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La Bendición De Jehová Sobre Nuestra "tierra"


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2012  •  413 Palabras (2 Páginas)  •  554 Visitas

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EL AGUA es un líquido extraordinario. Toda la vida física depende de ella. Ninguno de nosotros podría vivir mucho tiempo sin agua. También la necesitamos para limpiar, pues disuelve y se lleva la suciedad. Por esa razón la utilizamos para lavarnos el cuerpo y para lavar la ropa e incluso los alimentos. Hacerlo puede salvarnos la vida.

2 En la Biblia el agua se usa para representar las provisiones espirituales de Jehová para la vida (Jeremías 2:13; Juan 4:7-15). Estas incluyen la limpieza de su pueblo mediante el sacrificio de rescate de Cristo y el conocimiento de Dios que encontramos en su Palabra (Efesios 5:25-27). En la visión del templo de Ezequiel, el río milagroso que sale del templo simboliza esas bendiciones vivificantes. Pues bien, ¿cuándo fluye ese río, y qué significa para nosotros hoy día?

Fluye un río en una tierra restaurada

3 El pueblo de Ezequiel, cautivo en Babilonia, estaba muy necesitado de las provisiones de Jehová. ¡Cuánto animó, por tanto, a Ezequiel ver un chorrillo de agua que nacía en el santuario y salía fluyendo del templo de la visión! Un ángel mide la corriente a intervalos de 1.000 codos. Su caudal va aumentando hasta llegar primero a los tobillos, luego a las rodillas y más adelante a las caderas, convirtiéndose finalmente en un torrente que hay que cruzar a nado. Este río produce vida y fertilidad (Ezequiel 47:2-11). A Ezequiel se le dice: “Junto al torrente subirán, a lo largo de su margen en este lado y en aquel lado, toda suerte de árboles para alimento” (Ezequiel 47:12a). Cuando el torrente desemboca en el mar Muerto, un cuerpo de agua inerte, surge la vida. Medran los peces y florece una industria pesquera.

4 Esta hermosa profecía tal vez recordó a los judíos desterrados una predicción escrita más de dos siglos antes: “De la casa de Jehová saldrá un manantial, y tendrá que regar el valle torrencial de los Árboles de Acacia” (Joel 3:18). La profecía de Joel, igual que la de Ezequiel, predice que un río manaría de la casa de Dios, el templo, y llevaría vida a una región árida.

5 La Atalaya ha explicado durante mucho tiempo que la profecía de Joel se está cumpliendo en nuestros días. No cabe duda, entonces, de que lo mismo ocurre en el caso de la visión de Ezequiel, que es parecida. En la tierra restaurada del pueblo de Dios hoy día, tal como en el antiguo Israel, sin duda han fluido las bendiciones de Jehová.

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