Te lo confieso todo

Creo que iniciare dándote la razón, soy una nenita, por las razones, cuáles sean, que me lo hayas dicho, hoy le enseñare mi lado nenita, del cual no estoy orgulloso.

Soy un tipo que en un café puede hablar 2 horas de política, o hablar mierda, como muchos lo llaman, pero cuando de hablar de amor se trata, soy la persona más cobarde que hay sobre la faz de la tierra. Te deje de hablar, y tengo mis razones, quizás para usted, el día que las sepa, sean muy tontas y muy imbéciles, pero para mí son justificables; Quizás algún día a las 2 de la mañana, con un nudo en la garganta, temblor en las manos, depresión en la mente y un sentimiento de esperanza en el corazón, tenga el valor de decírtelo, o también quizás al finalizar este texto te lo diga, no lo sé, siento que a veces ni me conozco yo mismo.

O se lo diré, se lo diré ya, no la hare esperar un texto largo, aburrido y adormecedor, para no contarle nada, así que para que me entienda, debo comenzar desde el principio…

Apareciste de la nada, diciéndome que “solo querías conocer al mejor ICFES de la caldas” y creo que haber contestado eso fue el inicio de un lento suicidio, pero ¿quien en sus cincos sentidos le seguiría la cuerda a algo que le hará daño? Así que podrás deducir que lo que nunca quise fue terminar así, como siempre, alejándome, como bien lo sé yo hacer, como bien una nenita lo sabe hacer. Porque de haber sabido que me iba a acostumbrar a hablar con usted, acepto hoy, con el dolor del alma, que nunca te hubiera contestado ese mensaje. Porque ahí radica el problema, me acostumbre, me acostumbre a oír sus estupideces, a que me escriba, me acostumbre a usted y eso no lo quería…

Gran parte del hecho de que me haya acostumbrado a ti, es el que apareciste en un momento de mi vida en el que no esperaba a nadie, y no quería a nadie, me había acostumbrado a estar solo y le huía a los compromisos, a los celos, a todas esas cosas, PERO NO, apareciste tú y tus cachetes gigantes y fue eso lo que me conmovió aún más, no tus cachetes, o bueno si, pero más tú.

Y para colmo de males, hablar gran parte del día, casi todos los días, de todos los temas habidos y por haber, empezaba a sentir algo que no quería sentir, sentía que me llamaba la atención y de qué manera, NO SE ALCANZA A IMAGINAR CUANTO, y me llamaras raro, loco o gay, pero me sentía mal por eso.

Pero como si fuera poco todo esto, el verdadero problema y detonante de esta situación fue el hecho de haberla visto de cerca, creo recordar aun por allá, en lo más profundo del baúl de los recuerdos, a que olía la noche en que salimos todos, y fue eso, ese conjunto de cosas, lo que provoco que no deseara hablarle, no porque no quisiera, sino porque sentía que debía hacerlo, y se estará preguntando qué porque debía hacerlo, pues se lo contaré.

Inicie este texto diciéndote que acepto que soy una nenita, y lo soy porque a pesar de que mi autoestima es la mejor, siento que le tengo miedo al amor, curiosamente siempre que alguien me gusta, mi sistema de defensa me pide que me aleje, que espere a que el tiempo haga lo suyo y borre lo que algún momento me gusto y lo supere, en pocas palabras, mi defensa ante las cosas sentimentales, es salir corriendo, como una NENITA.

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