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Pneumatología


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2011  •  2.085 Palabras (9 Páginas)  •  373 Visitas

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Introducción

El Espíritu Santo es una persona real que vino a vivir dentro de los verdaderos seguidores de Jesucristo después de que Jesús resucitara de la muerte y subió a los cielos (Hechos 2). Jesús dijo a sus discípulos...

El Espíritu Santo no es superficial ni una sombra celestial, tampoco una fuerza impersonal. Es una persona igual del mismo modo que Dios el Padre y Dios el Hijo. Es considerado el tercer miembro de la trinidad. Jesús dijo a sus apóstoles... Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y todas las cualidades divinas atribuidas al Padre y al Hijo, son igualmente atribuidas al Espíritu Santo. Cuando una persona nace de nuevo por creer y recibir a Jesús (Juan 1:12-13; Juan 3:3-21), Dios habita en esa persona a través del Espíritu Santo (1ª Corintios 3:16). El Espíritu Santo tiene intelecto (1ª Corintios 2:11), emoción (Romanos 15:30), y voluntad propia (1ª Corintios 12:11)

La función principal del Espíritu Santo es ser el testigo de Jesús (Juan 15:26; 16:14). Él habla a los corazones de la gente la verdad de Jesús. El Espíritu Santo además actúa como maestro de los cristianos (1ª Corintios 2: 9-14). Les revela la voluntad de Dios y la verdad de Dios. Jesús dijo a sus discípulos...

El Espíritu Santo ha sido dado para vivir dentro de quienes creen en Jesús, con la función de reflejar el carácter de Dios en la vida de un creyente. De forma que no podamos hacerlo a nuestra manera, el Espíritu Santo impartirá en nuestras vidas amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Por encima de intentar ser amado, paciente, amable, Dios nos pide que dependamos en Él para que reflejemos estas cualidades en nuestras vidas. De esta manera, los Cristianos lo llaman vivir en el Espíritu (Gálatas 5:25) y ser llenados con el Espíritu Santo (Efesios 5:18). Y el Espíritu Santo da las fuerzas a los cristianos para cumplir las tareas o misiones ministeriales que dan lugar al crecimiento espiritual en los Cristianos (Romanos 12; 1ª Corintios 12; Efesios 4)

 Hechos 16:6-7 Y atravesaron la región de Frigia y de Ga lacia, habiéndoles prohibido el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.

Debemos prestar especial atención a dos títulos divinos que aparecen en los versículos 6 y 7: el Espíritu Santo y el Espíritu de Jesús. El Espíritu de Jesús y el Espíritu Santo, mencionado en el versículo precedente, se usan de modo intercambiable, lo cual revela que el Espíritu de Jesús es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es un título general del Espíritu de Dios en el Nuevo Testamento; mientras que el Espíritu de Jesús es una expresión particular acerca del Espíritu de Dios, y se refiere al Espíritu del Salvador encarnado, quien como Jesús, pasó por el vivir humano y la muerte de cruz. Esto indica que el Espíritu de Jesús no sólo contiene el elemento divino de Dios, sino también el elemento humano de Jesús, con los elementos de Su vivir humano y de Su muerte.

El título “Espíritu Santo” se menciona por primera vez en la Biblia en relación con la concepción del Señor Jesús. Este título comenzó a usarse en el momento de alistar el camino para la venida de Cristo, y de preparar un cuerpo humano para Él, a fin de dar inicio a la economía neotestamentaria (Lc. 1:15, 35; Mt. 1:18, 20). [Así que,] el Espíritu Santo se relaciona con la encarnación y el nacimiento de Cristo.

En Hechos 16:7, Lucas pasa a hablar del Espíritu Santo al Espíritu de Jesús. El Señor Jesús como hombre primero llevó una vida humana y luego fue crucificado. Después, resucitó y ascendió a los cielos, y fue hecho Señor y Cristo. El Espíritu Santo solamente incluye los elementos de la encarnación y nacimiento del Señor Jesús, pero el Espíritu de Jesús abarca Su humanidad, vivir humano, muerte, resurrección y ascensión.

 1 Corintios 12:7-8: Pero a cada uno les da la manifestación del Espíritu para provecho. Porque esta es dada por el Espíritu palabra de Sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu.

Pablo identifica un don espiritual como una habilidad sobrenatural concedida por el Espíritu Santo a una persona, no como a la exaltación de una habilidad natural. Así, cada don es una manifestación del Espíritu, es decir, una evidencia visible de su actividad. El Espíritu Santo derrama sus dones según su voluntad de acuerdo con la ocasión, desde el punto de vista divino. Estos nueve dones evidencian la variada distribución que requiere la plena manifestación del Espíritu: La palabra sabiduría consiste en una expresión espiritual que brota en un momento determinado por el Espíritu, revelando de forma sobrenatural la mente, el propósito y las vías de Dios aplicadas a una situación específica. La palabra de ciencia es una revelación sobrenatural de información sobre una persona o un acontecimiento, dada con un propósito concreto, que usualmente tiene que ver con una necesidad inmediata. El don de fe representa una forma única de fe que va más allá de la simple creencia o fe salvadora. Consiste en una confianza sobrenatural que no alberga la más mínima duda en torno al asunto de que se trate. Los dones de sanidades son aquellos mediante los cuales Dios concede sanidad por el Espíritu. El plural sugiere que de la mi manera que existen muchos males y enfermedades, hay dones relacionados con la cura de variados desórdenes. El don de hacer milagros es una manifestación de poder que sobrepasa la acción ordinaria de la ley natural.

 Isaías 63:10: Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó Contra ellos.

Su santo espíritu: Estos versículos contienen tres referencias a la obra del Espíritu Santo en el éxodo de Israel de Egipto; una obra de salvación, de guía y de consuelo.

 Romanos 8:11: Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

Romanos 8:11 Nos recuerda vez tras vez de las bendiciones de tener el Espíritu Santo viviendo en nosotros, los hijos de Dios.

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