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INEGI y ciudadanos que cuentan con acceso a internet


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2015  •  Informes  •  604 Palabras (3 Páginas)  •  114 Visitas

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Según el INEGI, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en todo el país, incluido Veracruz, sólo el 31.3 por ciento de los ciudadanos, es decir 3 de cada diez, confía en la honestidad de los agentes de tránsito. En tanto, el 36 por ciento, casi cuatro de cada diez, 40 de cada cien, 400 de cada mil, confían en la policía. Claro, hay estados peores, dice el INEGI, donde el grado de confianza se derrumba, como en el estado de México, donde llega al 28.5 por ciento el respeto que un policía inspira en el alma colectiva. Así, y por encima de que los mexiquenses estén más lastimados que el resto del país con la policía y los agentes de tránsito el dato del INEGI resulta muy malo para el general Arturo Bermúdez Zurita. Y más ahora cuando el corazón le late por la llegar a ser  diputado local por el distrito de Xalapa urbano. Y más, porque el general está buscando impunidad, luego del apocalíptico estado de inseguridad a que ha llevado a los 8 millones de habitantes de Veracruz. Y, bueno, la estadística manifiesta la notoria incapacidad del general para garantizar la seguridad en la vida y en los bienes, más en la vida, de la población jarocha.

 Y es que si sólo tres de cada diez ciudadanos, 30 de cada cien, 300 de cada mil, confían en el agente de tránsito, manifiesta el grado de desconfianza sembrada en cada ciudadano. Tal cual, se tiene la imagen de agentes prestos a la corrupción que conociendo un poco el sistema político significa que si el agente común y sencillo de la vía publica extiende la mano para recibir el embute luego pasa copia al superior y el superior al de más arriba en una escalera al cielo hasta topar con pared. Es el mismo caso de una policía donde únicamente casi cuatro de cada diez ciudadanos le tienen confianza. Es más, queda ratificada la vieja experiencia del siglo pasado, en el sentido de que si un ladrón y un policía vienen en la calle cada uno en una banqueta, es más preferible exponerse al delincuente común, porque el ladrón sólo roba y se va, mientras el policía roba, golpea y encarcela inventando el delito de agravios a la autoridad. Los policías de Bermúdez inspiran miedo, temor e incertidumbre, como también, incluso, el mismo secretario de Seguridad Pública que suele imponerse ante la población electoral con un montón de escoltas que lo cuidan día y noche, de igual manera como el Fiscal General anda blindado hasta cuando se ejercita en las mañanas en el fraccionamiento “Las ánimas”, con unos diez guardias adelante y otros diez atrás.

Lástima… porque entre tanto, Veracruz sigue desangrándose todos los días mientras ellos tienen guardias de seguridad a su alrededor, sin contar que sus familias están más que cuidadas dentro de sus viviendas o incluso fuera de estas. ¿Cómo es que podemos confiar en policías que piden dinero a cambio de no seguir la ley? ¿Cómo podemos sentirnos seguros cuando vivimos de cerca secuestros o asaltos y ellos ni sus luces? Puedo mencionar que posiblemente aun haya personas con valor moral, que cuando ven algún asalto acuden a brindar ayuda sin pensarlo, que, en mi opinión, pienso que es lo único que puede vencer a la delincuencia, simplemete no podemos confiar plenamente en los policías, ni estar esperanzados en u aparición, ya que si es que los atrapan, y los llevan a la cárcel posiblemente salga pronto el delincuente por falta de pruebas o porque pago algún dinero, lo ideal sería  ‘’justicia por la propia mano’’.

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