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CLIENTELISMO: JUSTICIA SOCIAL O SUPERVIVENCIA POLÍTICA.

cgk1966Reseña10 de Noviembre de 2016

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CLIENTELISMO: JUSTICIA SOCIAL O SUPERVIVENCIA POLÍTICA

En el campo de la asistencia social, el clientelismo aparece representado por la relación establecida entre patrón, mediadores y clientes. En nuestro país, esta práctica está institucionalizada informalmente como medio de gestión de políticas públicas.

Algunos, presentan al  clientelismo como un acto de gratitud a cambio de la distribución personalizada de bienes y favores. Donde el intercambio de bienes por asistencia es una condición necesaria pero no suficiente. Desde este punto de vista el cliente reconoce que el mediador se ganó legítimamente los capitales básicos, sostiene su existencia dentro del contexto en el que se desenvuelve. Las intervenciones de los punteros son necesarias, sin ellos no hay acceso  determinados bienes o servicios. Hay una negativa colectiva que impide reconocerse como cautivos. Así lo vive tanto el que dá como el que recibe.  Se instala una obligación moral de dar un beneficio a quien lo brinda. Se establece un vínculo recíproco, donde clientes y mediadores asumen su rol, y donde estará siempre presente una situación de dominación.

Otros, sostienen que la prebenda implica un intercambio, intercambio, que, de no ser llevado a cabo, concluye con  la quita del beneficio.

De una u otra forma, el cliente termina convirtiéndose en un esclavo, que depende siempre del patrón.

El clientelismo es un obstáculo para la gestión de proyectos sociales. La intervención del puntero político hace que los planes sociales se transformen en un instrumento de manipulación política, donde los bienes públicos dejan de administrarse con la imparcialidad de la ley, para ser utilizados por el poder  con una apariencia legal.

El clientelismo es un mecanismo a partir de los cual los ciudadanos marginales resuelven sus problemas, obteniendo alimentos, medicamentos, un empleo público o un subsidio de desempleo.

Tanto regímenes autoritarios como democráticos han hecho uso de esta modalidad.

El clientelismo no proviene de la sanción de una ley, ni de un cálculo racional de maximización de beneficios sociales. Los empleos públicos, una burocracia estatal de baja capacitación, la corrupción administrativa y el bajo nivel de institucionalización del Estado han facilitado su expansión.

Frente a este panorama, cabe preguntarse cuáles son las alternativas?

Existirá la posibilidad de desterrar la creencia que legitima la subordinación y que da sustento a la dominación?

Establecer un sistema universal de subsidios que llegue a todos por igual, y elimine el poder del puntero, y por ende el poder del patrón?

Implementar un subsidio a la capacidad laboral, no al desempleo?

Llevar a cabo un plan asistencialista universal con el riesgo de romper con la cultura del esfuerzo y la respuesta personal?

Se pueden enfrentar costos tan altos?

Ante la  ineficiencia administrativa del Estado, la  solución es que los subsidios lleguen directamente a las organizaciones sociales, amenazando seriamente al clientelismo?

Las organizaciones de la sociedad civil son lo suficientemente sólidas para no convertirse en los nuevos mediadores, donde el patrón sigue siendo el Estado a través del partido político de turno?

Podrá comprender la sociedad clientelar que está inmersa en un contexto sostenido en diferencias de poder y desigualdad?

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