ENERGIA EOLICA
28 de Abril de 2013
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ENERGÍA EÓLICA
La energía eólica, como la mayoría de las energías renovables, tiene su origen en la
radiación que alcanza nuestro planeta procedente del Sol. En concreto, entre el uno y
el dos por ciento de la energía solar que llega a la Tierra se convierte en energía eólica,
lo que supone entre 50 y 100 veces más de la energía que transforman en biomasa
todas las plantas del planeta.
La energía eólica se genera debido a que no todas las partes del planeta
se calientan de igual modo, lo cual genera diferencias de presión en la
atmósfera. A ese fenómeno se une el efecto del movimiento de rotación
terrestre a escala global y los factores geográficos y climáticos locales.
Un poco de historia
La energía eólica ha sido utilizada por los hombres desde hace muchos años. La
primera aplicación que se conoce es la impulsión de barcos de vela, presente en
grabados egipcios del quinto milenio antes de Cristo. Sin embargo, el carácter
altamente irregular de la energía eólica hizo que su aplicación en sistemas de
extracción de energía mecánica fuese bastante posterior. Las primeras referencias son
de molinos utilizados para riego en el siglo VII antes de Cristo en Persia. Estos molinos
eran muy sencillos y consistían únicamente en unas velas verticales unidas a un eje
también vertical. Presentaban una eficiencia muy baja, pero fueron utilizados durante
mucho tiempo.
También en China se utilizaban molinos de eje vertical para el bombeo de agua y su
origen puede incluso ser anterior al de los molinos persas.
Los primeros molinos de eje horizontal construidos en Europa datan del siglo XIII, y en
el siglo XV se utilizaron en Holanda para bombeo. En el siglo XVII se introdujeron los
sistemas de control de potencia y de orientación, uno de los principales problemas en
este tipo de máquinas.
Durante el siglo diecinueve se desarrollaron en Estados Unidos molinos multipala para bombeo, caracterizados por su robustez y facilidad de reparación, lo que los hizo muy populares y permitió que se fabricasen más de seis
millones de unidades.
El comienzo de la utilización de los molinos de viento para generar energía eléctrica se produjo a finales del siglo diecinueve, a partir del trabajo del profesor Lacour en Dinamarca. Diseñó un aerogenerador de 25 metros de diámetro que podía generar un máximo de 25 kilovatios, del cual se fabricaron más de 120 unidades.
A principio del siglo veinte se produjo una revolución en el campo de la energía eólica
debido a dos innovaciones: la aplicación de perfiles aerodinámicos al diseño de las
palas de los aerogeneradores a partir de 1927, y la aparición de los sistemas que
presentaban un paso de pala variable, es decir, que permitían regular la potencia
captada modificando el ángulo de incidencia del viento sobre las palas.
El último “empujón” para el desarrollo de la energía eólica se produjo tras la crisis del
petróleo en 1973, cuando el encarecimiento del crudo estimuló el estudio de fuentes de
energía alternativas. Se crearon mapas eólicos que permitieron cuantificar el potencial
eólico disponible y se desarrollaron nuevas máquinas de potencia elevada (hasta 3,2
MW).
En la actualidad existe una industria eólica muy avanzada, y pueden encontrarse
aerogeneradores de muy diversos tipos: de paso fijo o variable, de velocidad fija o
variable, de pequeña potencia para aplicaciones residenciales o de potencia elevada
para generación de energía eléctrica a gran escala, etc.
Cómo se mide la velocidad del viento
En la mayoría de los casos, la velocidad de viento se mide mediante:
Un anemómetro, que mide su magnitud.
Existen varios tipos:
__ Anemómetro ultrasónico
__ Anemómetro de láser
__ Anemómetro de hélice
__ Anemómetro de cazoleta. Es el más
utilizado.
El principio de funcionamiento del
anemómetro de cazoleta es muy
sencillo. Se unen a un eje un
determinado numero de cazoletas
(normalmente tres), de tal modo que la
incidencia del viento sobre ellas hace que
el anemómetro gire a una velocidad
proporcional a la velocidad de viento.
