Solos ante Dios

                                                        “SOLOS ANTE DIOS”

                                    Reformas religiosas y Guerra, 1500-1648

        “Empleaban tornillos, que fabricaban ingeniosamente, para torturar a los campesinos, como si quisieran quemar brujas…Colocaban a uno de los campesinos capturados en el horno, y encendían dentro una hoguera”.  Esta aterradora descripción de la guerra en Alemania caracteriza un período de la historia europea en el que muchos inocentes sufrieron una muerte horrible.  Los gobernantes enfrentaron sus ejércitos en un intento por adquirir nuevos territorios y aumentar su poder, y esos ejércitos, que luchaban con nuevas armas, desencadenaron una miseria inexpresable.  

        Al mismo tiempo, por toda Europa empezaron a propagarse nuevas ideas sobre la forma de rendir culto a Dios; reformadores religiosos introdujeron una revolución intelectual que no sólo alteraría la manera en que las personas veían su relación con Dios, sino que también definiría nuevamente sus ideas sobre la sociedad, la política y la naturaleza misma de los seres humanos.  Pero, mientras los monarcas enfrentaban la diversidad religiosa que bullía en el interior de sus países, la violencia aumentó: estallaron guerras civiles por motivos religiosos que llevaron este período a un sangriento fin.  

        De esta conmoción surgió una reforma, muchos hombres y mujeres que habían sobrevivido al derramamiento de sangre de la guerra murieron por sus creencias.  Occidente había cambiado irrevocablemente, pero al costo de mucha sangre inocente.  

        En 1520 dos de los reyes más poderosos de Europa se reunieron en Francia para realizar un torneo y discutir asuntos del Estado, porque en la complicada política del siglo XVI, todos los reyes buscaban más poder.  Francisco I (r.1515-1547) de Francia había invitado a Enrique VIII (r.1509-1547) de Inglaterra a su corte para buscar una alianza contra su poderoso enemigo, el sacro emperador romano Carlos V. Francisco esperaba impresionar a Enrique con su extravagante riqueza, pero su ostentoso despliegue sólo generó más rivalidad.  Los reyes, sus seguidores, e incluso sus caballos, llevaban ropajes hechos de hilos de plata y oro.  Seda y oro decoraban los muros del palacio francés e incluso las tiendas de los terrenos del palacio que brindaban sombra al sol de mediodía.  A la reunión se le denominó el “Campo de los Ropajes de Oro”.  Toda esa opulencia realzó el carácter del siglo XVI; había dinero para gastar, y los reyes pensaban que el exceso compraba poder.  

                                                Choque de dinastías, 1515-1555

        Los reyes de Francia e Inglaterra regían sobre Estados fuertes y unificados, pero a comienzos del siglo XVI, los Estados-naciones no eran necesariamente el sistema político ideal.  De hecho, los reyes buscaban extender aún más su alcance y adquirir imperios multinacionales como el del sacro emperador romano Carlos V(r. 1519-1556).  Ignorando consideraciones de una cultura común o las dificultades de mantener imperios grandes, cada rey creía simplemente que cuanto más grande, mejor.

                                                  Monarcas ávidos de tierras

        Carlos V era nieto de Fernando e Isabel de España.  Gracias a los prudentes matrimonios dinásticos de sus ancestros, había heredado un extenso imperio multinacional.  El mapa 11.1 muestra los territorios Habsburgo de Carlos V, que incluían los Países Bajos, España y tierras en Austria, y resalta todas las batallas para señalar cuánto predominó la guerra en su reinado.  El mapa también muestra el extenso imperio de los turcos otomanos que amenazaban a Carlos por el oriente.  El mapa 11.2 muestra el avance del imperio Otomano en el siglo XVI e indica porqué los europeos occidentales se sentían amenazados por el creciente poder de los musulmanes.  

        En 1521 los turcos remontaron el valle del Danubio y tomaron Belgrado y Hungría, sembrando el pánico en Europa central.  Hacia 1529 se encontraban junto a las murallas de Viena, núcleo de las tierras de los Habsburgo austriacas.  Al mismo tiempo, los barcos turcos demostraron ser tan eficaces en el Mediterráneo oriental que todos los gobernantes occidentales se preguntaban cómo podrían conservar su parte del lucrativo comercio marítimo en esa área.  Pero para Carlos V en particular, el imperio Otomano se había convertido en una presencia perturbadora en Oriente mientras él luchaba por expandir su imperio en Occidente.  Todos esos monarcas tuvieron que lidiar con nuevas complejidades en sus aparentemente incesantes luchas mutuas, porque la escala de la guerra aumentaba, y las antiguas reglas ya no tenían valor.

                                              Las cambiantes reglas de la guerra

        Los caballeros montados de la Edad Media estaban siendo reemplazados por la infantería, y en el siglo XVI eso ya era un hecho.  La razón primaria para este cambio fue la tecnología militar.  Hacia 1500, los europeos habían mejorado las poco confiables armas de fuego de la Guerra de los Cien Años.  Ahora, armas de fuego con cañones de cincuenta pulgadas de largo daban a los tiradores un buen grado de poder y exactitud, y pronto los españoles desarrollaron el mosquete, un fusil de seis pies de longitud que podía disparar balas de plomo hacia una distancia de 200 yardas.  

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