EL ESTADO. Visión orgánica menos liberal

EL ESTADO

Visión orgánica menos liberal. Visión mecanicista más liberal e individualista. La constitución española tiene una carga mucho más social que el resto de las europeas, y la constitución es el marco de referencia de los Estados, su modo de actuar, y en muchos casos condicionan las políticas públicas.

La Hacienda Pública clásica se preocupaba únicamente a los ingresos y a los impuestos y que los políticos se encargasen de los gastos, partiendo de la premisa de que debían gastar lo mínimo, lo necesario para estimular los mercados. Samuelson expresó una teoría que enlaza la microeconomía con una cierta teoría de Estado. Desde este punto de vista partimos de la visión mecanicista del Estado. El método se basaba en establecer un inventario o lista de situaciones en que el mercado no podía conseguir la eficiencia, es decir la teoría de los fallos de mercado. Estos fallos son la base de la existencia de una acción colectiva u orgánica. Estos fallos son los que justifican la intervención y la existencia del Estado.

Es anterior a la solución de Cous. Básicamente se resume en “quien contamina paga”, concretamente, un impuesto. Es un impuesto diseñado de forma específica. Es un impuesto unitario de tal manera que comprenda la diferencia del coste social en el punto de eficiencia (gráficas).

Si estableciésemos un impuesto “advalorem” el porcentaje sería fijo variando sobre cantidades y precios, por lo tanto, no sería factible debido a la complejidad de imposición.

La recaudación es a favor del Estado, siendo secundario el objetivo recaudador y primario dar solución a la externalidad. Del mismo modo, no es un impuesto indemnizatorio.

Éste análisis de Pigou justificó la imposición por parte del Estado en este tipo de externalidades.

Impuesto ambiental

Según la OCDE: “Aquel hecho imponible que grava directamente algún bien o elemento que afecte negativamente de forma directa al medioambiente”.

Se crearon inicialmente en los países industriales con el objeto de aumentar la producción de combustibles y coches de motor (industrialización). Por tanto, no era un impuesto ecológico (tengamos en cuenta que no se consideraba una externalidad en aquellos momentos).

Los impuestos de tipo ambiental son fáciles de recaudar ya que, normalmente, no existen muchos productores y, de haberlos, son fácilmente localizables. Por tanto, fueron impuestos muy comunes (el que más: el impuesto a combustibles). El objetivo de éstos impuestos sí que eran recaudatorios y tenían como objetivo la industrialización del país (carreteras, industria de vehículos, combustibles, etc.)

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