ENERGIA EOLICA
Enviado por • 28 de Abril de 2013 • 5.265 Palabras (22 Páginas) • 309 Visitas
ENERGÍA EÓLICA
La energía eólica, como la mayoría de las energías renovables, tiene su origen en la
radiación que alcanza nuestro planeta procedente del Sol. En concreto, entre el uno y
el dos por ciento de la energía solar que llega a la Tierra se convierte en energía eólica,
lo que supone entre 50 y 100 veces más de la energía que transforman en biomasa
todas las plantas del planeta.
La energía eólica se genera debido a que no todas las partes del planeta
se calientan de igual modo, lo cual genera diferencias de presión en la
atmósfera. A ese fenómeno se une el efecto del movimiento de rotación
terrestre a escala global y los factores geográficos y climáticos locales.
Un poco de historia
La energía eólica ha sido utilizada por los hombres desde hace muchos años. La
primera aplicación que se conoce es la impulsión de barcos de vela, presente en
grabados egipcios del quinto milenio antes de Cristo. Sin embargo, el carácter
altamente irregular de la energía eólica hizo que su aplicación en sistemas de
extracción de energía mecánica fuese bastante posterior. Las primeras referencias son
de molinos utilizados para riego en el siglo VII antes de Cristo en Persia. Estos molinos
eran muy sencillos y consistían únicamente en unas velas verticales unidas a un eje
también vertical. Presentaban una eficiencia muy baja, pero fueron utilizados durante
mucho tiempo.
También en China se utilizaban molinos de eje vertical para el bombeo de agua y su
origen puede incluso ser anterior al de los molinos persas.
Los primeros molinos de eje horizontal construidos en Europa datan del siglo XIII, y en
el siglo XV se utilizaron en Holanda para bombeo. En el siglo XVII se introdujeron los
sistemas de control de potencia y de orientación, uno de los principales problemas en
este tipo de máquinas.
Durante el siglo diecinueve se desarrollaron en Estados Unidos molinos multipala para bombeo, caracterizados por su robustez y facilidad de reparación, lo que los hizo muy populares y permitió que se fabricasen más de seis
millones de unidades.
El comienzo de la utilización de los molinos de viento para generar energía eléctrica se produjo a finales del siglo diecinueve, a partir del trabajo del profesor Lacour en Dinamarca. Diseñó un aerogenerador de 25 metros de diámetro que podía generar un máximo de 25 kilovatios, del cual se fabricaron más de 120 unidades.
A principio del siglo veinte se produjo una revolución en el campo de la energía eólica
debido a dos innovaciones: la aplicación de perfiles aerodinámicos al diseño de las
palas de los aerogeneradores a partir de 1927, y la aparición de los sistemas que
presentaban un paso de pala variable, es decir, que permitían regular la potencia
captada modificando el ángulo de incidencia del viento sobre las palas.
El último “empujón” para el desarrollo de la energía eólica se produjo tras la crisis del
petróleo en 1973, cuando el encarecimiento del crudo estimuló el estudio de fuentes de
energía alternativas. Se crearon mapas eólicos que permitieron cuantificar el potencial
eólico disponible y se desarrollaron nuevas máquinas de potencia elevada (hasta 3,2
MW).
En la actualidad existe una industria eólica muy avanzada, y pueden encontrarse
aerogeneradores de muy diversos tipos: de paso fijo o variable, de velocidad fija o
variable, de pequeña potencia para aplicaciones residenciales o de potencia elevada
para generación de energía eléctrica a gran escala, etc.
Cómo se mide la velocidad del viento
En la mayoría de los casos, la velocidad de viento se mide mediante:
Un anemómetro, que mide su magnitud.
Existen varios tipos:
__ Anemómetro ultrasónico
__ Anemómetro de láser
__ Anemómetro de hélice
__ Anemómetro de cazoleta. Es el más
utilizado.
El principio de funcionamiento del
anemómetro de cazoleta es muy
sencillo. Se unen a un eje un
determinado numero de cazoletas
(normalmente tres), de tal modo que la
incidencia del viento sobre ellas hace que
el anemómetro gire a una velocidad
proporcional a la velocidad de viento.
Posteriormente, esta velocidad de giro es
transformada en una señal eléctrica
mediante un generador que produce una
tensión proporcional a la velocidad de
giro o un encoder que genera una
secuencia de pulsos de frecuencia
proporcional a la velocidad de giro.
Una veleta que nos informa sobre su dirección.
