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Que Al Pueblo Nunca Le Toco


Enviado por   •  12 de Marzo de 2015  •  823 Palabras (4 Páginas)  •  227 Visitas

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QUE AL PUEBLO NUNCA LE TOCO…

Toco

Nunca te toco

50 citas de William Ospina (el proyecto nacional y la franja amarilla) y Álvaro Salom Becerra (al pueblo nunca le toca).

“y Colombia era una republiqueta teocrática, feudal y pastoril, gobernada- desde 1885- por el ilustrísimo y reverendísimo señor arzobispo primado y por el no menos ilustré y reverendo partido conservador, que hacia lo posible y lo imposible por mantener el statu quo y por detener el progreso nacional” (Salom, A. 1992. Pg. 19)

“a pesar de grandes luchas democráticas, la sociedad colombiana se cerró bajo el poder de los terratenientes y del clero; la Iglesia y el Estado se confundieron en una amalgama indiferenciada y nefasta, el índice católico prohibió la lectura libre durante buena parte del siglo, la educación estuvo manejada por la Iglesia” (Ospina, W, s.f. pg. 10)

“el pueblo soberano, en el que tenía puesta toda sus esperanzas Baltasar Riveros, continuaba embruteciéndose paulatinamente con la chicha que, además, era el combustible que movía el brazo de los homicidios en el campo y las ciudades (…) el analfabetismo, el hambre, la mortalidad infantil y el alcoholismo, los cuatro jinetes del apocalipsis” (Salom, A. 1992. Pg. 58)

“De esa gigantesca masa de seres humanos desterrados, excluidos, de esa infrahumanidad, muchos se han visto forzados a la delincuencia. Hoy la principal fuente de delitos en la sociedad colombiana es la delincuencia común; no la delincuencia guerrillera ni la delincuencia del narcotráfico sino la delincuencia común, hija de la ignorancia, del resentimiento, de la pobreza, de las condiciones infrahumanas de vida y, por supuesto, fortalecida y perpetuada por la impunidad.” ” (Ospina, W, s.f. pg. 25)

“¿sabe que pienso yo de la democracia? Que es muy buena pero de a poquitos.” (Salom, A. 1992. Pg. 78)

“Ahora nos resulta increíble que se pudiera hablar de democracia mientras se prohibía expresamente la existencia de partidos políticos distintos de los oficiales.” (Ospina, W, s.f. pg. 20)

“¿habrá la posibilidad de que me aumente el sueldo? (…) ¡que desfachatez! En primer lugar usted no lo merece; en segundo yo nunca he sido partidario de aumentar el sueldo a los empleados por que está demostrado que trabajan mejor con hambre; y en tercero, el banco no puede (…) esas utilidades no son para distribuir entre los parásitos y los zánganos que viven del banco…” (Salom, A. 1992. Pg. 79)

“Confirmó al Estado, previsiblemente, como un instrumento para garantizar privilegios; sólo permitió la iniciativa económica en el ámbito de las clases, familias y empresas tradicionalmente emparentadas con el poder, y cerró las posibilidades de acceso a la riqueza a las clases medias emprendedoras, persistiendo en la política de negar el crédito y la capitalización a las clases humildes.” (Ospina, W, s.f. pg. 19)

“Dos hechos agitaros las aguas de ese largo periodo que fue su gobierno: la huelga y matanza de las bananeras y los sucesos del 8 de junio de 1929, en que perdió la vida el estudiante nariñense Gonzalo Bravo Pérez” (Salom, A. 1992. Pg. 81)

“Hacia 1930, al cabo de 50 años, la hegemonía conservadora se vio debilitada por la inconformidad popular, arreciaron las luchas sindicales, hubo conatos de rebelión, y finalmente la escandalosa masacre de las bananeras precipitó el descrédito del régimen conservador.” (Ospina, W, s.f. pg. 11)

“Jorge Eliecer Gaitán, penalista brillante y hombre de ideas aparentemente avanzadas , que había conquistado fama de orador cuando enjuicio al gobierno de Abadía por la matanza de las bananeras y prestigio de buen administrador cuando desempeño la alcaldía de Bogotá y los ministerios de educación y trabajo, quien enarboló la bandera de la restauración moral de la republica” (Salom, A. 1992. Pg. 153)

“Como alcalde de Bogotá había fijado en los sitios públicos el valor oficial de la hora de trabajo, para dar a los trabajadores una idea de su dignidad y de sus derechos. Como ministro de Educación intentó abrirle paso infructuosamente a una reforma educativa radical que respondiera a las necesidades del país que crecía. Aún es posible oír en sus discursos su interés por impedir que una economía de privilegios precipitara a Colombia en la pauperización y el aplastamiento de las gentes más pobres.” (Ospina, W, s.f. pg. 13)

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