AMBIENTE

Petroamérica y la integración energética de América latina y el Caribe/ 7

Retomando nuestra propuesta, se puede decir que

Petroamérica posee una enorme capacidad para impulsar la integración regional tal y como lo hizo, en su momento, la comunidad del Carbón y del Acero en Europa, la cual permitió que el viejo continente transitara hacia la Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea.

No olvidemos que la agricultura moderna requiere energía para movilizar los tractores, regar y cosechar, por no mencionar los insumos petroquímicos necesarios para fertilizar y controlar las plagas. La manufactura y la industria requieren, por igual, de equipos eléctricos y de la distribución de los productos que se realiza a través del transporte automotriz, de trenes, barcos y aviones que consumen enormes cantidades de combustibles. Si a todo esto sumamos los requerimientos de electricidad de los medios de publicidad –bases de la promoción del consumo masivo en el capitalismo– nos daremos cuenta de dos cosas: primero, el desarrollo capitalista no hubiera sido posible sin el acceso a fuentes de energía baratas, de fácil movilización y adecuación como los hidrocarburos; segundo, este mismo desarrollo explica tanto el agotamiento con encarecimiento de energía, como el creciente proceso de contaminación del globo terráqueo.

De allí, que el reto para nuestra América latina sea vincular la energía con el desarrollo integral, humano y ecológico que se produzca, al elevar los niveles de bienestar de la población con el mínimo de contaminación y derroche de los recursos renovables. Tal reflexión, nos lleva a considerar de inmediato que la integración energética de la región no puede basarse exclusivamente en combustibles fósiles. Se requiere tanto la racionalidad como la participación de fuentes alternas de energías

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