El funcionamiento de la veleta es todavía más sencillo. La veleta esta formada
por un elemento móvil que puede girar libremente para orientarse en la dirección
del viento, y un transductor que permite traducir esa posición a una señal
eléctrica. Normalmente este transductor es simplemente un potenciómetro que,
cuando se alimenta con una fuente de tensión fija, nos da una tensión de salida
proporcional a la posición de la veleta.
Una medida precisa de la velocidad del viento es fundamental para estimar
correctamente el potencial eólico de una determinada localización ya que, como
veremos más adelante, la energía disponible depende del cubo de la velocidad, por lo
que errores pequeños en la medida pueden causar grandes errores en la estimación
energética.
Una vez se dispone de las medidas de velocidad
de viento, se requiere un sistema que permita su
almacenamiento durante periodos de tiempo
prolongados. Dicho sistema se conoce como “datalogger”
y además de almacenar los datos
correspondientes a la velocidad de viento, suele
registrar también otros parámetros meteorológicos,
como la presión, humedad, radiación solar, etc.
Estos instrumentos de medida se
colocan en una torre, que puede ser
fija o móvil, y en cuya base se
instala el sistema para el
almacenamiento de datos.
Con los datos de velocidad se determina la rosa de vientos, que recoge la velocidad
media en cada dirección y su probabilidad.
En esta figura se representan en
una sola gráfica dos rosas de
viento. La azul indica la
probabilidad de que el viento sople
en una determinada dirección. En
ella vemos que la dirección más
probable en ese emplazamiento es
la noroeste. La roja nos indica la
velocidad media de viento en cada
una de las direcciones. Podemos
observar que, en este caso, la
dirección de máxima velocidad
media coincide con la que se da
más frecuentemente, la dirección
noroeste.
Además, con las medidas de
velocidad podemos determinar
cual es la distribución de
velocidades de viento en un
emplazamiento, es decir, el
número de horas al año que
vamos a tener una determinada
velocidad de viento. Estos datos
pueden agruparse para obtener
un gráfico de barras como el que
se muestra en la figura.
¿Cómo varía la velocidad de viento con la altura?
La velocidad de viento no se mantiene constante a medida que nos desplazamos
verticalmente dado que cuando nos acercamos al suelo, la velocidad se reduce debido
al rozamiento. Por tanto, lo ideal sería realizar la medida de velocidad a la misma
altura a la que se va a
colocar la turbina, pero esto
no suele ser lo más habitual.
Lo que se suele hacer es
tomar las medidas a una
altura normalizada y luego
extrapolar a la altura de la
turbina.
En el método utilizado para
realizar esta extrapolación se
supone que el viento sigue
una evolución exponencial
con la altura, es decir:
El coeficiente de rugosidad a suele variar entre 0,1 y 0,3.
¿Cuanta potencia puedo producir?
La ecuación básica que nos indica la energía cinética que
posee un móvil de masa, viene dada por la expresión:
En el caso que nos ocupa, no deseamos calcular la
energía cinética de un objeto, sino de un flujo de aire que
atraviesa la superficie que cubre un aerogenerador. La
potencia disponible en el aire es:
Una turbina eólica nunca va a ser capaz de extraer toda esta energía, por lo que es
interesante disponer de un factor que nos indique la eficiencia de una determinada
máquina. Ese factor es el coeficiente de potencia Cp, que mide la relación entre la
energía captada y la disponible. Es decir:
Máquinas eólicas.
En este punto vamos a describir la constitución y el funcionamiento de una máquina
eólica. Aunque todas ellas tienen elementos comunes, existen diferencias en función
de la aplicación a que están destinadas. Por ello vamos a considerar tres tipos de
máquina eólicas:
Grandes generadores.
Son los aerogeneradores destinados a la producción de energía
eléctrica a gran escala. Son máquinas de cientos de kilovatios de
potencia nominal (actualmente la mayoría de las máquinas que se
instalan presentan potencias nominales entre 600 y 900 kW)
Estas máquinas suelen agruparse en parque eólicos, que pueden
observarse en distintas zonas de nuestra Comunidad Autónoma.
El aerogenerador está compuesto por tres partes bien diferenciadas:
Torre. Es la estructura que soporta el
aerogenerador y se realiza en acero. Se
construye en varias secciones para facilitar
su transporte, ya que su altura, para un
aerogenerador de 600 kW, puede estar en
torno a los 50 metros. Las distintas
secciones se unen mediante tornillos, y en la
superior pueden introducirse depósitos de
arena para reducir las vibraciones. En el
interior de la torre suelen situarse otros
elementos del aerogenerador, como el
sistema de control o el centro de
transformación.
