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Pedagogía


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  1.832 Palabras (8 Páginas)  •  128 Visitas

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Pedagogía ayer, hoy y mañana

La presente elaboración tiene como punto de partida a las ideas de José Martí y José Carlos Mariátegui. La elección de estos autores reside en la fuerza que arrastran sus ideas y, porque considero que a partir de esta lectura es posible crear, reconstruir, integrar, pensar como verbos necesarios para completar la libreta del ser latinoamericano y construir una pedagogía para hoy y mañana.

Al momento de la publicación de “Nuestra América” en 1891, José Martí sentaba sus prosas conceptualizando sus ideas- reivindicando a tiempo-  sobre la esencia de la realidad latinoamericana. También, realizaba un llamamiento al despertar latinoamericano. Despertar que supone abandonar el estado latente para ponerse de pie ante el “gigante de las siete leguas” (Martí, 1891, p. 9). Martí apela a la creación por parte de los hombres de una República, apela a la originalidad de los pueblos americanos y, apela a enfrentar al espíritu conquistador. Martí postula que las ideas son las armas, que el origen son las raíces de los árboles al pie de los Andes y eso es la patria. Para Martí, la naturaleza y el conocer esa naturaleza es pensar, es ser y es crear. La naturaleza debe ser convertida en  cultura. Los pueblos americanos deben sentir y pensar, deben conocer para saber y apasionarse para ejercer.

Más tarde, en los albores del Siglo XX, José Carlos Mariátegui-ajeno al objetivismo y al academicismo- encamina las ideas hacia el socialismo peruano.  La espina dorsal de su pensamiento es el desarrollo económico. En el desarrollo económico es en donde encuentra la causa, la raíz del problema indígena en el Perú. La economía incaica debe tener un fin social. En este sentido, Mariátegui apela a la idea de que el pueblo peruano debe tener fe, hambre de un mito que movilice al pueblo a arriesgarse, a tomar partido en la acción. El autor dice que, “la lucha final es el motor de todos los progresos” (Mariategui, 1928, p. 50). Los pueblos deben ser capaces de generar un núcleo que los articule, los integre, los dinamice llevándolos del pensamiento a la acción. De este modo, se revaloriza la identidad, la autonomía y eso lleva  a la praxis.

Los autores, nos invitan a respirar ideas sin pretensiones de rigurosidad cientificista. A través de la lectura de sus escritos, se ilustra  la conjugación exacta entre naturaleza y cultura. Con décadas de diferencia, Martí y Mariátegui, nos introducen en el problema de los pueblos americanos. Pensar, crear, integrar, movilizar, construir, no olvidar y amar suponen la autonomía y la reinvención  de un pueblo enfrentado al conquistador. Siguiendo esta línea, es preciso  señalar su propuesta acerca del intercambio y posicionamiento frente a aquél construido como “Otro”.

En palabras de Martí, “El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza”  (Martí, 1891, p. 15).

Esto tiene continuidad, en la visión de Mariátegui, a partir de su argumento acerca de las nuevas generaciones y del socialismo en América. El autor dice, “Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva” (Mariátegui, 1928, p. 39).

Ambos autores, nos proponen no dejar la trinchera de ideas, sin importar qué ideología, sino sólo apelando a construir desde el amor, y comprender que cada derrota puede ser una lección para la próxima victoria. Se trata justamente de dar vida a partir de la enseñanza, a partir de una pedagogía de liberación, haciendo especial hincapié en el valor de la identidad, la autonomía y la praxis.

Aprender del pasado

Nos es preciso retomar las palabras de Martí y Mariátegui para reflexionar sobre el contexto que los movilizó, los interpeló para pensar en sus realidades. Entre las décadas que los separan el problema era el mismo: la historia de sus pueblos.

Hoy a partir de las lecturas que hacemos sobre lo que ellos han escrito, sobre lo que nos han legado, podemos y hasta debemos mirar hacia atrás para comprender, llenarnos de fuerzas y amor para construir el presente y el futuro que se avecina.

La elección de un camino, más precisamente la elección de la docencia como camino, debe tener como “ingreso”, los escritos de estos autores que hemos mencionado. La docencia nos ubica en una posición en la que  debemos asumir un nuevo rol.

Me refiero principalmente al nuevo rol en la docencia en secundaria o en la Universidad, debido al espíritu de clase que distingue y separa la enseñanza primaria de la secundaria y superior (Mariátegui, 2001, p. 57). Porque siguiendo a Mariátegui, “la escuela, a causa de ese espíritu, no solo diferencia a la clase burguesa de las clases pobres en la cultura y en la vida. Diferencia, igualmente, a los maestros de una clase de los maestros de la otra. El maestro primario se siente próximo al pueblo. El maestro del Liceo o de la Universidad se siente dentro de la burguesía (…) El maestro primario es sólo maestro, es sólo enseñante, en tanto que el profesor del Liceo o de la Universidad es, al mismo tiempo, literato o político. (...) La enseñanza es un suplemento o un complemento intelectual de su actividad práctica, política, forense o mercantil”.

Este párrafo es una forma de interpelarnos, de movilizarnos. Nos invita a preguntarnos si realmente es así para cada aquel que lo lee. En mi caso, es un llamado de atención y el puntapié de una reflexión para construir por qué y para qué enseñar.

Claro está que, de acuerdo a los autores que he puesto en diálogo, mi posicionamiento es aquel que supone problematizar desde la enseñanza media y superior con el mismo que compromiso que “naturalmente tendrían los maestros de la enseñanza primaria”, según dice Mariátegui.

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