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Miguel Hidalgo y el inicio de la independencia de México: Causas, conspiraciones y campañas

holiboli9878 de Diciembre de 2014

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Los Inicios

La invasión napoleónica aceleró el comienzo de la lucha por la independencia. Al descontento de los criollos se unió la oposición de los peninsulares respecto al nuevo emperador; este hecho fue aprovechado por aquéllos mediante una seria de insurrecciones, primero, hasta el desarrollo de la guerra, después. La independencia se veía la única opción para establecer un gobierno libre, capaz de administrarse y dirigirse por sí mismo, porque la corona española ya no se ocupaba sus territorios y tenía sus propios problemas.

Los acontecimientos centrales en las campanas de hidalgo y de Morelos

Las conspiraciones surgieron tan pronto como se supo de la invasión de José Bonaparte. El 15 de septiembre de 1808, Francisco Primo de Verdad, Francisco Azcarate y fray Juan de Talamantes se alzaron contra el virrey José de Iturrigaray y, desconociendo al ayuntamiento de la ciudad de México, propusieron la creación de una junta de Gobierno, semejante a las que funcionaban en España contra el invasor, con la esperanza de que le poder pasará al pueblo, es decir, a los criollos ricos. La relación de los peninsulares no se hizo esperar. Temiendo que la colonia se independizara con ello, se acabara sus privilegios, encarcelaron a los rebeldes. Este acontecimiento demostró a los, criollo que los medios pacíficos serían insuficientes para la lucha; en consecuencia a partir de entonces, empezaron a organizarse y a conspirar.

Esta conspiración tenía conexiones con la de Querétaro, que fue la de mayor trascendencia porque en ella se encontraba con la de Querétaro, que fue la de mayor transcendencia porque se encontraba los líderes de la insurrección: Miguel de Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez, entre otros.

Las famosas Campañas de Hidalgo

La conspiración de Querétaro fue descubierta el 15 de septiembre de 1810 y provocó que se adelantaran el acontecimiento para la lucha. Josefa Ortiz, esposa del corregidor Miguel Domínguez, avisó a Allende que la conjura había sido descubierta, y éste a su vez previno a Hidalgo, quien se apresuró a organizar la rebelión y a iniciarla durante la madrugada del 16 de septiembre del mismo año.

Miguel Hidalgo era párroco del pueblo de Dolores, de la intendencia de Guanajuato. Ex alumno de los jesuitas, poseía una gran cultura y fortuna; fue profesor y rector del colegio de San Nicolás en Valladolid. Se había distinguido por sus labores a favor de los indígenas y las castas, a quienes había enseñado alfarería, la cría del gusano de seda y las primeras letras. De ahí fuera seguido por unos 600 hombres y la insurrección se convertiría en un movimiento popular y no sólo la de un grupo de criollos inconformes.

Llamó a misa y desde el púlpito un discurso en contra del mal gobierno, invitando a la unión y a la rebeldía conjunta. A este acto se le conoce oficialmente como "Grito de Dolores". En poco día de reunir a más de 100,000 criollos, mestizos y otras personas dedicadas a la minería, agricultura y los obrajes.

Hidalgo salió de la iglesia con su ejército. En Atotonilco adoptó la imagen de la Virgen de Guadalupe como estandarte de la lucha y el grito de la multitud fue desde ese momento: "Viva Nuestra Señora de Guadalupe" ¡Mueran los Gachupines!

Luego de vencer una escasa resistencia, entró en San Miguel el Grande, donde se le unió el ejército de Dragones de la reina que comandaba Allende. Después partieron a Celaya y Salamanca. Tomó la capital de Guanajuato después de un intenso y sangriento combate en el que destacó la actuación de un minero apodado El Pípila al incendiar la puerta de la Alhóndiga de Granaditas para facilitar la entrada a los insurgentes. El mismo hidalgo castigó severamente tales excesos con la pena de muerte. Los obispos de Michoacán, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca y Puebla excomulgaron al cura y a sus colaboradores, pero cuando arribó con su ejército a Valladolid, logró retirada la excomunión.