Turbina eólica. Es la parte del aerogenerador que
se encarga de captar la energía cinética del viento y
transformarla en energía mecánica en su eje. En
este tipo de máquinas, el número de palas suele ser
tres, debido al compromiso existente entre su coste y
el equilibrio de fuerzas en el eje.
Se fabrica en poliester reforzado con fibra de
carbono y puede ser de paso fijo o variable,
dependiendo de si se desea variar el ángulo que
forman las palas con el viento o no.
Góndola. Es la parte superior del
aerogenerador, donde se coloca el resto de
elementos que lo componen, como el
multiplicador, el generador o el sistema de
orientación.
El multiplicador se encarga de elevar la
velocidad de giro del sistema, desde la
velocidad de la turbina (20-30 rpm) a la
velocidad del generador (1000-1500 rpm).
En la actualidad existen algunos
aerogeneradores provistos de un generador
de baja velocidad, en los que no es
necesario utilizar este elemento.
El generador es el elemento que se
encarga de transformar la energía
mecánica en energía eléctrica. En la
actualidad se utilizan fundamentalmente tres tipos de generadores:
__ Generador asíncrono de jaula de ardilla. Es el generador más sencillo,
barato y robusto, pero presenta problemas en su funcionamiento a
velocidad variable.
__ Generador asíncrono de rotor bobinado. Es más caro que el anterior, pero
Su funcionamiento a velocidad variable es más sencillo.
__ Generador síncrono de imanes permanentes. Se utiliza casi
exclusivamente en sistemas de generación a velocidad variable que no
incluyen multiplicador.
El sistema de orientación se encarga de mantener a la turbina en posición
perpendicular a la dirección del viento. Suelen utilizarse motores hidráulicos
accionados por un autómata que recibe la información de la dirección del
viento a partir de una veleta situada en la parte superior de la góndola.
Pequeños generadores.
Estos generadores tienen cono objetivo abastecer de energía eléctrica a viviendas,
granjas o pequeños núcleos rurales alejados de la red de suministro eléctrico. La
potencia de esta maquinas suele variar entre 100 W y 10 kW.
Estos aerogeneradores son mucho más sencillos que
los descritos anteriormente para sistemas de generación
a gran escala. Sus características fundamentales son:
La turbina puede tener dos o tres palas realizadas
en fibra de vidrio y carbono.
El generador es de imanes permanentes y esta
acoplado directamente a la turbina (no se utiliza
multiplicador)
El sistema de orientación suele consistir en una
cola tal y como la que se ve en la figura.
La salida del sistema puede ser en corriente
continua o alterna, dependiendo del sistema al que
se desee abastecer.
La torre puede ser tubular o de celosía.
Máquinas de bombeo.
En este tipo de máquinas no se realiza una conversión a energía eléctrica, sino que la
energía mecánica es utilizada directamente para impulsar agua.
El bombeo de agua fue una de las primeras aplicaciones de la energía eólica, y sigue
utilizándose en la actualidad.
ENERGÍA
HIDROELÉCTRICA
1. Introducción
Los antiguos romanos y griegos aprovechaban ya la energía del agua; utilizaban
ruedas hidráulicas para moler trigo. Sin embargo, la posibilidad de emplear esclavos y
animales de carga retrasó su aplicación generalizada hasta el siglo XII. Durante la edad
media, las grandes ruedas hidráulicas de madera desarrollaban una potencia máxima
de cincuenta caballos
La energía hidroeléctrica tuvo mucha importancia durante la Revolución Industrial.
Impulsó las industrias textil y del
cuero y los talleres de construcción
de máquinas a principios del siglo
XIX. Aunque las máquinas de
vapor ya estaban perfeccionadas,
el carbón era escaso y la madera
poco satisfactoria como
combustible. La energía hidráulica
ayudó al crecimiento de las nuevas
ciudades industriales que se
crearon en Europa y América
hasta la construcción de canales a
mediados del siglo XIX, que
proporcionaron carbón a bajo
precio.
Las presas y los canales eran necesarios para la instalación de ruedas hidráulicas
sucesivas cuando el desnivel era mayor de cinco metros. La construcción de grandes
presas de contención todavía no era posible; el bajo caudal de agua durante el verano
y el otoño, unido a las heladas en invierno, obligaron a sustituir las ruedas hidráulicas
por máquinas de vapor en cuanto se pudo disponer de carbón.
La primera central hidroeléctrica se construyó en 1880 en Northumberland, Gran
Bretaña. El renacimiento de la energía hidráulica se produjo por el desarrollo del
generador eléctrico, seguido del perfeccionamiento de la turbina hidráulica y debido al
aumento de la demanda de electricidad a principios del siglo XX. En 1920 las centrales
hidroeléctricas generaban ya una parte importante de la producción total de
electricidad.
