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Imaginariamente Ellos


Enviado por   •  26 de Agosto de 2013  •  2.348 Palabras (10 Páginas)  •  200 Visitas

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IMAGINARIAMENTE ELLOS

I

Al fin, y después de varias citas, pude descubrir lo que de ella me hacia sentir intrigado. Aquella risa familiar, aquella mirada que se había encontrado con la mía hacia muchos años, aquellos labios cautivadores, sus gestos, su modo de ser, ahora lo podía asimilar completamente. Jade había sido novia de mi mejor amigo de la Universidad que, además, por extrañas razones, se había suicidado.

Se me había hecho complejo volver a recordarla, pues cuando la conocí era una muchacha totalmente distinta a como es ahora. Simple, retraída y taciturna, a penas intercambie palabra con ella. Es mas, me sorprendía que Adán, mi amigo, pudiera establecer algún tipo de conversación con aquella estudiante de química; siendo que el estudiaba Artes y yo Historia. Sin embargo, uno nunca sabe como realmente una pareja es, y por lo tanto, aquel incomodo silencio que reinaba cuando estaba en el departamento de Adán, era por el hecho que yo no encajaba allí.

Ahora, después de siete años de su muerte, me es complicado evocar una imagen fija de él; nos habíamos conocido en mi segundo año de Historia y él, en su tercero de Artes. Por diversos motivos en un principio no congeniamos. Yo lo encontraba un engreído y pedante; y él, como lo supe al tiempo después, había visto en mi un idealista fuera de tiempo y lugar, con consignas vetustas y polvorientas. Sin darnos cuenta, nos encontrábamos en los lugares más extraños, y por ende, comenzamos a conocerlos de forma mas profunda. En ese entonces yo salía con una chica que estudiaba Filosofía y Adán estaba saliendo de “una relación tormentosa, autodestructiva y con secuelas graves” como decía él.

De acuerdo a como pasaba el tiempo, nuestra relación se hacia mas fuerte; compartíamos libros, música, filosofía de vida y un extraño gusto por la comida Oriental. Tardes enteras se nos fueron entre carne mongoliana y cervezas; entre discos de Charles Mingus y discusiones entre el mejor sistema político. A veces Jade se hacia participe de aquellas tardes; como también la chica con que yo salía. Éramos simplemente dos parejas de jóvenes que aprovechábamos los días festivos para pasar un momento agradable. De esta forma pasaban los semestres y los años; Adán junto a Jade y yo, que por causas de mi mala suerte, no podía conseguir a alguien que estuviera más de seis meses.

-¿Quieres mas vino?- me pregunto detrás de una enigmática e inquisitiva mirada.

-Sí, por favor- respondí. Preguntándome si ella me había reconocido.

-¿Qué harás después?- inquirió, sacándome de mis pensamientos.

-Tengo que estudiar para mi examen- dije excusándome, algo nervioso por mi descubrimiento y en parte sintiéndome mal por no haberla reconocido antes.

-Pensé que haríamos algo juntos- propuso tomando mi mano, estremeciéndome. Quede descolocado tras aquella proposición, por una parte, porque sabia que algo en ella hacia que me cuestionara si realmente era Jade, y si así lo fuera, me incomodaba tener algo mas serio con la supuesta novia de mi mejor amigo. Intente no demostrar nada, a pesar que tuviera mi mano estrechada con la de ella. Sabía que necesitaba más tiempo para llegar a conclusiones más certeras. Disimulando mi confusión interna, respondí con un lánguido no.

-Lo siento- continúe excusándome- es importante y no me siento totalmente preparado. Dije, al fin, agarrando su mano fuertemente.

-No te preocupes- dijo indiferente, tomando la copa de vino que acababa de servirse- pasé por lo mismo y hay que, a veces, tener prioridades.

Terminamos de comer en silencio, mirándonos. Entre mas le daba vueltas en mi cabeza, mas convencido creía estar, no obstante me molestaba que ella no hiciera ninguna alusión a su pasado, mi menos demostrar que nos conociéramos.

-¿Quieres que te lleve?- me preguntó ya fuera del local.

-No, no te preocupes- respondí sintiéndome vacio. Tras el silencio de la comida y no volver a tratar ningún tema, pensé que ella estaría burlándose de mí. –Prefiero caminar para darme ánimos para estudiar. Agregue, intentando que ella no sospechara nada.

-Como tú desees- me dijo, acercándose y besándome. -Solo procura no pensar tanto.- Dijo al fin, subiéndose a su auto.

-Trataré- Dije sonriendo y sorprendido por todo lo que estaba sucediendo. Aquel “descubrimiento” estaba arruinando lo vivido con ella, que por lo demás no era mucho. Recordando citas anteriores, me percate que ella nunca había hecho alusión a su pasado. Siempre hablaba de su presente o futuro. De su acosador jefe; de sus compañeras de trabajo; de su departamento. Todo lo que ella representaba era su efímera y a veces extraña compañía. Lo que respecta a su niñez o adolescencia era un total misterio.

Mientras caminaba por las húmedas e iluminadas calles hacia mi departamento, sentí, de pronto, que una leve llovizna caía sobre mí. Me preguntaba las posibles razones por las cuales Adán se suicidó. Lo conocía muy bien y amaba lo que estaba haciendo con su vida; me resultaba ilógico que atentara contra su vida. La policía nunca entrego muchos detalles de su muerte. Sus familiares retiraron el cuerpo pero nunca pude saber donde seria enterrado. Su abrupta muerte había dejado un vacio que nunca nadie pudo llenar. Aun puedo sentir su presencia en mi departamento, pues aquellos pequeños rituales que nuestra amistad había forjado, yo los seguía realizando con la mayor naturalidad. Al ver la gran cantidad de libros que debía leer para el examen, sentí que el tiempo no me alcanzaría. Pensé en dejarlo y dar la prueba con lo que sabia, no obstante solo quedaba un año para terminar, y muchas noches se me habían ido entre cafés, cigarros y libros.

Sin darme cuenta, fueron pasando los libros, fui haciendo resúmenes, mapas conceptuales y verificando citas. Intentaba que todo lo escuchado durante las últimas semanas entrara de manera simple. A lo lejos la música acompañaba mi voraz apetito lector. De a poco, junto con los libros y la música, el tiempo dejo de tener vida, sumiéndome en un estado de inmovilidad. Después de un rato, en el cual ya no distinguía lo que leía, decidí tomar un descanso, para fumar y despejarme un poco, solo para percatar que habían pasado algo mas de dos horas. Ya el cerro de libros se transformo en una pequeña rumba.

En el balcón de mi departamento, mientras observaba los autos pasar y la gente caminando tranquilamente, habiéndose diluido la amenaza de lluvia, nuevamente comencé a cuestionarme la extraña existencia de Jade, como esta había entrado a mi vida de manera inesperada. Ambos visitábamos la misma librería casi semanalmente, por lo que su rostro me era algo familiar. Después de un tiempo intentando acercarme

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