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Pablo Neruda

monkeyman96023 de Febrero de 2014

3.320 Palabras (14 Páginas)279 Visitas

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EL AMOR

EN TI LA TIERRA

PEQUEÑA

rosa,

rosa pequeña,

a veces,

diminuta y desnuda,

parece

que en una mano mía

cabes,

que así voy a cerrarte

y a llevarte a mi boca,

pero

de pronto

mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,

has crecido,

suben tus hombros como dos colinas,

tus pechos se pasean por mi pecho,

mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada

línea de luna nueva que tiene tu cintura:

en el amor como agua de mar te has desatado:

mido apenas los ojos más extensos del cielo

y me inclino a tu boca para besar la tierra.

>> Escuche a Neruda recitar "En ti la tierra".

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EL VIENTO EN LA ISLA

EL viento es un caballo:

óyelo cómo corre

por el mar, por el cielo.

Quiere llevarme: escucha

cómo recorre el mundo

para llevarme lejos.

Escóndeme en tus brazos

por esta noche sola,

mientras la lluvia rompe

contra el mar y la tierra

su boca innumerable.

Escucha cómo el viento

me llama galopando

para llevarme lejos.

Con tu frente en mi frente,

con tu boca en mi boca,

atados nuestros cuerpos

al amor que nos quema,

deja que el viento pase

sin que pueda llevarme.

Deja que el viento corra

coronado de espuma,

que me llame y me busque

galopando en la sombra,

mientras yo, sumergido

bajo tus grandes ojos,

por esta noche sola

descansaré, amor mío.

>> Escuche a Neruda recitar "El viento en la isla".

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BELLA

BELLA,

como en la piedra fresca

del manantial, el agua

abre un ancho relámpago de espuma,

así es la sonrisa en tu rostro,

bella.

Bella,

de finas manos y delgados pies

como un caballito de plata,

andando, flor del mundo,

así te veo,

bella.

Bella,

con un nido de cobre enmarañado

en tu cabeza, un nido

color de miel sombría

donde mi corazón arde y reposa,

bella.

Bella,

no te caben los ojos en la cara,

no te caben los ojos en la tierra.

Hay países, hay ríos

en tus ojos,

mi patria está en tus ojos,

yo camino por ellos,

ellos dan luz al mundo

por donde yo camino,

bella.

Bella,

tus senos son como dos panes hechos

de tierra cereal y luna de oro,

bella.

Bella,

tu cintura

la hizo mi brazo como un río cuando

pasó mil años por tu dulce cuerpo,

bella.

Bella,

no hay nada como tus caderas,

tal vez la tierra tiene

en algún sitio oculto

la curva y el aroma de tu cuerpo,

tal vez en algún sitio,

bella.

Bella, mi bella,

tu voz, tu piel, tus uñas

bella, mi bella,

tu ser, tu luz, tu sombra,

bella,

todo eso es mío, bella,

todo eso es mío, mía,

cuando andas o reposas,

cuando cantas o duermes,

cuando sufres o sueñas,

siempre,

cuando estás cerca o lejos,

siempre,

eres mía, mi bella,

siempre.

LA TIERRA

LA tierra verde se ha entregado

a todo lo amarillo, oro, cosechas,

terrones, hojas, grano,

pero cuando el otoño se levanta

con su estandarte extenso

eres tú la que veo,

es para mi tu cabellera

la que reparte las espigas.

Veo los monumentos

de antigua piedra rota,

pero si toco

la cicatriz de piedra

tu cuerpo me responde,

mis dedos reconocen

de pronto, estremecidos,

tu caliente dulzura.

Entre los héroes paso

recién condecorados

por la tierra y la pólvora

y detrás de ellos, muda,

con tus pequenos pasos,

eres o no eres?

Ayer, cuando sacaron

de raíz, para verlo,

el viejo árbol enano,

te vi salir mirándorne

desde las torturadas

y sedientas raíces.