La energía del agua
Las pequeñas centrales hidráulicas captan la energía cinética y potencial
del agua convirtiéndolas en energía eléctrica.
El aprovechamiento de los recursos hidráulicos proporciona una energía eléctrica
barata, limpia y fiable. Por otra parte, el impacto medioambiental de las minicentrales
hidroeléctricas es mínimo si se busca su integración con el entorno.
La energía del agua es una manifestación más de la energía solar, el sol es el causante
del ciclo hidrológico que se inicia con la evaporación del agua contenida en mares y
lagos, de su transporte en forma de nubes y de la precipitación sobre la tierra en forma
de agua, nieve o hielo.
El agua fluye entonces desde los lugares de mayor altura hacia las zonas bajas, la
energía del agua en su descenso es captada por las centrales minihidráulicas y
convertida en energía eléctrica.
La energía aprovechable depende de dos factores:
__ la altura
__ el volumen de agua que circula en m3/sg.
Cuanta energía puedo producir
La energía que se puede generar en un salto de agua vendrá dado por el
producto de la potencia del mismo y el tiempo que esté funcionando.
La potencia de un salto de agua se obtiene de una ecuación muy sencilla:
De lo anterior se deduce que es fundamental medir adecuadamente el salto y el caudal
Tipos de centrales
La clasificación básica se hace atendiendo a dos parámetros:
__ Potencia instalada
__ Forma de aprovechar el agua
Según la potencia instalada
Microcentrales: con potencias inferiores a 100 kW.
Minicentrales: con potencias entre 100 kW y 10 MW.
Centrales: con potencias superiores a 10 MW.
Según la forma en que aprovechan el agua:
Centrales de agua fluyente. Son instalaciones que mediante un azud y una
obra de toma en el cauce del río derivan una porción de agua que es devuelta al
mismo tras ser turbinada.
O bien, son centrales directamente situadas en el mismo cauce del río que
aumentan el salto de agua mediante un azud.
En ninguno de los dos casos existe la posibilidad de regular el caudal turbinado
siendo éste dependiente del caudal del río.
Centrales de embalse. Son la que utilizan lagos o embalses artificiales en los
que se acumula el agua que posteriormente será turbinada por la central,
situada en el pie de la presa, en función de las necesidades energéticas.
Dentro de éstas se encuentran las:
__ Centrales de regulación: capaces de almacenar grandes cantidades de
agua para ser utilizada en épocas de bajos caudales o cubrir las
necesidades energéticas de horas punta.
__ Centrales de bombeo: son instalaciones que elevan agua en momentos de
baja demanda energética (horas valle) acumulándola en un embalse y
turbinándola en momentos de elevada demanda energética (horas punta).
Centrales Mixtas. Son centrales que disponen de una pequeña presa que cierra
una garganta estrecha permitiendo aumentar la altura del salto sin inundar
grandes superficies. El edificio de la central se halla situado lejos de la presa y
recibe el agua de igual forma que lo hace una central de tipo fluyente.
¿Qué elementos forman una central hidroeléctrica?
Según el tipo de central hidroeléctrica , dispondrá de unos u otros elementos. La
clasificación se realiza básicamente en dos grupos:
__ Obra civil
__ Equipamiento electromecánico
Obra civil
Los más habituales en pequeñas centrales son:
Azud: Se trata de un muro transversal al cauce del río con el que se consigue un
remanso y una pequeña elevación del nivel del agua.
Obra de toma: Generalmente se trata de un ensanchamiento junto al azud de
derivación que permite desviar el volumen de agua necesario hacia el canal o hacia
la cámara de carga.
Canal: Es una conducción a cielo abierto que lleva el agua desde la obra de toma
hasta la Cámara de carga.
Cámara de carga: es un pequeño depósito
de donde parte la tubería, su misión es evitar
que entre aire en la tubería
Tubería: es un conducto por el que el agua
circula a presión hacia la turbina, debe
soportar altas presiones y generalmente se
hace de acero o de PVC
Edificio: es la casa de máquinas en la que se
instala el equipamiento electromecánico para
que se encuentre protegido.
Además de estos elementos, normalmente se dispone de válvulas de cierre para
permitir cerrar la entrada de agua hacia la turbina, rejas para impedir la entrada de
cuerpos sólidos que puedan dañar la turbina, etc.
