Inundaciones En Celaya 1973

El fin de semana se cumplieron 40 años de las inundaciones de Celaya donde las pérdidas fueron incalculables y la mayor parte de la ciudad se cubrió de agua.

El 17 de agosto de 1973 la historia de esta ciudad tuvo un giro repentino cuando los niveles de la presa de San Miguel de Allende provocaron el desborde del río La Laja, por las fuertes precipitaciones de aquellos años.

“El agua nos llegaba hasta el cuello. Recuerdo que me encontraba con un amigo en el portal y comentábamos que no había llovido. Pero de repente se vinieron las lluvias. Fueron muchos milímetros de agua que nunca se habían visto por estos rumbos”, dijo el cronista Herminio Martínez.

Las autoridades municipales anunciaban por las calles con una bocina que el río se saldría de su cauce y que recomendaban a las familias abandonar las viviendas para evitar accidentes.

Pero algunos como el cronista de esta ciudad Herminio Martínez no salió de su casa ubicada en el barrio de San Miguel hasta que se dio cuenta de la catástrofe se mudó a un hotel de la Zona Centro.

“Ya cuando vimos la magnitud de las aguas es que me salí de aquella casa. Fue curioso porque el Centro casi no se inundó por la forma de construcción de los fundadores. Al bulevar apenas si llegó el agua”, recordó.

Los visitantes o celayenses que querían salir de la ciudad tenían que caminar hasta dos kilómetros para tomar los autobuses en la carretera donde estaba más alto y el agua no alcanzó a llegar.

Los animales venosos e insectos se observan en la corriente de las principales calles de la ciudad y las colonias más afectadas fueron Jardines de Celaya, Las Arboledas, barrio de Tierra Blanca, Zapote y San Juan.

La Central de Autobuses que estaba recién inaugurada quedó bajo el agua y la papelería y boletos flotaban por los alrededores.

Herminio Martínez no olvida que la gente utilizó lanchas de motor e inflables y tractores agrícolas para rescatar sus pertenencias y a sus animales.

“Había personas que iban arriba de los tractores con los puercos, borregos, chivas y gallinas. Las personas de la tercera edad y niños que no podían nadar eran ayudados por hombres o se subían mejor a los techos.

Después de tres meses, el agua bajó y el lodo en las calles, avenidas e inmuebles fue a lo que se enfrentaron los celayenses en su etapa de reconstrucción.

Herminio Martínez mencionó que en julio de 1923 se registró otra inundación que prácticamente desapareció al barrio del Zapote, en otro desbordamiento del río La Laja.

La última vez que el cronista pensó que se repetiría la historia de aquellos años fue con las lluvias de 2004.

“Celaya es una llanura. No sé qué pasaría si fuéramos

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