Hija De La Luna

Me sentía sola. Mi familia me había desheredado a causa de una falsa acusación de Don Terciado. Dijo que me había acostado con su hijo, Maximiliano, y que había usado la magia oscura para matar al bebé que se había concebido en mi vientre. Eso era mentira! Fue Maximiliano quien intentó profanarme y yo me negué. Y eso... Ese acto de valentía... Me costaría mi vida, mi familia, y lo que es peor... Mi sangre.

Mi familia me había obligado a dormir en los establos. "No mereces dormir en esta casa. Bruja!" Fue lo ultimo que dijo mi padre. No quería seguir en esa situación. Yo no era bruja, ni siquiera sabia lo que realmente era la magia. Yo tan solo era una joven gitana francesa de clase alta. Mis padres tenían un negocio de venta de caballos, y como tenían cabras y bacas, también vendían quesos y carnes. Esto, les había proporcionado una gran fortuna, y un respeto de la población importante. No podían permitirse la mala fama de tener una hija bruja, aunque realmente yo no lo fuera, pero si injurias decían lo contrario, yo me convertía en eso tan desconocido para mi automáticamente.

Estaba yo entre las pajas, intentando resguardarme del frío tapándome con las sillas de los caballos, cuando ocurrió. Una luz me cegó con su luminosidad y calidez. Una masa de formas, colores, luz y sombra se apareció ante mi. Al principio no veía nada, pero conforme mis ojos se acostumbraban al brillo, esa "cosa" empezó a tomar forma humana femenina, pero, estoy seguro de que no era una persona, una mujer normal no puede hacer eso.

Tenia el pelo blanco, vestía una gran túnica plateada con manchas grisáceas. Sus ojos brillaban en color dorado y en sus manos, llevaba un báculo, con una bola igual que su vestido, girando constante y lentamente, y una copa, negra, de piedra, llena de agua.

-Yo soy alguien que tu ya conoces.- dijo. Su voz sonaba extraña... No era natural. Esa mujer no era humanamente real. Sería una diosa pagana? Pero en ese caso, ¡¿Que hago yo hablando con una diosa pagana?! ¡Nuestro Señor no me lo perdonará nunca! ¡Iré al infierno! Aunque... Si ya soy una pecadora, ya voy a ir igualmente. ¿Que mas me da?

-No... N... Mmm... No, no... Se quien... Eres... O quien puedes ser. Ahora no caigo mi señora... Pero si usted es una diosa, no me castigue por no reconocerla...- ¡¿pero que me está pasando?! ¿Por que no acierto a decir una oración entera? No tenia sentido. Tenia ganas de abrazar a esa mujer o lo que fuera, parecía tan cálida, tan acogedora...

-Soy Luna. La madre Luna. La mujer en sus tres fases. Doncella, embarazada y anciana.

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