Comunismo
DieGus819116 de Septiembre de 2014
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Nuestra sociedad se basa actualmente en el mensaje y en el intercambio.
Pertenecemos a una sociedad marcada por el consumismo. El consumismo que nosotros conocemos ahora no es el mismo que cuando empezó y tampoco será el que conocemos cuando nosotros crezcamos. Éste ha evolucionado a lo largo del tiempo, paralelamente al mismo tiempo que hemos comenzado a entender las necesidades, oportunidades y voluntades de nuestra sociedad y mercado, que como bien sabemos, éstas cambian al de poco tiempo, y siempre llevan tatuadas en la frente una moda a seguir, rebaños de ovejas ciegas sin propio pensamiento, un estilo de vida y de pensamiento diferente.
Desde el punto de vista del mercado, lo importante es vender, comprar, las pérdidas, las ganancias, es decir, todo se resume a la oferta y la demanda. Todos estos factores son importantes, pero en cambio, desde el punto de vista marketiniano, éstos resultados no serían posibles de obtener sin antes realizar un riguroso estudio del ser humano en el que las necesidades de la sociedad queden plasmadas, y por tanto poder atinar bien con las estrategias utilizadas para conseguir nuestros verdadero fin, vender.
Es aquí donde empieza de verdad nuestra odisea. Todo lo anterior ya lo conocíamos de sobra, pero es ahora cuando hay que tener los pies en la tierra (a veces) para dar con el quid de la cuestión. Después del laborioso trabajo y estudio sobre la sociedad por parte de los “reyes” del ser humano, ahora le toca al carpintero darle vida a la madera, aquí es donde entramos nosotros, los creativos, los que con todos los instrumentos a nuestro servicio debemos idear un plan para que nuestras acciones viajen conjuntamente con el pensamiento del público y conecten tanto como cuando la capa del torero se pasea por delante de los ojos del bravo toro. Digamos que nosotros somos el torero, el producto junto con la estrategia utilizada por nosotros para atraer al público es la capa, el gran toro es el cliente. Claro que, ésta unión solo sucederá si se crea ese campo atractivo, si por alguna razón algún cabo no está bien sujeto el experimento fracasará y probablemente nos echen de una patada de la empresa. Éste es un ejemplo de hiper-realidad e hiper-estructura. La hiper-realidad es el contexto entero del espectáculo suponiendo que sólo existe eso y la hiper-estructura es la estructura del juego en sí, con todos los elementos jugando cada uno su papel para que se produzca la hiper-realidad.
Para poder explicar mejor el hiper-realismo e hiper-estucturalismo es necesario que nos imaginemos la película Matrix, el hiper-realismo es el mundo de Matrix en sí, es la mentira sobre la vida que todo el mundo se tragó, y que solo unos pocos la conocían, entre ellos, los que lo habían creado y cuatro gatos más. El hiper-estructuralismo era que la vida era tal y como se veía y que si por algún motivo alguien intentaba destapar algo se lo cargaban con el fin de mantener la armonía en la “sociedad”. Pero todo aquello no era más que una mentira creada por algunos para conseguir el poder sobre el todo, como pasa ahora con el consumo, unos crean el juego, y los demás jugamos por ellos.
Por ejemplo si vamos a lanzar un producto, el cual no tiene nada de importante, hay que estudiarlo desde el punto de vista de las necesidades de la sociedad de ese momento y adecuar una publicidad a tal fin. Ya no estamos hablando de nuestro producto es el mejor, o tiene esto o lo otro, sino hablamos de esas sensaciones que le van a crear a nuestro cliente al ver nuestro producto y lo más importante la sensación o percepción de la gente sobre el que ha comprado o utiliza dicho producto. Es decir hay que crear una imagen tan tangible o más sobe nuestro producto como el mismo producto. Aquí es donde entra en juego el complicado mundo de los signos, percepciones, lenguajes no verbales, significados, significantes, en definitiva,
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