Equipamiento electromecánico
Básicamente está formado por los siguientes elementos:
Turbina hidráulica: es una máquina rotativa que impulsada por el agua
procedente de la tubería, convierte la energía que ésta lleva en energía mecánica
de rotación. Está formada por una rueda en la que se disponen unos álabes,
cangilones o palas. El agua se dirige hacia estos elementos, mediante un
dispositivo móvil que permite controlar el caudal turbinado, adaptando de esta
forma la potencia. Según como aprovechan la energía del agua se distinguen dos
grupos de turbinas:
__ Turbinas de acción, en las que el agua golpea a
la parte móvil de la turbina produciendo su giro.
Dentro de éstas están las turbinas Pelton, Turgo
y Ossberger
__ Turbinas de reacción, que funcionan aprovechando
la diferencia de presión del agua cuando
pasa por ellas.
Aquí se sitúan las turbinas Francis, Hélice,
Semikaplan y Kaplan.
Multiplicador: Dado que el generador es más barato cuanto más rápido sea, se
utiliza un multiplicador. El multiplicador es una caja de engranajes que adecua la
velocidad de la turbina a la velocidad del generador. Cuando sea posible, el
multiplicador debe ser eliminado.
Generador: Es una máquina eléctrica que
transforma la energía mecánica producida
por la turbina en energía eléctrica. Existen
dos tipos de generadores:
__ Asíncronos: son más baratos y
sencillos, pero se hallan limitados
por las condiciones de la red
eléctrica
__ Síncronos: son más caros y
complejos, pero la energía que
entregan es de mayor calidad por lo
que no existen problemas en su uso.
Transformador: Es una máquina eléctrica que recibe la energía del generador y la
adecua a las características de la red de transporte.
Red de transporte: es la encargada de transmitir la energía eléctrica desde la
central hidroeléctrica hasta la red de la compañía a la que se vende.
Sistemas de control y protección: Todos los elementos anteriores van
acompañados de elementos que se encargan de controlarlos, tanto para la puesta
en marcha, como para el funcionamiento en régimen normal y para la parada. Así
mismo, existen dispositivos de protección para evitar que los diferentes elementos
puedan sufrir daños ante perturbaciones.
BIOMASA
La biomasa
La biomasa, sustancia orgánica renovable de origen animal o vegetal, era la fuente
energética más importante para la humanidad y en ella se basaba la actividad
manufacturera hasta el inicio de la revolución industrial. Con la introducción de los
combustibles fósiles el aprovechamiento energético de la biomasa fue disminuyendo
progresivamente, llegando a caer prácticamente en desuso en el sector industrial.
No obstante, en los últimos años el panorama energético mundial ha variado
notablemente. El elevado coste de los combustibles fósiles y los avances técnicos que
han posibilitado la aparición de sistemas de aprovechamiento energético de la biomasa
cada vez más eficientes, fiables y limpios, han causado que esta fuente de energía
renovable se empiece a considerar por las industrias como una alternativa, total o
parcial, a los combustibles fósiles.
En este capítulo se va tratar la biomasa desde el punto de vista del consumidor final, no
se analiza el caso de la instalación de una industria cuyo objetivo fuera la
transformación de la biomasa para la posterior comercialización del producto
energético generado (por ejemplo, las centrales eléctricas de biomasa, plantas de
elaboración de carbón vegetal o de briquetas).
Tipos de biomasa
Existen diferentes tipos o fuentes de biomasa que pueden ser utilizados para
suministrar la demanda de energía de una empresa, una de las clasificaciones más
generalmente aceptada es la siguiente:
Biomasa natural: es la que se produce
espontáneamente en la naturaleza sin ningún tipo de
intervención humana. Los recursos generados en las
podas naturales de un bosque constituyen un ejemplo
de este tipo de biomasa. La utilización de estos
recursos requiere de la gestión de su adquisición y
transporte hasta la empresa, lo que puede provocar
que su uso sea inviable económicamente.
Biomasa residual seca: se incluyen en este grupo los
subproductos sólidos no utilizados en las actividades
agrícolas, en las forestales y en los procesos de las
industrias agroalimentarias y de transformación de la
madera y que, por tanto, son considerados residuos.
Este es el grupo que en la actualidad presenta un
mayor interés desde el punto de vista del
aprovechamiento industrial. Algunos ejemplos de este
tipo de biomasa son la cáscara de almendra, el orujillo,
las podas de frutales, el serrín, etc.
Biomasa residual húmeda: son los vertidos
denominados biodegradables: las aguas residuales
urbanas e industriales y los residuos ganaderos
(principalmente purines).
