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CREACIÓN DE UN ENTORNO CREATIVO EN LA EMPRESA

En los últimos años la forma en la que entendemos la creatividad ha ido cambiando, hemos pasado de ver la creatividad como una virtud de unos pocos (aplicada en ámbitos muy específicos como el arte, literatura, música, publicidad, etc.), a entenderla como una actitud, ante los acontecimientos que vivimos, practicable por todos y cada uno de nosotros.

Este cambio de enfoque nos permite trasladarla a actividades cotidianas que afrontamos como individuos o a necesidades colectivas más complejas como las que se pueden dar en empresas y organizaciones. En ambos casos, adoptar la actitud necesaria y establecer los procesos adecuados para ponerla en práctica y desarrollarla podrá ayudarnos a dar soluciones nuevas y en algunos casos hasta innovadoras.

LA ACTITUD DE CREAR

La creatividad es una actitud que tenemos ante lo que nos rodea. La forma en la que afrontamos e intentamos dar solución a las cuestiones y retos que se nos plantean como individuos, como grupo o como organización puede ser determinante en la calidad y cantidad de nuestras respuestas y soluciones.

En las organizaciones continuamente se crean soluciones (productos, servicios, estrategias, etc.) que resuelven o mejoran necesidades que se han detectado, que contribuyen en la adaptación a los cambios de un entorno cada vez más competitivo y complejo, o, que simplemente solucionan necesidades puntuales. Intentar responder como organización de manera creativa a los retos y necesidades a los que nos enfrentamos día a día nos ayudará a dar soluciones más innovadoras y por lo tanto de mayor valor.

Según los expertos, la creatividad es el resultado de la conexión de neuronas cerebrales que antes no estaban conectadas. Estas conexiones generan nuevas ideas, nuevos sentidos, nuevas formas de entender las cosas. Contrariamente a lo que muchos piensan, para ser creativos y dotar a nuestra empresa de una creatividad sistemática, tendremos que establecer métodos y procesos que habrá que seguir de forma ordenada y constante.

EL ENTORNO POSITIVO

El entorno positivo está conectado directamente con el conseguir relaciones positivas entre los componentes del sistema organizativo o equipo, desarrollando de esta manera un clima o atmósfera emocional adecuada para la consecución de resultados. Es evidente que para que la creatividad fluya y se “instale” en una organización como parte de se modus operandi, es fundamental crear un entorno positivo. Esto no quiere decir que no se puedan crear y desarrollar buenas ideas en entornos no positivos, pero difícilmente podremos instalar una cultura interna basada en la creatividad si no conseguimos un entorno de trabajo positivo.

Existen siete características consideradas como esenciales para crear ese entorno positivo que provienen de diferentes fuentes e investigaciones del campo de la inteligencia emocional, la psicología positiva e investigaciones científicas acerca de relaciones duraderas: confianza, respeto, camaradería, comunicación, interacción constructiva, diversidad de valores y optimismo.

PROCESOS DE INNOVACIÓN

La creatividad entendida como actitud e integrada dentro del proceso de innovación puede ser una fuente no sólo de ideas sobre nuevas oportunidades de innovación sino también un impulsor para construir una cultura dentro de la empresa que aúne imaginación, conocimiento y experiencia de forma sistemática. Creemos que para alcanzar dicho objetivo (u optimizar en el caso de organizaciones que lleven parte del camino recorrido), primero debemos ser capaces de crear un entorno positivo, sin el cual será muy difícil que la creatividad pase a formar parte del día a día de nuestra organización.

La empresa que quiere innovar de forma sostenida y sostenible debe tener una mayor conciencia de sí misma y de su entorno (interno y externo).

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