La Avioneta

Cuando se habla de abuso sexual solemos pensar: "eso a mí no me ocurrirá", pero conservadoramente se sabe que al treinta por ciento de las chichas les ocurre. Cualquier mujer puede ser víctima de una violación. De la misma forma, cualquier hombre puede violar. La mayoría decide no hacerlo. Las mujeres en cambio no pueden decidir. Además existe un agravante terrible y poco comentado. Tres cuartas partes de los abusos, según las encuestas para la seguridad de la mujer, fueron realizados por gente muy cercana: novios, amigos, compañeros de escuela o trabajo, jefes y familiares. Se tiene la creencia de que los violadores son seres desequilibrados que salen en las noches enmascarados y armados y, los hay de ese tipo, son los menos. Por lo regular el hombre que fuerza una relación, lo planea, fantasea con la idea antes de llevarla acabo y con demasiada frecuencia la víctima vive cerca de él, a veces en la misma casa o colonia. Muchos chistes, cuentos y asta películas demuestran la grotesca escena de una joven que ansiaba ser violada y que inclusive al ser poseída deseaba más. No hay nada tan absurdo y perjudicial para nuestra sociedad que hacer ese tipo de bromas estúpidas. Es fácil reírse de lo que no se entiende. Es cierto, la mujer puede disfrutar un acto sexual, de la misma forma que un varón puede disfrutar, por ejemplo, un momento de

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