Cultivos energéticos: son cultivos realizados con la
única finalidad de producir biomasa transformable en
combustible. Algunos ejemplos son el cardo (cynara
cardunculus), el girasol cuando se destina a la
producción de biocarburantes, el miscanto, etc.
Biocarburantes: aunque su origen se encuentra en
la transformación de la biomasa residual húmeda
(por ejemplo reciclado de aceites), de la biomasa
residual seca rica en azúcares (trigo, maíz, etc.) o
de los cultivos energéticos (colza, girasol, pataca,
etc.), por sus especiales características y usos
finales, este tipo de biomasa exige una clasificación
distinta de las anteriores.
El aprovechamiento energético de los recursos biomásicos puede
suponer para su industria importantes beneficios económicos.
Características energéticas de la biomasa
En muchas ocasiones, la biomasa se elimina por ser molesta para la instalación que la
produce o porque entorpece las labores agrarias o ganaderas que la generan. Cuando
esto ocurre, se está desperdiciando una fuente de energía importante, basta recordar
que considerando que, por término medio, un kilogramo de biomasa permite obtener
14.630 kJ y que un litro de gasolina tiene aproximadamente 41.800 kJ, por cada tres
kilogramos que desperdiciamos de biomasa, se desaprovecha el equivalente a un litro
de gasolina.
Habitualmente, el contenido energético de la biomasa se mide en función del poder
calorífico del recurso, aunque para algunos de ellos, como es el caso de la biomasa
residual húmeda o el de los biocarburantes, se determina en función del poder
calorífico del producto energético obtenido en su tratamiento. La siguiente tabla recoge
el poder el poder calorífico inferior (P.C.I.) a distintos contenidos de humedad de
algunos de los recursos de biomasa más habituales.
Por otra parte, como no se puede llevar a cabo la combustión directa de la biomasa
residual húmeda, su contenido energético puede determinarse en función del que
posee el biogás generado en su digestión anaerobia (ver apartado 6). La cantidad de
biogás producido y su contenido energético dependen de las características del
sustrato tratado y de la tecnología empleada. En la siguiente tabla se muestra el
potencial energético medio del biogás obtenido en la digestión anaerobia de algunos
recursos.
Por último, en el caso de los biocarburantes, éstos presentan un P.C.I. ligeramente
inferior al de los combustibles fósiles tradicionales, aproximadamente el 10%.
¿Qué aplicaciones energéticas tiene?
Con biomasa se puede generar energía térmica (agua o aire caliente, vapor, etc.),
energía eléctrica e incluso mecánica mediante el uso de biocarburantes en motores de
combustión interna:
Generación de energía térmica: El sistema más extendido para este tipo de
aprovechamiento está basado en la combustión de biomasa sólida, aunque
también es posible quemar el biogás procedente de la digestión anaerobia de un
residuo líquido o el gas de síntesis generado en la gasificación de uno sólido.
Todos los procesos de aprovechamiento de la biomasa mencionados en este punto
y en el siguiente se describen en el apartado 6.
Generación de energía eléctrica: En función del tipo y cantidad de biomasa
disponible varía la tecnología más adecuada a emplear para este fin:
__ Ciclo de vapor: está basado en la combustión de biomasa, a partir de la cual
se genera vapor que es posteriormente expandido en una turbina de vapor.
__ Turbina de gas: utiliza gas de síntesis procedente de la gasificación de un
recurso sólido. Si los gases de escape de la turbina se aprovechan en un
ciclo de vapor se habla de un “ciclo combinado”.
__ Motor alternativo: utiliza gas de síntesis procedente de la gasificación de un
recurso sólido o biogás procedente de una digestión anaerobia.
Cogeneración: Cuando una entidad presenta consumos térmicos y eléctricos
importantes se puede plantear la instalación de un sistema de cogeneración,
consistente en la producción conjunta de energía térmica y eléctrica. Esta
tecnología presenta como gran ventaja la consecución de rendimientos superiores
a los sistemas de producción de energía térmica o eléctrica por separado.
El principio de funcionamiento de la cogeneración se basa en el aprovechamiento
de los calores residuales de los sistemas de producción de electricidad comentados
en el epígrafe anterior.
Aunque cada caso debe ser estudiado en detalle, en general la
cogeneración es adecuada para empresas con consumos de energía
eléctrica importantes, con un factor de utilización elevado (más de 5.000
h/año) y donde sea posible aprovechar energía térmica a temperatura
media (alrededor de 400-500º C).
Un sistema de cogeneración basado en la utilización de biomasa permite
disminuir el coste de la factura, tanto la eléctrica (existiendo la posibilidad
añadida de venta del excedente de electricidad) como la de combustibles
fósiles.
