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Axiomas De La Comunicación

Icaro641814 de Julio de 2013

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1. Introducción

1 2.La imposibilidad de no comunicar

2 3.Los niveles de contenido y relaciones de la comunicación

4 4.La puntuación de la secuencia de hecho

7 5.Comunicación digital y analógica

12 6.Interacción simétrica y complementaria

18 7.Resumen 20

1. Introducción

Las conclusiones alcanzadas en el primer capítulo destacaban en general la imposibilidad de aplicar numerosas nociones psiquiátricas tradicionales al marco que proponemos. Todo esto parece dejar muy poca base el estudio de la pragmática de la comunicación humana. Nos proponemos demostrar ahora que ello no es así, para lo cual debemos comenzar con algunas propiedades simples de la comunicación que encierra consecuencias interpersonales básicas. Se comprobará que tales propiedades participan de la naturaleza de los axiomas dentro de nuestro cálculo hipotético de la comunicación humana. Una vez definidas, estaremos en condiciones de examinar algunas de sus posibles patologías en el capítulo 3.

2. La imposibilidad de no comunicar

En lo que antecede, el término “comunicación” se utilizó de dos maneras: como título genérico de nuestro estudio, y como una unidad de conducta definida de un modo general. Trataremos de ser ahora más precisos. Desde luego, seguiremos denominando simplemente “comunicación” al aspecto pragmático de la teoría de la comunicación humana. Para las diversas unidades de comunicación (conducta), hemos tratado de elegir términos que ya son generalmente comprendidos. Así, se llamará mensaje a cualquier unidad comunicacional singular o bien se hablará de una comunicación cuando no existan posibilidades de confusión. Una serie de mensajes intercambiados entre personas recibirá el nombre de interacción. (Por quienes anhelan una cuantificación más precisa, sólo podemos decir que las secuencias a que nos referimos con el término “interacción” es mayor que un único mensaje, pero no infinita.) Por último, en los capítulos4 a 7, agregaremos pautas de interacción, que constituyen una cantidad una unidad de un nivel aún más elevado en la comunicación humana.

Además, con respecto incluso a la unidad más simple posible, es evidente que una vez de se acepta que toda conducta es comunicación, ya no manejamos una unidad – mensaje monofónica, sino más bien con un conjunto fluido y multifacético de muchos modos de conducta – verbal, tonal, postural, contextual, etc. – todos los cuales limitan el significado de los otros. Los diversos elementos de este conjunto (considero como un todo) son susceptibles de permutaciones muy variadas y complejas, que van desde lo congruente hasta lo incongruente y paradójico. Nuestro interés estará centrado en el efecto pragmático de tales combinaciones en las situaciones interpersonales.

2.2.2

En primer lugar, hay una propiedad de la conducta que no podría ser más básica por lo cual suele pasársela por alto: no hay nada que sea lo contrario de conducta. En otras palabras, no hay no – conducta, o, para expresarlo de modo aún más simple, es imposible no comportarse. Ahora bien, si se acepta que toda conducta en una situación de interacción

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Tiene un valor de mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por mucho que uno lo intente, no puede dejar de comunicar. Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones y, por ende, también comunican. Debe entenderse claramente que la mera ausencia de palabras o de atención mutua noconstituye una excepción a lo que acabamos de afirmar. El hombre sentado a unabarrotado mostrador en un restaurante, con la mirada, perdida en el vacío, o el pasajero de un avión que permanece sentado con los ojos cerrados, comunican que no desean hablar con nadie o que alguien les hable, y sus vecinos por lo general “captan el mensaje” y responden de manera adecuada, dejándolos tranquilos. Evidentemente, esto constituye un intercambio de comunicaciones en la misma medida que una acalorada discusión