Posteriormente, esta velocidad de giro es
transformada en una señal eléctrica
mediante un generador que produce una
tensión proporcional a la velocidad de
giro o un encoder que genera una
secuencia de pulsos de frecuencia
proporcional a la velocidad de giro.
Una veleta que nos informa sobre su dirección.
El funcionamiento de la veleta es todavía más sencillo. La veleta esta formada
por un elemento móvil que puede girar libremente para orientarse en la dirección
del viento, y un transductor que permite traducir esa posición a una señal
eléctrica. Normalmente este transductor es simplemente un potenciómetro que,
cuando se alimenta con una fuente de tensión fija, nos da una tensión de salida
proporcional a la posición de la veleta.
Una medida precisa de la velocidad del viento es fundamental para estimar
correctamente el potencial eólico de una determinada localización ya que, como
veremos más adelante, la energía disponible depende del cubo de la velocidad, por lo
que errores pequeños en la medida pueden causar grandes errores en la estimación
energética.
Una vez se dispone de las medidas de velocidad
de viento, se requiere un sistema que permita su
almacenamiento durante periodos de tiempo
prolongados. Dicho sistema se conoce como “datalogger”
y además de almacenar los datos
correspondientes a la velocidad de viento, suele
registrar también otros parámetros meteorológicos,
como la presión, humedad, radiación solar, etc.
Estos instrumentos de medida se
colocan en una torre, que puede ser
fija o móvil, y en cuya base se
instala el sistema para el
almacenamiento de datos.
Con los datos de velocidad se determina la rosa de vientos, que recoge la velocidad
media en cada dirección y su probabilidad.
En esta figura se representan en
una sola gráfica dos rosas de
viento. La azul indica la
probabilidad de que el viento sople
en una determinada dirección. En
ella vemos que la dirección más
probable en ese emplazamiento es
la noroeste. La roja nos indica la
velocidad media de viento en cada
una de las direcciones. Podemos
observar que, en este caso, la
dirección de máxima velocidad
media coincide con la que se da
más frecuentemente, la dirección
noroeste.
Además, con las medidas de
velocidad podemos determinar
cual es la distribución de
velocidades de viento en un
emplazamiento, es decir, el
número de horas al año que
vamos a tener una determinada
velocidad de viento. Estos datos
pueden agruparse para obtener
un gráfico de barras como el que
se muestra en la figura.
¿Cómo varía la velocidad de viento con la altura?
La velocidad de viento no se mantiene constante a medida que nos desplazamos
verticalmente dado que cuando nos acercamos al suelo, la velocidad se reduce debido
al rozamiento. Por tanto, lo ideal sería realizar la medida de velocidad a la misma
altura a la que se va a
colocar la turbina, pero esto
no suele ser lo más habitual.
Lo que se suele hacer es
tomar las medidas a una
altura normalizada y luego
extrapolar a la altura de la
turbina.
En el método utilizado para
realizar esta extrapolación se
supone que el viento sigue
una evolución exponencial
con la altura, es decir:
El coeficiente de rugosidad a suele variar entre 0,1 y 0,3.
¿Cuanta potencia puedo producir?
La ecuación básica que nos indica la energía cinética que
posee un móvil de masa, viene dada por la expresión:
En el caso que nos ocupa, no deseamos calcular la
energía cinética de un objeto, sino de un flujo de aire que
atraviesa la superficie que cubre un aerogenerador. La
potencia disponible en el aire es:
Una turbina eólica nunca va a ser capaz de extraer toda esta energía, por lo que es
interesante disponer de un factor que nos indique la eficiencia de una determinada
máquina. Ese factor es el coeficiente de potencia Cp, que mide la relación entre la
energía captada y la disponible. Es decir:
Máquinas eólicas.
En este punto vamos a describir la constitución y el funcionamiento de una máquina
eólica. Aunque todas ellas tienen elementos comunes, existen diferencias en función
de la aplicación a que están destinadas. Por ello vamos a considerar tres tipos de
máquina eólicas:
Grandes generadores.
Son los aerogeneradores destinados a la producción de energía
eléctrica a gran escala. Son máquinas de cientos de kilovatios de
potencia nominal
...