Tanto los sistemas de generación de energía eléctrica como los de
cogeneración requieren inversiones importantes, por lo que es preciso
realizar un estudio muy cuidadoso y detallado antes de decidir implantarlos.
Generación de energía mecánica: Los biocarburantes (ver apartado 6) pueden
ser empleados en los motores alternativos de automóviles, camiones, autobuses,
etc., sustituyendo total o parcialmente a los combustibles fósiles.
La utilización de biocarburantes es especialmente interesante en
industrias agrarias que dispongan de una adecuada materia prima para su
producción (aceites reciclados, colza, girasol, maíz, trigo, pataca, etc.) y
que puedan autoconsumirlos (por ejemplo en tractores), llegando a
suponer importantes ahorros en la factura de los combustibles.
Sistemas de aprovechamiento energético de la biomasa
Cuando se desea generar energía con biomasa se puede optar por diferentes sistemas
tecnológicos. La elección entre uno y otro depende de las características de los
recursos, de la cuantía disponible y del tipo de demanda energética requerida. En
general, los sistemas comerciales existentes en el mercado para utilizar la biomasa
residual seca se pueden clasificar en función de que estén basados en la combustión
del recurso o en su gasificación; los que aprovechan el contenido energético de la
biomasa residual húmeda están basados en su digestión anaerobia y, por último, para
ambos tipos de recursos, existen tecnologías que posibilitan la obtención de
biocarburantes.
Sistemas basados en la combustión del recurso
Con los equipos que en la actualidad existen en el mercado se pueden conseguir
rendimientos de combustión muy elevados, que pueden alcanzar en instalaciones de
elevada potencia hasta el 95% si se acoplan equipos de recuperación de calor. Los
avances tecnológicos conseguidos, tanto en los sistemas de alimentación de la
biomasa como en los equipos de combustión, hacen que, en estos momentos, si se
dispone de biomasa y es necesario cubrir una demanda térmica en la empresa, los
equipos de combustión de estos recursos renovables sean tan eficientes, cómodos y
competitivos como los basados en combustibles fósiles.
En general, una planta de combustión de biomasa consta de los siguientes sistemas:
Almacenamiento de combustible
Transporte y dosificación del combustible al equipo de combustión
Equipos y cámara de combustión
Caldera (vapor, agua caliente, aceite térmico)
Recuperadores auxiliares de calor
Depuración de gases
Extracción de cenizas
Existen diferentes tecnologías para llevar a cabo la combustión de la biomasa, caldera
de parrilla, cámara torsional, combustor en lecho fluido, etc. En función de las
características del recurso y de la demanda (energía a baja o a alta temperatura y
cantidad de la misma a suministrar) es más idóneo uno que otros, pero en todos los
casos, los avances tecnológicos antes mencionados, proporcionan tanta seguridad y
confort como los sistemas basados en combustibles fósiles.
Los últimos avances tecnológicos relacionados con el transporte y la
alimentación de los recursos de biomasa a una planta de combustión, así
como las mejoras de eficiencia y disminución de emisiones alcanzadas en
las calderas, proporcionan tanta seguridad y confort como los sistemas
basados en combustibles fósiles (gas natural, gasoil, propano, fuel, etc.)
Sistemas basados en la gasificación del recurso
Cuando se desea generar energía térmica y/o eléctrica con biomasa, ésta se puede
introducir en equipos en los que por la acción del calor y la ausencia de oxígeno
producen, al descomponer térmicamente el recurso, un gas combustible que puede
emplearse de forma similar a como se utilizan el gas natural u otros combustibles
gaseosos tradicionales. Estos equipos presentan la ventaja de que poseen, cuando se
trabaja con potencias reducidas o con potencias muy elevadas, mayor rendimiento que
los sistemas de combustión, por lo que en esos casos pueden ser mucho más
adecuados.
Aproximadamente, una planta de gasificación consta de los mismos sistemas que una
planta de combustión, salvo que la caldera se sustituye por el gasificador y el sistema
de limpieza del gas.
Como ocurre con los sistemas de combustión, existen diferentes tecnologías de
gasificación de un recurso: gasificador de corrientes paralelas, gasificador en
contracorriente, gasificador de lecho fluido, etc. En función de las características del
combustible y del destino del gas generado, es más conveniente un tipo de aplicación u
otro.
Digestión anaerobia.
La biomasa residual húmeda, o lo que es lo mismo, las aguas residuales de origen
orgánico (purines, agua residual urbana, residuos de mataderos, vertidos industriales
orgánicos, etc.), es aquella que aparece como resultado de la actividad humana en
instalaciones agropecuarias, urbanas e industriales y que, por su contenido en agua y
materia orgánica, puede ser tratada mediante un proceso biológico.
