Resumen El Pequeño Vampiro
Davidhernan25 de Mayo de 2014
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• EL PEQUEÑO VAMPIRO EN PELIGRO ARGUMENTOLos padres de Anton de pronto se han vuelto desconfiados, debido a la foto que el padreles hizo a Anton y Anna.Es chocante que de ésta tan solo se vea el libro que sostenía en la mano. Pero aún hayalgo peor: los dos guardianes del cementerio quieren <<embellecer>> la parte delcementerio en la que los vampiros tienen su hogar... -1-
• LOS PERSONAJES DE ESTE LIBROA Antón le gusta leer historias emocionantes y espantosas. Especialmente le encantanlas historias de vampiros, de cuyas costumbres está totalmente al corriente.Los padres de Antón no creen del todo en vampiros.El padre de Antón trabaja en una oficina; su madre es maestra.Rüdiger, el pequeño vampiro, es vampiro desde hace por lo menos ciento cincuenta años.El hecho de que sea tan pequeño tiene una razón sencilla: se convirtió ya de niño envampiro. Su amistad con Antón empezó estando Antón una vez más solo en casa. Allíestaba de repente el pequeño vampiro sentado en el poyete de la ventana. Antóntemblaba de miedo, pero el pequeño vampiro le aseguró que ya había «comido».Realmente, Antón se había imaginado a los vampiros mucho más terribles y, después deque Rüdiger le confesara su predilección por las historias de vampiros y su temor a laoscuridad, le encontró verdaderamente simpático. A partir de entonces la vida bastantemonótona de Antón se volvió muy emocionante: el pequeño vampiro trajo consigotambién una capa para él, y juntos volaron hacia el cementerio y la Cripta Schlotterstein.Pronto conoció Antón a otros miembros de la familia de vampiros.Anna es la hermana de Rüdiger, su hermana «pequeña», como a él le gusta resaltar.Pero Anna es casi tan fuerte como Rüdiger, sólo que más valiente y arrojada que él.También a Anna le gusta leer historias espeluznantes. -2-
• Lumpi el Fuerte, hermano mayor de Rüdiger, es un vampiro muy irascible. Su voz, aveces alta, a veces chillona, demuestra que él se encuentra en los años de crecimiento.Lo único malo es que no saldrá nunca de este difícil estado, porque se convirtió envampiro durante la pubertad.Tía Dorothee es el vampiro más sanguinario de todos.Encontrarse con ella después de ponerse el sol puede resultar mortalmente peligroso.A los restantes parientes del pequeño vampiro no llega a conocerlos Antónpersonalmente. Pero ha visto una vez sus ataúdes en la Cripta Schlotterstein.Geiermeier, el guardián del cementerio, persigue a los vampiros. Por eso los vampiroshan trasladado sus ataúdes a una cripta subterránea. Hasta ahora Geiermeier no haconseguido encontrar el agujero de entrada a la cripta.Schnuppermaul es de Stuttgart y es jardinero de cementerio. Debe ayudar a Geiermeier aembellecer el cementerio y echar a los vampiros. -3-
• LA FOTOCuando Antón apareció para desayunar el sábado por la mañana notó enseguida quepasaba algo malo. A primera vista todo parecía estar como siempre: la mesa puesta conlos panecillos frescos, la música de la radio, y sin embargo...Se sentó, empezó a untar un panecillo y esperó.No tuvo que esperar demasiado; su padre carraspeó y luego dijo:—Antón, tenemos que hablar contigo.—¿Conmigo? —dijo Antón, y fue a servirse leche con marcada indiferencia. Pero,naturalmente, su mano tembló y tiró la mitad fuera.—¿Es que no puedes poner atención? —preguntó indignada su madre.Antón cogió un paño.—Bueno... —empezó de nuevo su padre—. Se trata de esos extraños amigos tuyos.—¿Qué amigos? —se hizo el ignorante Antón.—¡Anna y Rüdiger!La cara de Antón se puso ligeramente colorada..., como siempre que se hablaba de susmejores amigos: el pequeño vampiro, Rüdiger von Schlotterstein, y su hermana Anna.—¿Y qué pasa con ellos?—¡Mira!Su padre sacó del bolsillo interior de su chaqueta una funda roja alargada: una funda defotos.—Bueno, ¿y qué? —inquirió Antón encogiéndose de hombros.¡Qué le importaban a él las fotos de sus padres!—Tú mira dentro —dijo su madre con voz dura.—Si vosotros lo decís...Antón sacó de la funda un montón de fotos y las miró de mala gana. Las primeras fotoseran exactamente como él había esperado: aburridas vistas de casas, árboles, nubes...Pero después... ¡Antón se quedó de piedra!Era la foto que su padre les había hecho a Anna y a él el pasado sábado. Antón reconocióel confetti encima de la alfombra, los floreros volcados, el sofá revuelto..., lo único que noveía era a Anna. ¡No salía en la foto a pesar de que estaba junto a Antón cuando latomaron!Se acordaba como si lo estuviera viendo de cómo la deslumbrante luz del flash la habíaasustado y, pegando un grito, se había tapado la cara con las manos.Mientras observaba atónito la foto le oyó decir a su padre:—¡Bueno, y ahora me gustaría saber qué es lo que tienes que decir a esto!