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Don De Sabiduria


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  871 Palabras (4 Páginas)  •  343 Visitas

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Don de Sabiduría

La sabiduría es la más alta perfección de la razón y, como don del Espíritu Santo, perfecciona también la fe, ya que no solo asiente a la verdad divina sino que juzga conforme a ella. Es un gusto especial por todo lo que es espiritual, por todo lo que se refiere a Dios o al bien de las almas. Este don que nos fue regalado desde el día del bautismo y se va aumentando si lo pedimos rezando, nos hace saborear con simpatía las verdades divinas. Nos hace apreciar los atributos divinos por ejemplo: que Dios es Creador, Redentor, Santificador. No es un sentimentalismo, sino una convicción. Nos identifica el pecado, nos recuerda nuestro deber, nos recuerda la infidelidad a Dios. Da una experiencia sabrosa de lo sobrenatural. Quita los motivos humanos al obrar. Hace que ya no obremos por ser admirados o porque nos agradezcan o estimen, sino solamente para que Dios quede contento. Jerarquiza las aficiones: ya no se le da el primer puesto a las aficiones terrenas ni a los gustos del cuerpo sino a lo sobrenatural, a las cualidades del alma. Esta sabiduría es aquella de la cual dice la Santa Biblia: La Sabiduría vale más que todos los objetos preciosos y nada hay que se la pueda comparar. (Proverbios 8, 11). El don de sabiduría hace que sea muy agradable orar. Hace que la persona goce en la oración, y encuentre verdadero gusto en la lectura de buenos libros especialmente en la sagrada Biblia. Da disgusto por todo lo que sea pecado y egoísmo. Quita la simpatía por lo prohibido por Dios y da una gran antipatía por lo pecaminoso. Por este don los santos preferían mil veces la muerte que cometer un pecado.

El Santo Papa Francisco: dijo en su catequesis general que en las Escrituras se relata que Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel, había pedido el don de la sabiduría. He aquí que la sabiduría es precisamente esto: es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios, es simplemente esto, es ver el mundo, ver las situaciones, las coyunturas, los problemas con los ojos de Dios. Algunas veces nosotros vemos la cosa según nuestro gusto o según la situación de nuestro corazón, con amor, con odio o con envidia. Y no, este no es el ojo de Dios.

Y obviamente que este don viene de la intimidad con Dios, de la relación de hijos con el padre. Y el Espíritu Santo cuando tenemos esta relación nos da el don de la sabiduría. Y cuando estamos en comunión con el Señor, el Espíritu Santo es como si transfigurase nuestro corazón y le hiciera percibir todo su calor y su predilección. El Espíritu Santo hace entonces al cristiano una persona "sabia". En un Comentario a la Primera Epístola de San Pablo a los Corintios Santo Tomás expone nueve condiciones para ser sabio. Conviene tomar nota de ellas:

1. La humildad, para evitar la soberbia y la hinchazón.

2. La sobriedad, sin orgullo ni presunción.

3. La certidumbre, para no instalarse en una eterna duda.

4. La verdad, huyendo del error.

5. La sencillez, sin engaño.

6. La sanidad; es decir, el saber unido al amor y a la caridad.

7. La servicialidad, poniendo el propio saber a servicio del prójimo.

8. La liberalidad, sin ser tacaños a la hora de comunicar la ciencia.

9. Las buenas obras, que hacen eficaz el saber.

Esto, sin embargo, no en el sentido de que tiene una respuesta para todo, que lo sabe todo. El corazón del hombre sabio en este sentido tiene el gusto y el sabor de Dios. Todo en ellos habla de Dios y se convierte en un signo hermoso y vital de su presencia y de su amor. Y esta es una cosa que no podemos improvisar, que no podemos obtener de nosotros mismos: es un don que Dios da a los que se hacen dóciles al Espíritu Santo. Y nosotros tenemos dentro, en nuestro corazón, al Espíritu Santo; podemos escucharlo o, podemos no escucharlo. Si escuchamos al Espíritu Santo, Él nos enseña este camino de la sabiduría, nos regala la sabiduría que es ver con los ojos de Dios, escuchar con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. Esta es la sabiduría que nos regala el Espíritu Santo, y todos nosotros podemos tenerla. Sólo tenemos que pedirse a Él.

Deseo finalizar, haciendo referencia de Louis-Marie Grignon de Montfort fue un teólogo, sacerdote misionero – fundador de los Predicar Apostólico y escritor francés, en uno de sus escrito dice: «El mejor medio y el secreto más maravilloso para adquirir y conservar la divina Sabiduría es una tierna y verdadera devoción a la Santísima Virgen» (203). «Ella es el imán que atrajo la Sabiduría eterna a la tierra para los hombres, y la sigue atrayendo todos los días a cada una de las personas en que [por su devoción] Ella mora. Si logramos tener a María en nosotros, fácilmente y en poco tiempo, gracias a su intercesión, alcanzaremos también [del Espíritu Santo] la divina Sabiduría» (212).

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