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La Creación


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  1.116 Palabras (5 Páginas)  •  183 Visitas

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La Creación

En el principio se halla Dios, totalmente perfecto, sin otro origen ni motivo que su mismo ser, Él existe en sí. Por esta razón, el texto dice “en el principio”, no trata del origen de Dios sino del origen de la cosmogonía.

El primer signo de Dios como Espíritu, se ve en el calor de la respiración que llena a los hombres y al mundo donde se expanden, “…las tinieblas cubrían el abismo y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas…”. De esta manera, se presenta Dios como potencia engendradora y también como fuerza creadora. Así, su Espíritu va delimitando un espacio de vida y realidad. Dios nombra a las cosas y las cosas surgen una a una.

La historia de Israel y su tradición profética destacan este aspecto de la creación. Ya que, Dios no crea al mundo por necesidad ni de manera ciega, lo hace porque sabe lo que hace y lo que quiere.

Entonces, es a la vez Espíritu y Palabra, cercanía y distancia, vida y voz de existencia. Es el Señor, el que manda, y tiene autoridad sobre el cielo y la tierra, donde se sitúan las relaciones de alianza y se establecen los hombres. Como amigo dirige los caminos que llevan al futuro, y así se vincula para siempre con su pueblo, preocupándose como un padre por sus hijos, los ayuda en el camino y los dirige a la madurez.

Lógicamente, ese Dios que guía y acompaña ofrece al hombre normas de existencia. Él nos muestra una Ley para realizarnos y avanzar en el camino de la historia. Es compañero, pues se encuentra constantemente en el trayecto de su pueblo, al que conduce y acompaña en el camino de la alianza. Permanece con ellos interpretándoles y enriqueciéndoles, por eso, creer en dios supone comprometerse a recibirlo en fidelidad y responder en transparencia.

En los aspectos fundamentales de la religión israelita, dios se ve revelado como único Señor de su pueblo, y su pueblo está llamado a responder con gesto de amor comprometido y confiado. Dios no se le impone por la fuerza, no produce miedo, ni les exige con violencia, por eso, la revelación del Señor se encuentra abierta, nunca la podemos conocer del todo, descubrimos su misterio a medida que oímos su palabra y caminamos con amor junto a Él. Solo así descubriremos que todos los restantes dioses de este mundo, han sido fruto de una mentira.

Los ídolos no ofrecen compañía, no avanzan, sino que le cierran a los hombres sus caminos. Solo Dios verdadero sabe el futuro y anuncia al hombre su verdad. Este es el Dios compañero y salvador que sigue desvelándose en forma de conciencia y libertad, allí donde los hombres se hallan perdidos por la fuerza de la tierra que ellos mismos han edificado con sus malas obras. Ellas las llevan a cometer errores de idolatría cósmica, cuando endiosan los elementos de este mundo, y a veces hasta sus propias acciones.

De esta forma, vemos que el gran problema no está en el ateísmo sino en la idolatría. El riesgo no está en negar a Dios, sino en tomarlo de manera equivocada, identificándole con el mundo, o con los productos de la acción humana.

Los seres humanos, debemos aprender a contemplar y mirar el mundo con ojos transparentes, de modo que en el fondo de las cosas

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