Batalla del Monte de las Cruces

Después de Valladolid Hidalgo se dirigió a la capital del país, pasando antes por el monte de la Cruces, el cual divide a Toluca del Valle de México. Ahí sostuvo un duro enfrentamiento con las tropas realistas. El triunfo dejó el camino libre a la ciudad. Pidió hablar con el virrey, pero, antes de saber si iba a ser escuchado, ordenó la retirada por temor a que el ejército del español Félix María Calleja estuviera ya en camino y su tropa quedara cautiva en plena ciudad, atrapada y sin municiones suficientes para hacerle frente. Probablemente también dio esa orden por miedo a que sucedieran hechos parecidos a los de Guanajuato, o porque se carecía de un plan y un sistema de ataque efectivo. Los cierto es que el pueblo los esperaba como libertadores.

Batalla de Aculco

Estos temores fueron aprovechados por Calleja, que se enfrentó a los rebeldes los derrotó en una región llamada San Jerónimo de Aculco, en Querétaro. De los 80,000 hombres victoriosos del monte de las cruces, sólo quedaron unos 40,000. Hidalgo se dirigió entonces a Valladolid Allende a Guanajuato, pero éste fue rechazado y obligado a huir hacia Guadalajara, donde pretendía unirse a aquel.

Entre las medidas decretadas por Hidalgo estaba la confiscación de los bienes que pertenecía a los españoles, el reconocimiento del uso de las tierras como derecho exclusivo de sus dueños. Entre otras acciones políticas, invitó a los criollos a dejar el ejército español y unirse al insurgente. Fundó el periódico El Despertador Americano, para hacer llegar a la población las noticias sobre el nuevo gobierno y el alcance de la lucha independentista

Batalla de Puente de Calderón

En Guadalajara, Hidalgo organizó su ejército con unos 100.000 hombres, que se enfrentó al de Calleja en Fluente de Calderón. Después de seis horas de combate y cuando la batalla aún no estaba decidida, estalló una granada sobre un carro de municiones; esto causa pánico, desorden y finalmente la derrota de los insurgentes. Calleja entró victorioso, a la ciudad de Guadalajara el 21 de enero de 1811.

Retirada al norte del país

Debido a este fracaso, Hidalgo dejó el mando de las tropas insurgentes, en la hacienda de Pabellón, cerca de Aguascalientes. Al mando de una parte de la tropa, Hidalgo se encaminó hacia Zacatecas, pero como no tuviera el apoyo deseado y apenas había logrado reunir algún dinero para la causa, continuó hacia el norte donde fue aprehendido definitivamente.

Más tarde los caudillos y un ejército de unos 2,500 hombres con Ignacio López Rayón a la cabeza, pretendieron llegar a Estado unidos en busca de municiones para la lucha, y no las consiguieron. Fueron aprehendidos en Norias de Bajan. La tropa fue sometida a un consejo de guerra y enviada a Durango. Hidalgo, Allende, Aldama y Mariano Abasolo fueron enviados a Chihuahua donde se les condenó a muerte. Hidalgo fue ejecutado el 30 de julio de 1811. Las cabezas de Miguel Hidalgo y Costilla, Allende, Aldama, y Jiménez se conservaron en sal por los practicantes del hospital, y tras una larga peregrinación por Chihuahua, Zacatecas, Lagos, León y Guadalajara, fueron fin colocado, en octubre, en los cuatro ángulos de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanaju

Las campañas de Morelos.

La muerte de los principales caudillo de la independencia no acabó con el movimiento. Éste fue continuado, por Ignacio López Rayón y, al sur, por José María Morelos y Pavón, quien daría la organización, estrategia y carácter militar que no había tenido entonces.

Rayón reunió tropas insurgente dispersas y desorganizadas por la muerte de Hidalgo. De Coahuila pasó a Zacatecas pero, perseguido por Calleja, sé transado a Michoacán, y en Zitácuaro formó una junta de Gobierno para unir y reorganizar el ejército y para establecer un gobierno libre; para ello expidió un Manifiesto a la Nación, este documento fue enviado a Morelos, que lo rechazó porque no estaba de acuerdo con que Fernando III siguiera gobernando a la colonia, como proponía la junta de Gobierno.

En el año de 1810 el cura del pueblo de Carácuaro, José María Morelos y pavón, se enteró que en pueblo de Dolores, el cura Miguel

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