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Alejandro Y Hefestion


Enviado por   •  23 de Abril de 2015  •  679 Palabras (3 Páginas)  •  294 Visitas

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Alejandro y Hefestión…

Alejandro y Hefestión luchan uno contra el otro. Los cabellos recogidos con cintas para no obstaculizar el ejercicio, se escapan rebeldes y los cuerpos todavía infantiles, solo cubiertos por un taparrabos se entrelazan el uno al otro, intentando derribarse mutuamente. Los muchachos se esfuerzan con terquedad. Sudan, jadean y finalmente, ríen tendidos en el suelo, el uno sobre el otro. Hefestión ha vencido a Alejandro.

Los demás le miran recelosos. Él nunca duda. Nunca se deja vencer y al hijo del rey no parece molestarle. Si hubiera sido cualquiera de ellos...

Aunque no pueden saberlo, ya que ninguno ha tenido hasta ahora el valor para superar a Alejandro en la lucha y no fingir ser derrotados una y otra vez.

El adiestramiento termina y Leónidas les da la orden consabida. Hay que lavarse, cambiar las ropas sucias por otras limpias y acudir al patio posterior, donde será el turno de Aristóteles para continuar la labor de instruir ahora las mentes y no los cuerpos de los muchachos.

-Ven conmigo, Hefestión. Nos lavaremos en mi aposento. Tengo una nueva arcilla para el baño, traída de Oriente.

El niño de ojos azules mira a su alrededor, afable. Los demás compañeros, entre varoniles empujones, risas y bromas se encaminan a los baños colectivos, donde lavarán sus cuerpos del sudor y la arena y mudarán sus ropas. Él asiente en silencio y sigue a Alejandro. Alguno les ve partir juntos pero pronto lo olvida. Al fin y al cabo... ya se sabe. Siempre están juntos. Son amigos. Los mejores amigos.

La habitación de Alejandro es amplia y está excepcionalmente fresca a esta hora de la tarde en la que no se encuentra respiro en ningún lugar. El inmisericorde sol vertical parece respetar el espacio privado del hijo del rey y Hefestión se siente inmediatamente a gusto allí, en la umbría alcoba, junto a su amigo. Alejandro se desnuda y él hace lo mismo.

El tiempo se detiene.

Los niños se miran como si nunca se hubiesen visto antes de ahora. Alejandro deja escapar una risita nerviosa y dirige la vista hacia los atributos de Hefestión, que lejos de incomodarse, sonríe a su vez y baja la mirada hacia el mismo lugar, contemplándose a sí mismo.

-¿Qué miras?

-La tienes... más grande que yo.

La infantil comparación provoca la risa de Hefestión.

-Pero tú serás rey. Y yo no...

Alejandro también sonríe ante la aplastante evidencia y se acerca a Hefestión.

-Dice el maestro que... cuando dos hombres se aman y yacen juntos, no por lascivia sino para intercambiar virtud, ese amor es bueno.

-¿Y

...

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