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DEL DECIMOSÉPTIMO KARMAPA


Enviado por   •  14 de Octubre de 2014  •  Tesis  •  2.130 Palabras (9 Páginas)  •  211 Visitas

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LA REENCARNACIÓN Y EL RECONOCIMIENTO

DEL DECIMOSÉPTIMO KARMAPA

THINLEY THAYE DORJE

Por Shamar Rimpoche

Traducción: Miriam Cotes Benítez

Tomado de: Buddhism Today, Volumen 7 del 2000

El Decimoséptimo Karmapa, Thinley Thaye Dorje, nació en 1983 en el Año del Cerdo. Es el hijo mayor del Tercer Mipham Rimpoche de la escuela Nyingmapa del budismo tibetano.

El padre del Decimoséptimo Karmapa es la tercera reencarnación del Primer Mipham Rimpoche, cabeza de trece monasterios en Kham, Tíbet, y descendiente de muchas generaciones de doctores y académicos de la ciencia médica. Su madre, Dechen Wangmo, es la hija de una familia noble que desciende del Rey Gaesar de Ling. En su juventud, el Tercer Mipham Rimpoche escapó al destino que se vieron forzados a seguir muchos tibetanos que no pudieron seguir practicando su religión bajo el régimen comunista. Su maestro encontró un lugar donde ocultarse en las montañas. Allí pudieron seguir practicando el dharma. En 1982, después de que se relajó la regulación del gobierno chino sobre la práctica religiosa, Mipham Rimpoche se fue a Lhasa para contribuir a la reconstrucción de las instituciones y la práctica budista. Debido a su estrecha conexión con el Panchen Lama sus actividades fueron particularmente exitosas.

A comienzos de los 80, el yidam de Mipham Rimpoche le predijo que si se casaba daría nacimiento a varios hijos que serían grandes bodhisattvas. Al día siguiente, un grupo de peregrinos de Kham vino a verlo y entre ellos estaba Dechem Wangmo. El notó que era una mujer sencilla y suave y una practicante de Chakrasambhara** muy realizada. Cuando le propuso matrimonio ella aceptó inmediatamente.

Cuando se casaron fueron a vivir a un apartamento que les alquiló una anciana. Este apartamento está ubicado en el área de Barkhor, en Lhasa, en una calle que circunvala el famoso templo de Jokhang. Tuvieron un hijo en 1983. Cuando tenía dos años y medio, el pequeño empezó a decirle a la gente que él era Karmapa. La dueña del apartamento era una pariente lejana del Decimosexto Karmapa y lo había conocido antes de que escapara del Tíbet en 1959. El Karmapa 16 le había dicho “antes de que mueras, volveremos a vernos”. Debido al excepcional comportamiento del niño, estaba convencida de que era el Karmapa mismo. Dada su gran devoción, le ofreció a la familia que se quedaran en el apartamento sin pagar. Sin embargo, Mipham Rimpoche guardó silencio sobre su hijo esperando que resultara ser la encarnación del gran maestro Nyingma, Katog Situ Rimpoche.

Un día, a comienzos de 1985, cuando Ngorpa Lagen, un anciano y sencillo lama Sakya estaba dando vueltas alrededor del templo de Jokhang notó el rostro resplandeciente de un niño que miraba por una ventana. El niño dijo: “¿No sabes que soy Karmapa?” Sin prestarle mucha atención a la seriedad que escondían estas palabras, Ngorpa Lagen respondió: “Si es así, entonces dame una bendición”. El niño estiró la mano y tocó al lama. Después, el lama dijo haber sentido algo similar a la experiencia postmeditativa, una calma profunda y una apertura que permea la percepción de las formas y las emociones.

Unos cuantos días después de esta bendición, el lama Sakya, junto con un grupo de peregrinos que vinieron de su tierra natal, acudieron a Mipham Rimpoche para preguntarle a dónde deberían hacer su siguiente peregrinación. El lama se dio cuenta de que allí estaba, jugando en un rincón, el niño que le había dado la bendición hacía poco. Mipham Rimpoche le preguntó al grupo cuántas familias eran. Cuando contestaron “siete” el niño gritó desde el rincón “ocho”. Se vieron forzados a contar otra vez. Al darse cuenta de que el niño tenía la razón, el lama dijo que se le habían parado los pelos y que su excitación fue tan grande que le quedó difícil ocultársela a los otros.

Más tarde, a finales de su peregrinaje en 1985, Ngorpa Lagen fue a Kathmandú, Nepal, para participar en una larga ceremonia dirigida por el lama Sherab Rimpoche. Pronto, los dos lamas se hicieron amigos y Ngorpa Lagen empezó a contarle sobre su encuentro con el niño en Barkhor. Luego, lama Sherab Rimpoche y su asistente, Chopel Zangpo, partieron hacia el monasterio de Tsurphu pero primero hicieron una parada para visitar a Mipham Rimpoche en Lhasa. El niño no estaba con su padre cuando llegaron, pero lama Sherab Rimpoche preguntó si podía verlo. Cuando lo trajeron, primero se sentó en silencio al lado de su padre y luego empezó a mirar a los visitantes y a sonreír obviamente divertido. Cuando el lama Sherab preguntó por la esposa de Mipham Rimpoche, se le informó que estaba haciendo un retiro de Chakrasambhara. Más adelante, lama Sherab Rimpoche contó que durante el tiempo que pasaron allí tembló sin poder evitarlo. Tan pronto como partieron, su asistente le comentó que algo muy extraño le había sucedido mientras estaban conversando. Coincidía exactamente con lo que Sherab Rimpoche había sentido.

Esta historia me la contó Sherab Rimpoche por primera vez en 1987. Las circunstancias de ella encajaban con los informes que me había traído antes desde Lhasa. En octubre de 1986, Chobje Tri Rimpoche me había alertado sobre el hijo de Mipham Rimpoche y me había mostrado una foto del niño.

Entre 1981 y 1984 Tai Situ Rimpoche, Kongtrul Rimpoche, Gyaltsab Rimpoche y yo (es decir, el comité de regentes instaurado por el difunto Secretario General del Karmapa, Dhamcho Yongdu, para encontrar a Karmapa 17), nos reunimos varias veces para unir nuestros esfuerzos y reconocer dicha reencarnación. Aunque Dhamcho Yongdu no tenía autoridad suficiente para nombrar este comité, al principio acepté por cortesía. Sin embargo, rápidamente empecé a darme cuenta de que las reuniones se politizaban cada vez más y que las decisiones que se tomaban en ellas jamás se llevaban a cabo, contrariamente a lo que habían prometido los otros regentes. En lugar de ello, se tomaban otros cursos de acción sin previo aviso al pleno del comité. No me quedó más alternativa que empezar a actuar en forma independiente y silenciosa, en mi capacidad como Shamarpa, y mientras fui miembro del comité traté de convencer a los otros regentes de los puntos de vista que yo sostenía. Después de todo y de acuerdo con la práctica que se ha hecho durante siglos, es Shamarpa el que tiene el poder para identificar y reconocer las reencarnaciones de Karmapa.

En 1988 emprendí mis propias investigaciones para determinar si el hijo de Mipham Rimpoche era el auténtico Karmapa. En primer lugar,

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