Estos procesos biológicos permiten el aprovechamiento del potencial energético de
este tipo de biomasa, disminuyen su carga contaminante y generan subproductos
estabilizados con valor fertilizante. De todos los procesos, el compostaje y la digestión
anaerobia son los más empleados y ya se encuentran a escala comercial.
Mediante la digestión anaerobia, la materia orgánica del residuo, en ausencia de
oxígeno, se degrada o descompone por la actividad de unos microorganismos
específicos transformándose en un gas de alto contenido energético denominado
habitualmente como “biogás” y en los “fangos”, que contienen además de la mayor
parte de los componentes minerales, los compuestos de difícil degradación.
El biogás, cuyos componentes principales son el metano y el anhídrido carbónico,
puede emplearse para producir energía térmica, eléctrica o ambas de forma conjunta
en sistemas de cogeneración. El metano es el componente que confiere el valor
energético a este gas, 1 m3 de biogás con un contenido de metano del 60% tiene un
poder calorífico próximo a las 22.900 kJ. Los fangos se utilizan como fertilizante en la
agricultura.
Para que el proceso tenga lugar con la máxima eficiencia se deben controlar una serie
de factores como el pH, la alcalinidad, la acidez volátil, la temperatura, los nutrientes,
los inhibidores y los tiempos de residencia.
Existen en la actualidad diferentes
sistemas para llevar a cabo la digestión
anaerobia, que se clasifican según el
sistema de carga utilizado y por el
estado de la biomasa bacteriana dentro
del digestor. La implantación de una
tecnología u otra depende de las
características del vertido a tratar
(DQOI, DBO, etc.).
La digestión anaerobia de la biomasa residual húmeda permite, además
de reducir la carga contaminante del vertido, aprovechar el contenido
energético del mismo (biogás) para generar energía térmica, eléctrica o
mecánica en un eje, y utilizar los subproductos generados (fangos
estabilizados) como fertilizante en la agricultura.
Producción de biocarburantes
Se puede distinguir entre la producción de biocarburantes destinados a su utilización en
vehículos con motor de encendido por compresión (diesel) y los destinados a su
empleo en vehículos con motor de encendido provocado (gasolina). Los primeros se
obtienen de cultivos o especies vegetales oleaginosas (girasol, colza, cacahuete, etc.) y
sustituyen al diesel tradicional y los segundos de cultivos o especies vegetales ricas en
azúcares (remolacha, pataca, caña de azúcar, maíz, trigo, etc.) y sustituyen a las
gasolinas o a los aditivos de las gasolinas sin plomo.
Los aceites obtenidos de las especies oleaginosas se pueden emplear como aditivo en
un motor diesel convencional o se pueden utilizar como único combustible en motores
especiales. No obstante, debido a los inconvenientes técnicos que estas opciones
plantean, habitualmente se transforman químicamente mediante una reacción de
esterificación del aceite con un alcohol (generalmente metanol) en un éster metílico que
se denomina biodiesel. Este biodiesel se puede emplear directamente o como aditivo
del diesel tradicional en los motores convencionales.
Por otra parte, los alcoholes obtenidos de la fermentación de especies ricas en
azúcares se pueden utilizar como aditivo en un motor de gasolina convencional o se
pueden emplear como único combustible en motores especiales, pero como en el caso
de biodiesel, lo más usual es que se usen una vez transformados químicamente
mediante su combinación con un reactivo orgánico (isobuteno) en lo que se denomina
habitualmente como ETBE (etil-ter-butil éter). Este compuesto se puede utilizar como
aditivo de las gasolinas sin plomo sustituyendo al MTBE (metil-ter-butil éter) que
normalmente se obtiene de un combustible fósil.
Desde el punto de vista industrial los procesos de obtención de biocarburantes se
hallan suficientemente desarrollados, no existiendo a nivel técnico ningún tipo de
barrera para su producción de biocarburantes. La principal limitación existente para su
elaboración es de origen económico ya que presentan un coste de obtención superior
al de los derivados del petróleo. No obstante, la producción de biocarburantes puede
ser competitiva frente a la de los combustibles fósiles a los que sustituyen con el
mantenimiento de exenciones fiscales especiales o en el caso de su fabricación para
autoconsumo en empresas o cooperativas agrarias con elevada cantidades de
maquinaria agrícola o en empresas o instituciones con flotas de transporte cautivas
(transportes urbanos, recogida de basuras, taxis, etc.).
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