Y cuando viene el sueño

a extenderme y llevarme

a mi propio silencio

hay un gran viento blanco

que derriba mi sueño

y caen de él las hojas,

caen como cuchillos

sobre mí desangrándome.

Y cada herida tiene

la forma de tu boca

SI TÚ ME OLVIDAS

QUIERO que sepas

una cosa.

Tú sabes cómo es esto:

si miro

la luna de cristal, la rama roja

del lento otoño en mi ventana,

si toco

junto al fuego

la impalpable ceniza

o el arrugado cuerpo de la leña,

todo me lleva a ti,

como si todo lo que existe,

aromas, luz, metales,

fueran pequeños barcos que navegan

hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,

si poco a poco dejas de quererme

dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto

me olvidas

no me busques,

que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco

el viento de banderas

que pasa por mi vida

y te decides

a dejarme a la orilla

del corazón en que tengo raíces,

piensa

que en ese día,

a esa hora

levantaré los brazos

y saldrán mis raíces

a buscar otra tierra.

Pero

si cada día,

cada hora

sientes que a mí estás destinada

con dulzura implacable.

Si cada día sube

una flor a tus labios a buscarme,

ay amor mío, ay mía,

en mí todo ese fuego se repite,

en mí nada se apaga ni se olvida,

mi amor se nutre de tu amor, amada,

y mientras vivas estará en tus brazos

sin salir de los míos.

LAS VIDAS

EL MONTE Y EL RIO

EN mi patria hay un monte.

En mi patria hay un rio.

Ven conmigo.

La noche al monte sube.

El hambre baja al río.

Ven conmigo.

Quiénes son los que sufren?

No sé, pero son míos.

Ven conmigo.

No sé, pero me llaman

y me dicen "Sufrimos".

Ven conmigo.

Y me dicen: "Tu pueblo,

tu pueblo desdichado,

entre el monte y el río,

con hambre y con dolores,

no quiere luchar solo,

te está esperando, amigo".

Oh tú, la que yo amo,

pequeña, grano rojo

de trigo,

será dura la lucha,

la vida será dura,

pero vendrás conmigo.

>> Escuche a Neruda recitar "El monte y el río".

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PEQUEÑA AMÉRICA

CUANDO miro la forma

de América en el mapa,

amor, a ti te veo:

las alturas del cobre en tu cabeza,

tus pechos, trigo y nieve,

tu cintura delgada,

veloces ríos que palpitan, dulces

colinas y praderas

y en el frío del sur tus pies terminan

su geografía de oro duplicado.

Amor, cuando te toco

no sólo han recorrido

mis manos tu delicia,

sino ramas y tierra, frutas y agua,

la primavera que amo,

la luna del desierto, el pecho

de la paloma salvaje,

la suavidad de las piedras gastadas

por las aguas del mar o de los ríos

y la espesura roja

del matorral en donde

la sed y el hambre acechan.

Y así mi patria extensa me recibe,

pequeña América, en tu cuerpo.

Aún más, cuando te veo recostada

veo en tu piel, en tu color de avena,

la nacionalidad de mi cariño.

Porque desde tus hombros

el cortador de caña

de Cuba abrasadora

me mira, lleno de sudor oscuro,

y desde tu garganta

pescadores que tiemblan

en las húmedas casas de la orilla

me cantan su secreto.

Y así a lo largo de tu cuerpo,

pequeña América adorada,

las tierras y los pueblos

interrumpen mis besos

y tu belleza entonces

no sólo enciende el fuego

que arde sin consumirse entre nosotros,

sino que con tu amor me está llamando

y a través de tu vida

me está dando la vida que me falta

y al sabor de tu amor se agrega el barro,

el beso de la tierra que me aguarda.

ODA Y GERMINACIONES

III

MI MUCHACHA salvaje, hemos tenido

que recobrar el tiempo

y marchar hacia atrás, en la distancia

de nuestras vidas, beso a beso,

recogiendo de un sitio lo que dimos

sin alegría, descubriendo en otro

el camino secreto

que iba acercando tus pies a los míos,

y así bajo mi boca

vuelves a ver

...

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