Carta De Amor

Te acuerdas un dia que te dije que yo aun vivo en la época de las cartas, aun vivo en los años 60 y respondiste sarcásticamente bueno entonces hazme una carta y dije q loco, obvio nunca se la hare y hoy pensando en algo que me estaba inquietando demasiado y era lo caballero y detallistas que has sido conmigo y como has despertado en mi esa parte que estaba apagada y era ser detallistas sin importar si es tu amigo o tu novio, aproveche y empecé a escribir como aquel que sus dedos desciendes por inercia pero escribiendo cada sentimiento latente de su corazón, sin importar como suene, como se vea, como se exprese, sale de lo mas infimo del corazón humano, haciendo de esta carta uno de los regalos mas irremplazables porque no es una carta de amor, es una carta de pensamiento leves que no me pertenecen pero que en dado momento le pertenecieron a mi corazón… No preguntes quién pone en este canto un alma destinada al sufrimiento y un pobre corazón que te ama tanto... Máxime sabiendo que pienso en ti obstinadamente, como una ciega máquina, como la cifra que repite interminablemente el gongo de la fiebre el loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola hora a hora hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura… Reflejando en tu espejo quien eres y para que estas en este cruel mundo de obstinados y sudorosos días de labores interminables, pero descubriendo que cada área que refleja ese espejo es lo que tu esperas de cada persona con la que te tropiezas en el camino, cada expresión, cada verbo, cada pronombre, cada sustantiva que hacen parte de ti, es de una esencia que solia ser imaginaria pero que son hoy por hoy una realidad que nos cobija… Volviendo asi amar lo simple, los detalles simples, el poder estar mirando hacia una caterra como cae la lluvia y lo que en ella se prescribe… Teniendo un papelito que solamente dice, siempre has sido mi espejo, quiero decir que para verme muchas veces he tenido que mirarte, y como dice mi amado escritor en su poema LOS AMIGOS … En el tabaco, en el café, en el vino, al borde de la noche se levantan como esas voces que a lo lejos cantan sin que se sepa qué, por el camino. Livianamente hermanos del destino, dióscuros, sombras pálidas, me espantan las moscas de los hábitos, me aguantan que siga a flote entre tanto remolino. Los muertos hablan más pero al oído, y los vivos son mano tibia y techo, suma de lo ganado y lo perdido. Así un día en la barca de la sombra, de tanta ausencia abrigará mi pecho esta antigua ternura que los nombra. Creo que sospecharás esto que ocurre, como yo te presiento a la distancia en tu ciudad, volviendo del paseo donde quizá juntases la misma florecita, un poco por botánica, un poco porque aquí, porque es preciso que no estemos tan solos, que nos demos un pétalo, aunque sea un pasito, una pelusa… Mas que reir a carcajadas, mas que llorar juntas, mas que joder hasta cansarnos, mas que abrazarnos en medio de los remolinos,

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