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El Matrimonio


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2013  •  415 Palabras (2 Páginas)  •  233 Visitas

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EL LIBRO DE LA FELICIDAD CONYUGAL.- Los matrimonios están fracasando porque no conocen ni cumplen las normas de Dios sobre el matrimonio. Por eso el mejor camino para alcanzar un matrimonio armonioso y feliz es estudiar y practicar los principios de la Santa Biblia respecto al matrimonio (Proverbios 2,1-10; Josué 1,8). Un resumen de las enseñanzas bíblicas sobre el matrimonio es este: EL ESPOSO: es cabeza de la esposa y del hogar (1 Cor 11,3). Cuando no guía bien su hogar es como el mal conductor de un automóvil: ocasionará graves accidentes para los suyos. Debe amar a su esposa tanto como ama su propio cuerpo, y tanto como Cristo ama a la Iglesia (Ef 5,25-29); no ser áspero con ella (Col 3,19); comprenderla y darle el honor que le corresponde (1 Pe 3,7); y sobre todo serle fiel (Eclo 23,16-21). LA ESPOSA: es compañera del esposo y tiene la misma dignidad del varón (Gen 3,12); debe sujetarse al esposo (Ef 5,22-24; Col 3,18); serle fiel (Eclo 23,22-26); adornar su personalidad con virtudes (1 Pe 3,2-6); y ser madre ejemplar (Prov 31,10-31; Tito 2,4-5). Así será la dicha de su marido y de su hogar (Eclo 26,1-4).

Cada texto bíblico citado es un poderoso guiador del andar conyugal. Por ejemplo ampliemos Colosenses 3,18-19. Allí la palabra de Dios dice:«esposas sométanse a sus esposos este es su deber como creyentes en el Señor; esposos amen a sus esposas y no las traten mal». Según esto, las esposas cristianas tienen que someterse a sus esposos, echar fuera el egoísmo, la soberbia, la terquedad. Ese es su deber como creyentes. ¿De qué vale que vayan a misa y cumplan sus devociones sino se sujetan a sus esposos? Eso desdice de la Palabra de Dios. Y los esposos tienen que amar a sus esposas y no tratarlas mal. Si aman a su esposa cada día tienen que buscar estar mas cerca de ella; saliendo del trabajo deben retornar pronto a su hogar para acompañarla; y llevarle "cositas" dentro de sus posibilidades, y preocuparse de su salud, y acordarse de su cumpleaños y del aniversario de bodas. ¡Ah!, y nunca tratarla mal, ni criticarla, ni burlarse de ella, ni humillarla, ni tratarla con sarcasmo. ¿Porqué? Porque ellas son como un vaso delicado (1 Pedro 3,7). ¡Un varón no debe sacar a una joven de su casa para tratarla mal, ni tenerla como sirvienta! La esposa es la reina del hogar y debe ser tratada como tal.

AMEN

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