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Diversidada


Enviado por   •  9 de Julio de 2014  •  4.457 Palabras (18 Páginas)  •  151 Visitas

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Introducción

La diversidad es un hecho, una realidad, en la escuela, en la vida. Todos somos diferentes. La escuela capaz de atender la diversidad, es la escuela capaz de atender la realidad de su alumnado, es la escuela que responde adecuadamente a las diversas necesidades y capacidades de sus alumnos y los ayuda, por tanto, a progresar. Atender la diversidad escolar supone valorar y acoger a cada alumno por ser quien es, sin ningún tipo de discriminación por razón de sexo, procedencia, raza, nivel social, sobre-dotación o discapacidad, en el marco de respeto a los derechos humanos fundamentales. Una escuela, una educación de calidad, es aquella que ayuda al progreso, en aprendizajes y actitudes, de cada individuo y ello requiere la adaptación de currículos, metodologías didácticas, materiales y recursos a las necesidades y capacidades diversas de los alumnos. Este es el camino hacia una escuela, una educación, equitativa y de calidad.

Desarrollo

La diversidad no es un delito sino una riqueza, implica formar docentes desde la perspectiva de la integración, en sentido profundo, pues exige un nuevo modo de ser especialistas, un nuevo modo de planificar en las escuelas. Por eso Ferry insiste en que: “… sólo hay formación cuando se puede tener un tiempo y un espacio para el trabajo de reflexión sobre sí mismo”.

La respuesta educativa a la diversidad de culturas y de alumnos

El análisis de la diversidad de los alumnos ha evidenciado que, en su origen, se encuentra un amplio conjunto de factores que actúan de forma interactiva. La cultura, la clase social y el sexo influyen en las capacidades, motivaciones y expectativas de los alumnos, que a su vez están siendo moldeadas por sus propias percepciones y por los procesos educativos que se producen en la escuela. En ella, la presencia de alumnos de diversas culturas que proceden de distintos sectores sociales, que tienen distintos sexos y, finalmente, que poseen diferentes capacidades, motivaciones y expectativas, desde los más dotados hasta los que tienen algún tipo de necesidad especial, supone un reto enorme si lo que se pretende es que todos ellos alcancen un desarrollo completo e integrado. Sin embargo, los alumnos en la escuela no proceden exclusivamente de factores sociales o culturales externos ni de factores intrapsicológicos, sino que se generan, en gran medida, en el tipo de situaciones educativas que cada alumno experimenta en la escuela.

La escuela puede, en consecuencia, contribuir a incrementar los desajustes iniciales de los alumnos, puede reducir esos mismos desajustes o puede, también, ser el factor desencadenante de los problemas de aprendizaje o de adaptación del alumno. En estas situaciones en las que la escuela parece tener la responsabilidad principal, tampoco debe olvidarse el modelo general interactivo mencionado. La relación escuela-alumno no puede aislarse de las interacciones que el niño mantiene con su entorno social y familiar, y que han contribuido a construir su manera de enfrentarse a las situaciones educativas en la escuela. Por esta razón, las dificultades a las que se enfrentan las escuelas para atender a la diversidad de sus alumnos no son las mismas. Hay instituciones educativas en las que, por su situación geográfica, acceden alumnos que van a exigir a la escuela un mayor esfuerzo de adaptación, Son alumnos que proceden de distintas minorías étnicas y de sectores sociales con limitaciones económicas y culturales. El esfuerzo que debe realizar el equipo de profesores es mucho mayor que en otros establecimientos educativos en los que hay una menor diversidad del alumnado. Las escuelas no son solamente eficaces en la medida en que favorecen los resultados académicos de la mayoría de sus alumnos. La calidad de la escuela se mide también por su disposición a ser sensible a la diversidad de sus alumnos; a favorecer el desarrollo de sus capacidades, pero también, de su identidad personal, cultural y sexual; a promover el respeto entre los distintos grupos de alumnos y el trabajo conjunto, a actuar de forma activa y solidaria frente a aquellos que son intolerantes, xenófobos o machistas. No todas las escuelas son iguales en el desarrollo de estos objetivos. Tampoco dentro de cada escuela todas las prácticas educativas comparten las mismas características. Por ello, es necesario valorar cuál es la respuesta que las escuelas dan a las diferencias entre los alumnos.

La reflexión que la escuela debe efectuar es la de tener en cuenta el origen de las diferencias y la forma de abordar los temas centrales que configuran el quehacer educativo: el currículo, la cultura, la organización de la institución escolar y el proceso de instrucción.

Vivimos en un escenario social complejo. El imperante modelo de globalización borra cada vez más las diferencias e instala cierta uniformidad y homogeneidad de los códigos de comunicación. El respeto y la atención de la diversidad son los dos pilares sobres los que se asienta el modelo de educación que se intenta como respuesta para la construcción de una sociedad con vocación de avanzar hacia el pluralismo democrático. Pero se hace necesario tomar en cuenta la advertencia de Savater cuando dice que: “… La flecha sociológica de nuestra sociedad no señala hacia el lado del inevitable triunfo uniformador del universalismo. Todo lo contrario, son abrumadoras las demostraciones, aquí y allá, del éxito creciente de las actitudes anti universalistas. Debe haber una educación diferente para cada grupo que los respete, es decir que confirme sus prejuicios y no les permita abrirse y contagiarse de los demás. Negar la diferencia es no reconocer la diversidad con la pretensión de imponer la uniformidad. Es negación de la autonomía, es poner en tela de juicio la realidad y marchitar el edificio de la certeza. La intolerancia, en definitiva, significa rechazar la duda que enriquece el deseo de descubrimiento…”.

La necesidad de que la escuela se haga cargo de la diversidad de la población que “obligatoriamente” tiene que atender (inicial, la educación Gral. Básica o EGB). Cuando especificamos la enseñanza obligatoria no pretendemos restringir el problema de la diversidad sino solamente limitarlo a ese momento inicial de la educación institucionalizada. Lo que queremos decir es que, por el contrato social que establece la obligatoriedad de la enseñanza (5 a 14 años), todo individuo tiene derecho a la educación inicial. Este derecho genera el deber social de responder plenamente a su satisfacción. Si la escuela reconoce la diversidad de su población, de las problemáticas de éstas, se podrá garantizar la posibilidad de que, al finalizar el período

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