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julio12345611 de Octubre de 2013
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Uno de los síntomas más notorios en las primeras etapas de la rosácea, es el sonrojamiento frecuente que sucede por cualquier razón: pena, mortificación, nervios, alegría, etc.
La rosácea es un trastorno de la piel muy frecuente en personas de piel blanca y del cual no están a salvo ni las grandes personalidades como el ex presidente Bill Clinton, el príncipe Harry, la finada princesa Diana, las actrices Renee Zellweger y Cameron Díaz entre otras y que se manifiesta por una erupción rojiza en las mejillas, nariz, mentón o frente. Es común que aparezcan venitas o vasitos sanguíneos enrojecidos y que además la piel sea proclive a presentar brotes de acné.
La Rosácea tiene cuatro fases reconocibles y cada fase tiene diferentes signos y síntomas que afectan la piel de la cara. Curiosamente este trastorno es más común en mujeres adultas de piel blanca entre los 30 y los 60 años, aunque cuando se presenta en varones suele ser más agresiva.
Si usted tiene rosácea, no debe usar cremas o productos cosméticos que contengan substancias agresivas como ácidos, alcohol y otros irritantes que solo agravarán los brotes de rosácea. El objetivo del tratamiento es controlar el padecimiento y mejorar la apariencia de la piel. Los tratamientos más eficaces son lo que se dan al principiar los primeros síntomas. Y los productos más benéficos son los que contienen productos naturales como aceites esenciales que eliminan suavemente los síntomas y la apariencia de rosácea.
Decíamos que la primera fase de la pre-rosácea es cuando el sonrojo afecta la frente, nariz, mejillas y mentón. La piel se vuelve tan sensible que puede experimentarse sensación de quemadura cuando se aplican cosméticos o cremas. Incluso puede inflamarse la cara con facilidad. Los disparadores de los brotes varían de persona a persona, y pueden ser emocionales, químicos, ambientales y aún relacionados con la ingestión de algunos alimentos.
En la fase de tendencia al sonrojo fácil, se avanza a una fase persistente de enrojecimiento debida a la dilatación de los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel. Por lo general en la parte central de la cara, sobre la nariz y a los lados de esta. Muchas personas que están conscientes de su problema comienzan a deprimirse y a tener baja autoestima porque les avergüenza su problema.
La segunda etapa es la rosácea vascular cuando los pequeños vasos de la nariz y mejillas se inflaman y aparecen en la piel como líneas rojizas, la piel se siente caliente y luce esponjada y por supuesto se vuelve más sensible. Los sonrojos y el enrojecimiento se vuelven persistentes y permanentes.
La tercera etapa es la rosácea inflamatoria, cuando pequeños cúmulos rojizos, algunos contienen pus, se vuelven persistentes. En esta fase puede volverse dolorosa y diseminarse a toda la cara. En algunos casos, se acumula tejido alrededor de la nariz, sobre todo en los hombres. La nariz puede agrandarse y volverse bulbosa
la última fase es la rosácea ocular que es ya una situación grave que afecta los ojos y que necesita ser atendida por un oftalmólogo pues puede llevar a la pérdida de la visión. Los síntomas junto con los de la rosácea, son inflamación de los ojos, sensibilidad a la luz, disminución de la visión y por supuesto inflamación de los párpados y conjuntivitis.
Además de iniciar un tratamiento natural, evite cualquier cosa que le provoque las crisis. Lleve un diario de los brotes y trate de anotar qué fue lo que desencadenó el brote, que puede ser algún alimento, productos para uso en la piel, el clima o situaciones emocionales.
Por su parte usted puede hacer lo siguiente para evitar los brotes:
Proteja la piel de su rostro del sol tanto en el verano como en el invierno.
Evite
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