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ERES MENOSPRECIADO


Enviado por   •  14 de Mayo de 2014  •  1.506 Palabras (7 Páginas)  •  200 Visitas

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¿ERES MENOSPRECIADO?

Cuando pensamos en David, enseguida nos viene a la mente las limitaciones. He aquí un hombre que logró grandes éxitos y lo hizo hasta lo más alto. Era un gran guerrero y el más extraordinario de los reyes. Sin embargo, hubo muchos que nunca vieron su potencial. En su juventud, no tenía la apariencia de un guerrero ni de un rey. Era el menor de su familia y como un muchacho no recibía el apoyo de los que le rodeaban. Las extraordinarias batallas de David en sus primeros años no fueron contra el oso ni el león que mataba mientras protegía las ovejas de su padre. Sus mayores obstáculos se los crearon las personas que trataron de ponerle limitaciones. Mira cómo otros vieron y consideraron a David:

Isaí pensó que no tenía el potencial de rey

¿Eres uno de los que sienten el dolor de tener un padre que no cree en ti? David conoció ese dolor. El padre de David, Isaí, se entusiasmó mucho cuando supo que el profeta Samuel venía a ungir a uno de sus hijos para ser el próximo rey de Israel. Debió haber hablado con su esposa por horas, considerando las buenas cualidades que poseía cada uno de sus hijos. Ellos probablemente no durmieron esa noche por estar pensando en esto. ¿A quién escogería Dios?, se preguntaban.

Cuando Samuel llegó a la casa de Isaí para ungir a uno de los muchachos, Isaí puso en fila los que según él tenían potencial para ser rey. Estaban todos los hijos... excepto David. Incluso, Isaí ni se molestó en llamar a David que estaba en el campo. Y al principio, el profeta pensaba igual que Isaí. Juzgó a los hijos basándose en quién tenía el aspecto de rey. Sin embargo, Dios tenía otra cosa en mente. Las Escrituras señalan:

"Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab [el hijo mayor de Isaí] y pensó: Sin duda que este es el ungido del Señor. Pero el Señor le dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón" (1 Samuel 16:6-7).

Isaí hizo desfilar siete hijos ante Samuel, pero Dios no escogió a ninguno de ellos. Dios quería a David, el único con corazón. ¿No es confortante saber que Dios nos valora por lo que somos en verdad, aun si nuestra familia no lo hace?

Los hermanos de David pensaban que no tenía el potencial de guerrero

David experimentó un rechazo similar de sus hermanos. Cuando Israel fue a la guerra contra los filisteos, tres hermanos de David se convirtieron en soldados del ejército israelita. David se quedó en casa para cuidar los rebaños de su padre. Y cuando Isaí envió a David al campo de batalla para que les llevara alimentos a sus hermanos y les trajera noticias de ellos a su regreso, sus hermanos lo despreciaron, sobre todo cuando David mostró interés en pelear con Goliat cuando todos los soldados lo temían. La Biblia dice que su hermano Eliab se puso furioso y dijo: "¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!".(1 Samuel 17:28). Sus hermanos vieron en él nada más que un muchacho vagabundo, pero era en realidad un hombre con una misión.

El rey Saúl pensó que no tenía el potencial de campeón

Cuando el rey Saúl escuchó que había alguien en el campamento que estaba deseando pelear con Goliat, lo mandó a buscar. Sin duda, esperaba a un curtido veterano que se enfrentara al guerrero filisteo de casi tres metros de altura. Quien entró fue nada más que un muchacho pastor, diciendo:

"¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él".

La respuesta de Saúl revela su escepticismo: "¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! — replicó Saúl—. No eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida" (1 Samuel 17:32-33). Saúl pensó que David no tenía madera de campeón, que no estaba apto para esa tarea. Para compensar los defectos que percibía el rey en David,

Saúl trató de ponerle a David su armadura real. (Por qué no, ¡Saúl no la usaba para nada!) Aunque, por supuesto, la armadura de un hombre alto y maduro guerrero como Saúl no le servía a un muchacho como David y se la tuvo que quitar. David no le permitió a Saúl que lo detuviera por sus pocas

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