Hidrocarburos En Bolivia

Dé su opinión fundada sobre el proceso de nacionalización de hidrocarburos en Bolivia, con una visión crítica que le permita emitir su criterio respecto al resultado positivo (éxito) o negativo (fracaso) de la misma para la economía boliviana.

Depende desde donde se mire, la nacionalización puede ser tanto criticada como elogiada. En muchos casos la nacionalización de empresas es vista como una medida necesaria para frenar los desbordados excesos de las compañías privadas o para evitar que el Estado se despoje de todas sus riquezas hidrocarburíferas.

En todo caso, un proceso de nacionalización siempre conlleva los traumatismos normales, generados precisamente por la ruptura de las condiciones contractuales pactadas con las empresas al inicio de la relación contractual. En mi concepto, lo peor que le puede pasar a una economía es la imposición de procesos repentinos de nacionalización de sus industrias, salvo que el país pueda sostenerse como autosuficiente de manera tal que no requiera el apoyo que la inversión extranjera trae consigo.

Muchos países han atravesado por procesos de nacionalización de su industria de los hidrocarburos, entre ellos podríamos citar los casos de Venezuela y Argentina, antes de abordar el caso de Bolivia. En Venezuela, la nacionalización y terminación de los contratos con compañías privadas, acompañada de una pésima política interior y exterior, ha dado con el cierre total de la inversión extranjera. Todas las compañías privada, salvo contadas excepciones venidas del oriente o de Rusia; salieron despavoridas por las medidas de nacionalización del entonces presidente Hugo Chavez y conservadas por el Presidente Nicolás Maduro.

En Argentina ocurrió algo similar con las políticas adoptadas por su presidente Cristina de Kirchner. Cuando se adoptaron sus medidas en contra de Repsol, la industria leyó aquello como una amenaza y prefirió frenar sus inversiones en el país austral.

El caso de Bolivia es un caso bien particular, a partir del Decreto Supremo 28.701 de mayo de 2006, el Gobierno de Evo Morales decidió emprender la nacionalización de la industria de los hidrocarburos. Creo que esta nacionalización era hasta cierto punto necesaria aunque también tuvo los efectos anotados anteriormente. Sin embargo, considero que el Gobierno fue hábil en expedir las nuevas condiciones de contratación y en últimas, evitando que el capital extranjero emigrara rápidamente del país. Como resultado, se tiene que después de 7 años de vigencia del Decreto, se han generado ingresos por $19.000 millones, lo que equivale a siete veces más de los ingresos generados en los pasados 5 años.

Los términos contractuales se ajustaron posteriormente, en un 82% a favor del estado y 18% para las empresas. Con esa nueva fórmula los ingresos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) crecieron de $300 millones en el 2005 a $3.000 millones en el 2012.

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