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DIOS ES BUENO


Enviado por   •  19 de Marzo de 2014  •  1.308 Palabras (6 Páginas)  •  224 Visitas

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él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

15- Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,

16- y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.

17- Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?

18- ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?

19- Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Diez leprosos son limpiados

Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, para una descripción de la lepra. Estos no podían entrar en los pueblos, pero frecuentemente se encontraban cerca de las puertas mendigando pan.

Dice Juan 4:9 que “judíos y samaritanos no se tratan entre sí”, pero estos diez leprosos estaban unidos en su miseria. En un sentido todos los afligidos son “hermanos”, reducidos al mismo nivel.

-- los cuales se pararon de lejos – Porque estaban inmundos

Lev. 13:45; Núm. 5:2; 2 Reyes 15:5.

Esto bien ilustra cómo el pecado hace inmundos a todos. Estaban aislados. El pecado nos separa de Dios

(Isa. 59:1, 2).

y alzaron la voz, (era difícil hacer esto, porque la lepra hizo daño a la voz) diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! – Probablemente sabían del leproso de 5:12 y tal vez otros (Mat. 11:5).

No era necesario especificar lo que querían porque su condición era muy obvia; no simplemente pedían pan. Alzaron la voz para pedir ayuda porque creían que Jesús les podía limpiar de la lepra. No lo hicieron en voz baja. Alzaron la voz como hombres desesperados, pues no había remedio humano para esa aflicción

(2 Reyes 5:7).

Cuando él los vio, (Jesús siempre estaba listo a sanar) les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes

(Lev. 13:1-6; 14:1-32; Luc. 5:14).

Ya fueron limpiados de la lepra por Jesús, pero era necesario que el sacerdote los examinara y darles un certificado de su limpieza legal, para que pudieran volver a sus familias.

-- Y aconteció que mientras iban (mostrando su fe por su obediencia, Sant. 2:18), fueron limpiados. –Si no hubieran ido como Jesús mandó, no habrían recibido la limpieza. Así fue con Naamán el leproso sirio. Si no hubiera descendido al Río Jordán, según el mandamiento del profeta Eliseo, no habría sanado de su lepra (2 Reyes 5:10-14). De la misma manera somos limpiados del pecado al cumplir con el mandamiento de Jesús (Mar. 16:16; Hech. 2:38).

Si estos leprosos hubieran sido instruidos por muchos pastores y evangelistas sobre la “fe sola”, habrían tenido un debate allí en el camino sobre la necesidad de “ir”. Bien podrían haber argumentado, “Pero, no conviene eso, porque no seremos limpiados por obras sino por la fe sola. Mejor quedarnos parados aquí en el camino simplemente creyendo en Jesús para que desaparezca la lepra, y luego como señal de nuestra limpieza podemos ir”. Si esto no suena razonable, ¿por qué se cree razonable, lógico y bíblico, enseñar que cuando Jesús manda el bautismo para ser salvos (Marcos 16:16) o para tener los pecados perdonados (Hech. 2:38), no debe ser obedecido? ¿Cuál es la diferencia entre el “ir” y el “bautizarse”? Si el ir no es obra, tampoco lo es el bautismo.

17:15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, -- El

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