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Internet Y El Acceso Al Conocimiento

donjorge17 de Diciembre de 2012

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INTERNET Y EL ACCESO AL CONOCIMIENTO:

LA ARTICULACIÓN DE LO EPISTEMOLÓGICO Y LO MORAL*

Eduardo BUSTOS GUADAÑO

Roberto FELTRERO OREJA

Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia,

UNED

0. Introducción

La introducción de las tecnologías computacionales en las labores de creación, procesamiento y comunicación de la información presenta un complejo cuadro de consecuencias positivas y negativas. Las llamadas tecnologías de la información y la comunicación, TIC —típicamente los computadores interconectados a través de la red Internet— han abierto un campo de posibilidades casi ilimitadas para comunicar y compartir la información. La versatilidad de la información digitalizada para su procesamiento (codificación, almacenaje, selección y recuperación) y la posibilidad de su distribución a través de Internet, facilitan enormemente los usos de la información y el conocimiento y, por tanto, las posibilidades de socialización y apropiación cognitiva del acervo informacional y cultural. Es posible afirmar, por tanto, que la función de dichas tecnologías es facilitar y maximizar la creación y comunicación de información. Su diseño e implantación fueron, históricamente, orientados hacia ese fin. Aunque su flexibilidad permite también diseños que pueden controlar y, en su caso, limitar de manera absoluta todas las comunicaciones.

Existen muchas razones para afirmar que la mejora del acceso libre a la creación y la comunicación de la información es positiva para los seres humanos. Desde una ética inmanentista de la información (Floridi, 2002), hasta propuestas basadas en la justicia social (Lipinski y Britz, 2000), pasando por todo tipo de argumentaciones sobre las virtudes humanísticas de la educación en todo tipo de entornos culturales, la accesibilidad de la información se afirma como un bien y un derecho básico. Fomentar la creación, ampliación y accesibilidad de un entorno informacional se impone como un

principio básico en cualquier análisis moral de las TIC.

Las bondades de la creación y difusión masiva de la información no son, no obstante, absolutas. Existen razones para pensar que la ingente cantidad de información que circula por la red puede acarrear algunos problemas epistemológicos. La veracidad, la fiabilidad y la relevancia de dicha información son los principales. El hecho de que la Red sea un repositorio de información no supone que, automáticamente, se convierta en un mecanismo valioso de transmisión de conocimiento. Para articular las dimensiones morales y epistemológicas del libre acceso a la información es preciso un análisis de los nuevos mecanismos de publicación y de acreditación de la información y el conocimiento en el entorno digital.

El problema que se nos plantea, pues, es la valoración de las consecuencias epistemológicas de la implantación de las TIC en las actividades de producción, difusión y distribución de la información y el conocimiento. Problema que plantea, ineludiblemente, una reflexión sobre los aspectos morales de la limitación o regulación del acceso al conocimiento, así como sobre el papel y responsabilidad de las instituciones en estas actividades. El objetivo se centrará en la discusión de mecanismos para impulsar el compromiso de los actores más epistémicamente relevantes en la producción, selección, comunicación y acreditación del conocimiento en la Red. Como aportación conceptual para dilucidar el intricado problema del valor epistémico de la información en la red se discutirá el concepto de ubicación epistémica. Es decir, las condiciones que una ubicación de Internet debe satisfacer para poder considerar su contenido valioso desde un punto de vista epistémico. Mediante esta noción se articularán las razones epistemológicas con los argumentos morales para la defensa de la accesibilidad del conocimiento en la Red.

1. Internet y las labores de producción y distribución de información

La tecnología en general, y las tecnologías de la información y la comunicación en particular, cambian la naturaleza de las acciones que llevamos a cabo mediante ellas. Evidentemente son más llamativos los casos en que esa tecnología introduce elementos o espacios nuevos que es preciso asimilar, primero en un nivel cognitivo, elaborando nuevos conceptos, y luego ontológico y moral, asignando una clase de realidad a la que corresponden esos conceptos, y modelos de acción con respecto a esa realidad. En filosofía de la información, esa es la orientación que tiene la obra de L. Floridi (Floridi, 2002; Floridi y Sanders, 2002): primero elaborar un concepto adecuado de información

(que vaya más allá de la teoría matemática pura de la información) para acotar más adelante un ámbito ontológico (lo que más o menos abarca el rótulo infosfera) y especificar la medida en que los valores se aplican a los objetos de ese ámbito.

