LA CONVERSIÓN Tras la dura prueba hay una gran bendición

LA CONVERSIÓN

Tras la dura prueba hay una gran bendición

      Popularmente se dice que después de la tormenta viene la calma, y parece ser esto cierto, pero no en su totalidad ¿y porque será? No todas las tormentas son de igual intensidad ni duran el mismo tiempo, hay tormentas que parecen ahogarnos en un mar de profundo dolor, tristeza y desesperanza, donde no hay escapatoria alguna, pero lo cierto es que toda tormenta, toda calamidad tienen un propósito en nuestro vida, dirá el Padre Pio al respecto “Las tormentas que nos asolan, resultan ser para la gloria de Dios, nuestro propio merito y para el bien de muchas almas”

      Hay quienes alaban y bendicen la prueba, porque es quien les hace volver la mirada al cielo, llevando las luchas a lo alto por medio de la oración. En otras palabras las tempestades carnales e incluso espirituales siguen por fin reconciliarnos con el Dios que está en lo alto,  pero para ello es necesario renacer en el espíritu, es decir, es necesario que muera el hombre viejo, haciendo a un lado los vicios, y todo aquello que nos aparta del bien, porque poco a poco el mal carcome, corroe, mata y destruye  el alma y es precisamente esta esencia lo que hace vivir en las tinieblas.

    Al atender y reflexionar sobre el pensamiento inicial “Tras la dura prueba hay una bendición”, podremos detallar un conjunto de implicaciones entre ella encontraremos que  solo cuando aprendamos de la prueba, es que esta cesara y  alcanzaremos ver la bendición, antes no. Es esta la razón porque hay tormentas que duran y son más intensas que otras. Por  lo tanto está en nosotros decidir cuándo aprender de ellas, y aprender de ella significa morir a nosotros mismos y hacer la voluntad del Padre…  

    Hermano en Cristo solo me queda decir que resistas con paciencia la adversidad, hasta que logres aprender de ella, mientras reaviva tu fe, abrazando la oración y la cruz del señor  

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