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Tampoco podemos decir que la “comunicación” sólo tiene lugar cuando es intencional, consciente o eficaz, esto es, cuando se logra un entendimiento mutuo. Que el mensaje emitido sea o no igual al mensaje recibido constituye un orden de análisis importante pero distinto, pues, en última instancia, debe basarse en evaluación de datos específicos, introspectivos y proporcionados por el sujeto, que preferimos dejar de lado en la exposición de una teoría de la comunicación desde el punto de vista de lo conducta. Con respecto a los malentendidos, nuestro interés, dadas ciertas propiedades formales de la comunicación, de, - y, de hecho, a pesar de - , las motivaciones o intenciones se refiere al desarrollo de patologías afines relacionadas, aparte de los comunicantes. La imposibilidad de no comunicarse es un fenómeno de interés no sólo teórico; por ejemplo, constituye una parte integral del “dilema” esquizofrénico. Si la conducta esquizofrénica se observa dejando de lado las consideraciones etiológicas, parecería que el esquizofrénico trata de no comunicarse. Pero, puesto que incluso el sin sentido, el silencio, el retraimiento, la inmovilidad (silencio postural) o cualquier otra forma denegación constituye en sí mismo una comunicación, el esquizofrénico enfrenta la tarea imposible de negar que se está comunicando y, al mismo tiempo, de negar que su negación es una comunicación. La comprensión de este dilema básico en la esquizofrenia constituye una clave para muchos aspectos de la comunicación esquizofrenia que, de otra manera, permanecerían oscuros. Puesto que, como veremos, cualquier comunicación implica un compromiso y, por ende, define el modo en que el emisor concibe su relación con el receptor, cabe sugerir que el esquizofrénico se comporta como si evitara todo compromiso alno comunicarse. Es imposible verificar si, este es su propósito, en el sentido casual, o no; pero se demostrará en S.3.2, en forma más detallada, que éste es el efecto de la conducta esquizofrénica.

En síntesis, cabe postular un axioma meta comunicacional de la pragmática de la comunicación: no es posible no comunicarse.

3. Los niveles de contenido y relaciones de la comunicación.

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Cabría agregar que, incluso cuando se está solo, es posible sostener diálogo en la fantasía, con las propias alucinaciones (15) o con la vida (S.8.3). Quizás esa “comunicación” interna siga algunas de las mismas reglas de gobiernan la comunicación interpersonal; sin embargo, los fenómenos inobservables de este tipo están más allá del alcance del significado con que empleamos el término.

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Una investigación muy interesante en este campo es la efectuada por Luft (98), quien estudió lo que él llama “deprivación de estímulo social”. Reunió a dos desconocidos en una habitación, los hizo sentarse uno frente al otro les indicó que no hablaran ni se comunicaran de manera alguna. Entrevistas posteriores revelaron le enorme tensión inherente a esta situación. Dice al autor:... tiene delante de sí al otro individuo único, desplegando una cierta conducta, pero muda. Se postula que en ese momento tiene lugar el verdadero análisis o estudio interpersonal, y sólo parte de ese análisis puede hacerse conscientemente. Por ejemplo, ¿cómo responde el otro sujeto a su presencia y a los pequeños indicios no verbales que él envían?. ¿Existe algún intento de comprender su mirada inquisidora, o se la ignora fríamente? ¡Manifiesta el otro sujeto indicios posturales de tensión, que demuestran cierto malestar ante la posibilidad de enfrentarlo? ¿Se siente cada vez más cómodo, indicando alguna clase de aceptación, o lo tratará como si fuera una cosa, como si no existiera? Estas y muchas otras clases de conducta fácilmente discernible parecen tener lugar

2.3: LOS NIVELES DE CONTENIDOS Y LAS RELACIONES DE LA COMUNICACIÓN

En los párrafos sugerimos otro axioma cuando señalamos que toda comunicación implica Un compromiso y, por ende, define la relación. Esta es otra manera de decir que una comunicación no sólo transmite información sino que, al mismo tiempo, impone conductas. Siguiendo a Bateson (132, pp. 179 – 181), estas dos operaciones se conocen como los aspectos “referenciales” y “conativos”

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, respectivamente, de toda comunicación. Bateson ejemplifica los dos aspectos por medio de una analogía fisiológica: supongamos que A, B y C constituyen una cadena lineal de neuronas. Entonces, el disparo de la neurona B es al mismo tiempo “información” de que la neurona A ha disparado y una “instrucción” para que la neurona C lo haga.

El aspecto referencial de un mensaje trasmite información y, por ende, en la comunicación humana es sinónimo de contenido del mensaje. Puede referirse a cualquier cosa que sea comunicable al margen de quela información sea verdadera o falsa, válida, no válida o indeterminable. Por otro lado, al aspecto conativo se refiere a qué tipo de mensaje debe entender que es, y, por ende, en último instancia, a la relación entre los comunicantes. Algunos ejemplos contribuirán a una mejor comprensión de estos dos aspectos. Apelando aun cierto nivel de abstracción, constituyen la base de la siguiente adivinanza:

Dos guardias vigilan a un prisionero en una habitación que tiene dos puertas. El prisionero sabe que una de ellas está cerrada con llave y otra no, pero no cuál de ellas es la que está abierta. También sabe que uno

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