan llegar a tomar (como rebasar). Por otro lado, un estado de molestia/indignación y aburrimiento a la hora de conducir induce al conductor a conductas inseguras o negativas como no prestar atención, arriesgarse más, equivocarse más (tener más infracciones), no mantener la distancia de seguridad, ser menos respetuosos y rebasar indebidamente. Curiosamente, un estado emocional de miedo genera conductas positivas o seguras en el conductor haciendo que este preste más atención, no se arriesgue, no se equivoque (tenga menos infracciones), mantenga una adecuada distancia de seguridad, sea más respetuoso y no tienda a rebasar indebidamente (Alonso et al., 2006).

Adicional a lo afirmado anteriormente, se debe tener en cuenta que muchas diferentes emociones son provocadas por el contexto en el que se desarrolle la conducción, de esta manera, se sabe que la poca experiencia (1-2 años) tiende a estresar al conductor, una experiencia media (11-20 años) tienda a aburrir al conductor y una alta experiencia (más de 30 años) tiende a no generar estrés. El kilometraje anual también es un factor desencadenante para ciertas emociones, así, personas que conducen más de 25.000 Km anuales afirman relajarse pero también fatigarse conduciendo y personas con menos de 5.000 Km anuales tienden a sentir tensión, desagrado y ansiedad al conducir. El tiempo de desplazamiento también influye en la aparición de ciertos estados emocionales, traslados de menos de una hora tienden a generar desagrado y aburrimiento, mientras que por otro lado traslados mayores a dos horas tienden a relajar, divertir y no generar ansiedad. Los anteriores contextos mencionados no son los únicos capaces de influir en las emociones del conductor dentro de estos también se encuentra la potencia real y la deseada del vehículo, tipo de vía, tipo de vehículo, entre otras (Alonso et al., 2006).

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