Aunque menos llamativos, son muy importantes también los casos en que antiguas, venerables, actividades son modificadas radicalmente por la intervención de las TIC. El mismo caso de la escritura, según menciona D. Johnson (2004) es un buen ejemplo. La posibilidad de escribir de una forma no lineal, utilizando el hipertexto (Drexler, s/f), es una muestra de cómo la tecnología puede modificar sustancialmente un tipo de acto, la escritura, cuya linealidad era una propiedad definitoria antes del advenimiento de las TIC. Asimismo, no son menos importantes las modificaciones en instituciones ya existentes, o la aparición de nuevas instituciones, que son hechas posibles por las TIC. Entre ellas figura en un papel preponderante Internet. Internet no sólo ilustra la forma en que las TIC modifican radicalmente antiguas instituciones, como por ejemplo las editoriales, sino de cómo constituyen nuevas instituciones en que se alojan nuevas actividades, nuevas regimentaciones, nuevas formas de vida. Internet se ha convertido en la principal institución en la que se desarrollan los procesos de comunicación en la sociedad contemporánea, esto es, en el principal medio de producción, procesado y distribución de la información.

La posibilidades técnicas bien conocidas de la Red (comunicación global, asíncrona o inmediata, capacidad de almacenamiento y publicación virtualmente irrestricta, etc.) van a proporcionar posibilidades novedosas para la organización dinámica de las tareas de producción, difusión y acreditación del conocimiento. El alcance global significa el hecho de que abarca, o puede hacerlo, prácticamente cualquier grupo humano, y que puede hacerlo de un modo plural, en el sentido de superar los límites de la comunicación dual, con dos interlocutores. Internet posibilita la comunicación simultánea o asíncrona de diversos grupos, con bajo coste y con inmediatez incomparable. Desde el punto de vista de la distribución de la información, las características de Internet propician una comunidad interlocutora prácticamente ilimitada y no específica. Cualquier información puesta en Internet, aunque pueda estar dirigida a una comunidad específica, puede ser accedida por cualquier persona. En esto se diferencia de medios tradicionales de difusión de la información, como las publicaciones científicas, por ejemplo, dirigidas a un público específico, de difícil acceso y de distribución limitada. Desde el punto de vista de la producción de la información, la horizontalidad comunicativa implica que todos los usuarios de Internet

son, a la vez, posibles productores de información, es decir, que se multiplican los focos generadores de información.

Desde el punto de vista de las labores epistémicas, estas características de Internet presentan consecuencias a analizar. De una parte, tenemos la pluralidad de focos productivos. De otra, la posibilidad de producción anónima e irrestricta de información. Todo ello implica que Internet propicia, y necesita, prácticas de validación o acreditación de la información que se apartan radicalmente de las formas tradicionales de evaluación. El hecho es que la estructura tecnológica de Internet ha alterado la función de las instituciones tradicionales de acreditación de la información. Eso significa intuitivamente que, a pesar de que la cantidad de información puesta en circulación en Internet es incomparablemente superior a la de otros medios, la acreditación o cualificación de esa información es realmente menor o de peor calidad, en parte porque es preciso idear nuevos mecanismos o generar nuevas instituciones que desempeñen esas funciones en el entorno digital. La herramienta más apropiada para llevar a cabo ese estudio es la epistemología social.

2.Internet y la epistemología social

No se trata tanto de que Internet, como medio tecnológico, cause meras formas de producción y difusión del conocimiento como de que introduzca una dimensión reflexiva en la propia filosofía de la ciencia. En particular, el análisis de Internet y su influencia en los procesos epistémicos sociales constituye un continuo con las disciplinas (sociología, antropología, etc.), orientaciones (relativismo, estudios culturales, etc.) y metodologías de análisis (etnografía) que resaltan los factores externos a esos procesos, factores que abarca generosamente el calificativo de ‘contextuales’. Dicho de otro modo, Internet es un elemento que, en filosofía de la ciencia, contribuye a desplazar el análisis de las cuestiones del contenido (qué es conocimiento, cómo se acredita, etc.) a las cuestiones de forma y función (cuáles son las estructuras que subyacen su producción, qué papel desempeñan en el conjunto de la vida social, etc.)

Como institución progresivamente más central en la producción y distribución

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