Porque A Mi
Masterlares67512 de Abril de 2015
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En 1986, Valeria viajó junto con su papá y su hermana en un crucero que tenía como destino Argentina; durante este viaje, Valeria conoce “a un chico” que es 10 años mayor que ella. Durante todo el recorrido del crucero, Valeria y el chico se tratan y comienzan con una relación de amigos; pero con el paso de los días y antes de terminar el viaje, ambos chicos se gustaron y finalmente llegaron a la decisión que se querían seguir conociendo, por lo que se pasaron sus números de teléfonos y todos los datos necesarios para poder seguir en contacto.
Al finalizar el crucero, ellos deciden comenzar a salir y a mantener una relación amorosa. Los primeros meses fueron buenos, todo era “bonito” como Valeria lo había imaginado, ya que el chico era muy atento, amable y cariñoso; pero después de un tiempo vino el tema del sexo. Valeria, como es su primera vez lo piensa, pero por miedo a perder al “amor de su vida”, acepta tener relaciones con él. Después de un tiempo y de ya mantener relaciones sexuales como pareja, el muchacho la empieza a tratar mal, la humilla, la hace menos, la insulta y le pega; Valeria estaba desesperada ya no sabía qué hacer, tenía desconfianza de decirle a sus familiares o amigos porque ella estaba amenazada por su pareja; pero después de un tiempo y de diversas situaciones, su familia se dio cuenta y le insistían a Valeria que les comentara todo lo que realmente pasaba con su pareja para que pudieran apoyarle y así Valeria pudiera acabar con su sufrimiento.
En un tiempo después Valeria continuó con sus estudios terminó satisfactoriamente en el colegio, pero su salud empeoraba cada vez más, de una tiempo para acá se sentía muy mal, decaída, triste, débil y sin fuerzas, así que ella decidió ir al médico, quien le pide gran cantidad de pruebas, ya que no daban con certeza que es lo que tenía Valeria. Finalmente y después de muchas pruebas y tratamientos, se le diagnostica que tiene el virus del sida (VIH).
Al principio, la noticia fue devastadora para Valeria. Ella ya no se sentía con ganas para seguir, estaba triste y deprimida. Se sentía llena de impotencia ya que ella sabía que tenía esa enfermedad gracias a aquel tipo que la violó y la maltrató como nunca nadie lo había hecho.
Valeria tenía mucho miedo, miedo a morir, y como consecuencia de esto, nunca inició una carrera profesional, pero lo que hizo es que estudió diversos cursos para subir su nivel de inglés.
Ella viajó a San Diego, California para poder completar y terminar satisfactoriamente sus estudios de ingles; en este viaje ella conoce a muy buenos amigos, quienes la hacen pasar momentos muy felices, la ayudan a afrontar su enfermedad, y a pesar de tener una enfermedad como es el SIDA, la animaban para que tuviera una vida normal, tranquila y sin ninguna clase de intolerancia.
Pasado el tiempo y después de vivir como cualquier persona “normal”, Valeria tiene una recaída y se enferma gravemente, se puso tan mal, que se vió obligada a regresar a su país natal, Brasil. Llegando a su país, inmediatamente recibe atención médica y es allí conoce al doctor Ángel, quien se convierte en su “ángel de la guarda”, así lo llamaba ella.
Después de muchos tratamientos, medicamentos, terapias y de más, Valeria logra recuperarse totalmente, y es ahí donde ella realmente aprendió a superar todos los traumas que se habían “creado” gracias a las situaciones tan desagradables que vivió en el pasado, es aquí donde aprende a afrontar las cosas y a llevar una vida normal.
Valeria tomó esto como una nueva oportunidad de vida, ya que no cualquiera se “libra” de una enfermedad de ese tamaño.
Como resultado de lo afortunada y agradecida que se sentía Valeria, actualmente ayuda y participa en las conferencias que las ONG realizan, organiza
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