ENSAYO DIA DE LA MADRE

Buenos días compañeras, profesora. Es para mí un alto honor tener bajo mi responsabilidad saludar en representación de toda la institución a la persona más importante de nuestra vida: nuestras mamás, ellas han sido, son y serán por siempre las mujeres con el amor más puro. Aquel ser constante y abnegado que nos trajo al mundo, que compartió con nosotras muchas experiencias, tanto buenas como malas, que siempre está cuando la necesitamos y que siempre nos va a acompañar aunque los demás se alejen.

Una madre es aquella que al ver que solo quedan cuatro trozos de tarta de chocolate habiendo cinco personas, es la primera en decir que nunca le ha gustado el chocolate.

Una mamá es esa maga que puede hacer desaparecer nuestras lágrimas con un beso.

Es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que caigamos por las escaleras.

Esa heroína que siempre vence nuestras pesadillas con una caricia.

También es chef capaz de hacernos una cena riquísima.

Mamá es ese médico que sabe con sólo mirarnos si tenemos fiebre, cuánta, y lo que tiene que hacer.

Es la persona que mejor nos entiende y comprende en cualquier circunstancia, es la mejor consejera a la que podríamos recurrir ya que ella ya ha pasado por muchas dificultades y momentos que la han hecho aprender más sobre la vida. Pienso que algunas veces no apreciamos lo suficiente el sacrificio de este ser que día a día nos brinda su cariño incondicional y vela por nosotros para vernos felices. Algunas veces podemos pensar; “ay, que pesada es”, pero en lo que nos debemos poner a pensar un poquito es que todo lo que ella hace, lo hace por nuestro bien y pensando en nosotros, por eso nosotros debemos reconocerlo en vez de amargarnos y poner cara larga.

Desde que fuimos tan solo unos bebés nuestras madres nos quisieron tanto, que esperan que nosotras les correspondamos de la misma manera, yo crecí en una familia, como muchas de ustedes, donde nuestra mamá jugaba un papel fundamental. Con su cariño, preocupación y amor, llenaba cada rincón del hogar. Desvelada en las frías noches de invierno cuando una de nosotras se encontraba enferma, o emocionada hasta las lágrimas con nuestros primeros pasos o nuestros logros, gracias a ella nunca nos ha faltado nada, nos enseñó a cultivar nuestra vida espiritual, a amar a Dios, a los demás y a la naturaleza; a aceptar a los demás sin mirarles sus defectos; nos enseñó a vivir; la figura de mamá siempre estuvo presente en lo más trascendental de nuestra vida.

A medida que fuimos creciendo hemos tenido obstáculos que pasar, hemos cometido errores que nuestras mamás no los han corregido, cuando estamos por un mal camino antes de que cometamos algún error ella nos guía

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