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A puro pulso


Enviado por   •  3 de Junio de 2013  •  Informes  •  3.458 Palabras (14 Páginas)  •  422 Visitas

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A puro pulso

El primer caso es el de una barranquillera que fabricó esmaltes para uñas en ollas de cocina y ahora cuenta con más de mil empleados y su marca ha sido patrocinadora de Miss Universo. Ella cuenta que empezó siendo requintera de las monjas por que estudio en un colegio católico y empleada de su hermana por que a corta edad le toco vivir con ella ya que su madre viajaba muy seguido para mantenerla a ella y su otro hermano. Empezó a trabajar en una empresa de cosméticos de unos amigos de su cuñado por que él ya se había cansado de mantenerla empezó siendo secretaria y termino siendo gerente, administradora, pagadora, jefe de personal, y despachadora todo desde su puesto de secretaria, hasta que la empresa cayo en banca rota y con todo el conocimiento y experiencia aprendida se presento en otra empresa propietaria de los Ramírez Ángel llamada revlon a la cual fue aceptada como jefe de importaciones está también quebró y desde ahí decidió con su esposo (el que conoció en una de las empresas en las que trabajo) unir cesantías y montar un “chuzo”, donde vendían jabones, vendas, vaselinas y chucherías…etc.

Y de negocio en negocio propio y de problema tras problema logro el mayor reconocimiento en el maquillaje JOLIE DE VOGUE y que a pesar de que la empresa queda en Soacha tiene sucursales en casi todo el mundo y sigue siendo una señora llena de vida y con un esposo él de toda la vida que la acompaña en todo momento y como dice ella hasta la muerte.

El segundo es el caso del mayor fabricante de colchones en Colombia perdió a su padre antes de nacer y recorrió toda una gama de oficios hasta aprender a fabricar colchones e inventar una máquina para los resortes. Siete meses antes de nacer, su padre fue asesinado. Su mamá, analfabeta y pobre, tuvo que ver por él. Sin embargo, desde muy niño se puso a trabajar. Fue ayudante de panadería, carpintería, tapicería, aprendió a hacer colchones y desarrolló esta profesión hasta crear Colchones Eldorado, actualmente líder en el ramo a nivel nacional.

El dice que despertaba a diario al mundo, al lado de su viejita ignorante, que le tocaba bandearse la vida en el campo. Conseguía fincas, criaba gallinas, vendía huevos, de la pasaba de Ciénaga a Ramiriquí y las veredas de los alrededores haciendo pequeños negocios y cositas. Su pobre madre, los dos solos. Así empezó su vida, que fue supremamente hermosa. Vivió esos años, de juventud entre el aire puro, el amanecer limpio, rodeado de naturaleza fragante y frondosa, con buena comida, nutritiva, variada, y que con los años tuvo el afecto de tres tíos que eran adinerados, quienes empezaron a protegerlo y a quererlo mucho.

Lo mejor para un boyacense es ser empleado del gobierno departamental, en lo que sea. Ser miembro de la burocracia local le da importancia, así se quede ahí toda la vida y después pase una vejez apretada por depender de una pensión miserable.

En Bogotá. Le dio por aprender pintar muebles, oficio que lo mantenía muy sucio, porque los pintores siempre andan untados de laca, de tapón, de muchos productos. Hasta que empezó a ver que el tapicero llegaba elegante, bien vestido, peinado, de corbata, zapatos lustrados, pendía su saco de una puntilla, se ponía el overol, trabajaba, cuando terminaba se lavaba las manos, se quitaba el overol, tomaba su saco y se iba impecable a casa, como había llegado. Empezó a mirar a los tapiceros con admiración. Se sentaba en los momentos libres a mirar lo que hacían, como cortaban la tela, ponían los resortes, le echaban paja de relleno, cubrían el mueble. Hasta que consiguió hacerse tapicero, por una razón tan simple como que le gustaba vestir bien, llevar camisas Mc Gregor, sentirse persona decente, así tuviera que ser tapicero, reemplazar a un pintor que faltaba al trabajo, seguir cargando madera, ser todero.

Comenzó a hacerse amigo de los colchoneros. Salía a comer alguna cosa, pan con gaseosa y salchichón o lo que fuera, volvía rápido y en el tiempo de horario de almuerzo que le sobraba se iba de comedido a ayudarles a los obreros de los colchones, a instruirse sin que ellos se dieran cuéntala. Después se independizó gracias a Su patrón el señor Luis Zarate que fue quien le propuso que pusiera una Fabriquita de colchones, que iniciaron en sociedad en el año 1955, con un capital de $35 y que comenzó haciendo él solo un colchoncito a la semana. Ahora genera 150 empleos directos e indirectamente más de 600. Está produciendo 150 colchones diarios, es decir 4.500 al mes. Empezó de arrimado en el taller de muebles de un amigo, hoy tiene cuarenta sucursales salpicadas por toda la geografía nacional. Ese fue el inicio de lo que hoy es colchones Eldorado, orgullo de la industria auténticamente colombiana y experta en el arte y la ciencia del buen dormir.

A lo largo de su vida Gumercindo tuvo que ser humilde y deseoso de aprender. Entendió que cuando se cumple la palabra en un compromiso se cumplen horarios y atiende la autoridad en el caso laboral; sus deseos de ser el mejor en todo no por egocentrismo ni por prepotencia si no por superación; descubrió que el chisme y la mentira no traen nada bueno; que se pueden tener amigos sir ser soso ni dejarse de los demás; aprendió a valorar que a veces es más importante aprender lo que a uno le gusta que ganar dinero, enfoco todas sus energías en adquirir conocimientos, ya que todo lo que en la vida se presenta es porque algún día se va a necesitar; obtuvo carácter y sabiduría para tomar una decisión, a través de errores pero no vanos.

El tercero. Propietario de una de las mayores empresas de taxis con radioteléfono fue él mismo taxista y luego de dificultades logró su cometido alrededor del cual ha prosperado un pequeño conglomerado.

Siendo chofer de taxi, solicitó señal del Ministerio de Comunicaciones. Dos años después se la adjudicaron. Inició sus operaciones en el solar de la casa de su mamá en el barrio Modelo, al pie del Salitre en Bogotá, con una torre de recepción de doce metros hecha con desperdicios, alambres, varillas, latas por un valor de cuatro mil pesos en el año. Hoy tienen 22 mil automotores afiliados a su empresa, diez mil de los cuales reciben el servicio de radioteléfono, del famoso 2111111. También fundó otras empresas afines.

Nació en La Uvita, al norte de Boyacá, de una familia medianamente acomodada, dedicada al comercio, la ganadería y la agricultura. Tenía once años de edad cuando murió su padre y como todos eran tradicionalistas y religiosos, decidieron mandarlo al seminario de Chita, también en Boyacá, para que se formara como sacerdote. El, séptimo de diez hermanos, tres hombres y siete mujeres, no tenía vocación para renunciar a las tentaciones de la carne ni para hacer votos de pobreza y obediencia. Tenía en mente ser industrial.

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