La administración central

Su organización político-administrativa: Al igual que los demás estados de su época, todo el poder económico, militar y administrativo residía en el emperador, que adoptó el título griego de Basileus. Además era él el que decidía de entre algunos candidatos quien sería el patriarca de Constantinopla (que viene a ser lo mismo que el Papa pero en la religión ortodoxa) por lo tanto este a cambio le consagraba y le permitía intervenir en los asuntos de la Iglesia.

La administración central: El emperador bizantino se apoyaba en una burocracia formada por funcionarios para poder gobernar su basto Imperio, y la recopilación de las leyes romanas por parte de Justiniano favoreció enormemente a la buena organización del Imperio. Territorialmente el Imperio se dividía en provincias llamadas thémas, gobernadas por strategos, que dirigían la administración y el ejército de la provincia.

El ejército: Fue como en todos los grandes imperios lo que permitió que estos se expandieran. Adoptó las tácticas de oriente y de occidente, y con esto se formó un ejército muy compacto para la época, basado especialmente en la caballería de catafractos (caballería pesada del desierto) y los tagmata, las fuerzas de élite del Imperio que desempeñaron un papel fundamental en la defensa de Constantinopla. La armada bizantina también tuvo un importantísimo papel ya que se encargó de defender el Bósforo para que Constantinopla no pudiera ser invadida por mar.

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