—¿A qué? —preguntó Antón.Su padre contestó excitado:—Sé muy bien que os hice la foto a los dos. Entonces, ¿por qué no sale Anna en la foto?—¿Y porqué me lo preguntas a mí? —tartamudeó Antón.—Porque son tus amigos —exclamó su madre—. Esos... ¡vampiros!Era la primera vez que ella no usaba la palabra «vampiro» de forma burlona y despectiva.Ahora, de repente, sonó seria, amenazante..., como si ella creyera en vampiros.Antón estaba demasiado confuso como para poder decir algo. El sabía que los vampirosno se reflejan en el espejo..., pero no tenía ni idea de que tampoco se les pudiera sacaren una foto.—Yo..., probablemente no la encuadraste correctamente a ella dentro del visor —murmuró.—¿Que no la encuadré en el visor? —repitió su padre indignado—. ¡Tú mira bien la foto! -4-
• Antón lo hizo... y entonces descubrió algo increíble: un libro parecía estar flotando en elaire. Antón giró la foto para poder leer el título del libro. Era Romeo y Julieta, el libro queAnna había leído el sábado.Flotaba exactamente donde debería estar la mano de Anna..., sólo que ¡no se veía lamano!Increíble..., ¡pero Antón tenía la prueba delante de los ojos!Notó cómo le observaban sus padres.Algo tenía que decir... pero, ¿qué?—El libro... —empezó—, parece como si estuviera cayendo en ese momento.—No. —Su madre sacudió enérgicamente la cabeza-—. Parece como si alguien estuvierasujetando el libro.Con tanta sangre fría como le fue posible dijo:—¿Cómo puede ser eso? La persona tendría que ser transparente.—¡...o un vampiro! —completó su madre mirándole fijamente—. Los vampiros no sereflejan en los espejos, ¿no es cierto?—Puede ser.—Y quien no se refleja en un espejo tampoco puede ser fotografiado.—Pensaba que tú no creías en los vampiros —observó Antón.—Hasta ahora no; pero desde que he visto la foto...Tras una pausa añadió:—Esta noche papá y yo estamos invitados por la doctora Dosig1. Ya le contaremos a ellael asunto.—¿Qué asunto? —preguntó incómodo Antón.—Tus relaciones con esos... —titubeó buscando una expresión adecuada—-, con esos...¡personajes!A Antón le entraron escalofríos. Poco a poco las cosas parecían empezar a oler achamusquina..., ¡para él, para el pequeño vampiro y para Anna!Tímidamente objetó:—¿Y eso por qué?... ¿Qué tiene que ver la doctora Dosig con eso?—-¡Déjalo de nuestra cuenta! —repuso fríamente su madre, y el padre de Antóncompletó:—Mañana temprano nos volveremos a ver.Antón apretó los labios y se calló.¿Qué otra cosa podía hacer?Lo único que podía hacer era esperar y tener esperanza: ¡esperar a ver qué decía ladoctora Dosig y tener esperanza en que aquella noche fuera a verle el pequeño vampiro!1 (N. del T.) Literalmente «dosig» significa «soñoliento-a»; en sentido figurado puede significar también«bobo-a», «estúpido-a», «imbécil», etc. -5-
• SEÑALES ACÚSTICAS DESDE EL MÁS ALLÁDespués de que sus padres se fueran Antón estuvo esperando ante la ventana abierta.Soplaba un viento fresco y Antón cruzó los brazos tiritando. No podría estar allí muchotiempo...Eran poco más de las ocho y en muchas casas había luz encendida. Ahora la mayoría dela gente estaba sentada delante de la televisión. ¡Para Rüdiger un momento propicio paravolar hasta allí sin que le vieran!Antón forzó los ojos..., pero no descubrió en ningún sitio al pequeño vampiro. Tenía yatanto frío que estaba temblando.Fue a su armario y se puso un grueso jersey de lana.Cuando regresó vio una sombra en el ángulo exterior de la ventana... y luego resonó unacarcajada ronca.¡Así sólo se reía uno!—¡Rüdiger! —exclamó alegre Antón.—Buenas noches, Antón —contestó el pequeño vampiro colándose en la habitación.Miró hacia la puerta y preguntó desconfiado:—¿Están tus padres?—No. Se han marchado.—¿Al cine?—No.—¿Al teatro?Antón sacudió negativamente la cabeza.—Ah, ya... ¡A bailar! —dijo el vampiro con una irónica sonrisa de experto.—Ojalá —dijo sombrío Antón.—¿Y eso por qué? ¿Dónde están entonces? —preguntó el vampiro ya escamado.Antón suspiró.—En casa de la doctora Dosig. Han ido a hablar de vampiros.—¿Qué? —gritó el pequeño vampiro.—Sí. La maldita foto tiene la culpa.—¿Qué foto?—La que nos hizo el sábado pasado mi padre a Anna y a mí. Anna no sale en la foto...,sólo el libro que tenía en la mano.—¡Maldita sea! ¡Ella tenía que haberlo sabido! —dijo el vampiro silbando bajo entre losdientes—. Nuestros padres nos recomendaron encarecidamente que no dejáramos quenos fotografiaran.—Anna tampoco quería —la defendió Antón—. Pero mi padre disparó sin más ni más.—¿No sería con flash?Antón asintió.—¡Vaya! —exclamó el vampiro caminando a grandes pasos por la habitación de aquí paraallá. Su cara parecía tensa y muy preocupada.—Ahora comprendo de dónde viene la misteriosa enfermedad de Anna.—¿Anna está
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