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Caperucita Roja, Charles Perrault.


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2013  •  819 Palabras (4 Páginas)  •  405 Visitas

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C A P E R U C I T A R O J A

C H A R L E S P E R R A U L T

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C A P E R U C I T A R O J A

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Charles Perrault*

Caperucita Roja

Había una vez en una aldea una niñita que era la

más linda del mundo. Su madre estaba loca por ella

y su abuela más loca aún. Esta buen mujer le mandó

hacer una caperucita roja que le sentaba tan bien que

en todas partes la llamaban Caperucita Roja.

Un día su madre coció y preparó tortas y le dijo:

-Ve a ver cómo se siente tu abuela, pues me han

dicho que está enferma; llévale una torta y este tarrito

de manteca.

* Charles Perrault nace en París en 1628. Desempeña diversos cargos administrativos

oficiales: abogado del foro de París, empleado de la Recaudacion de

Hacienda bajo Colbert, inspector general de la Superintendencia de Construcccionss

y, finalmente, miembro de la Academia Francesa a partir de 1671.

Hacia 1667 escribe Le miroir ou La métamorphose d'Orante y La chambre de

la justice d'amour, de gran éxito en los salones. Interviene en la querella entre

los Antiguos y los Modernos, en favor de los últimos, y se granjea la enemistad

de Boileau. Es autor de Les hommes iIlustres qui ont paru en France depuis ce

siécle, avec leurs portraits en nature. En 1697 aparece la obra que le diera

tanta popularidad: Contes de ma mére l'Oye. Histoires ou contes du temps

passé. Es autor también de una comedia, L'Oblieux, y de un libro de memorias.

Muere en París en 1703.

C H A R L E S P E R R A U L T

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Caperucita Roja partió en seguida hacia la casa

de su abuela, que vivía en otra aldea. Al pasar por un

bosque encontró al compadre lobo, quien sintió

muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió a

hacerlo porque en el bosque había unos leñadores.

Le preguntó adónde iba, y la pobre niña, que no sabía

qué peligroso es detenerse a escuchar a un lobo,

le respondió:

-Voy a ver a mi abuela y llevo una torta y un tarrito

de manteca que le envía mi madre.

-¿Vive muy lejos? -le dijo el lobo.

-¡Oh, sí! -dijo Caperucita Roja-, más allá del molino

que se ve allá lejos, lejos, en la primera casa de

la aldea.

-Bueno -dijo el lobo-, yo también quiero ir a

verla; voy por este camino, ve tú por aquel y veremos

quién llega primero.

El lobo se echó a correr con todas sus fuerzas

por el camino más corto y la niñita se fue por más

largo, entreteniéndose en juntar avellana: correr detrás

de las mariposas y hacer ramos con las florcitas

que

...

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