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Tu Mascota Es Muy Fuerte


Enviado por   •  22 de Mayo de 2015  •  570 Palabras (3 Páginas)  •  131 Visitas

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Cuando lo conocí, se dedicaba a comprar refrigeradores, lavadoras, muebles viejos, que reparaba y luego vendía. En su apartamentico apenas quedaba espacio para él.

Este hombre, próximo a los 70 años, lo perdió todo en un incendio provocado por un cortocircuito en el apartamento contiguo. Pero Fernando no se amilanaba ante las adversidades. Aún le quedaba la vida y su irrenunciable vocación por el comercio. Además, recibió la solidaridad de sus vecinos y amigos. Vivió durante un tiempo con algunos de ellos, hasta que “gestionó” una habitación en un albergue por La Víbora.

Poco a poco se fue recuperando. Comenzó a vender dulces. Todas las mañanas llegaba al barrio impecable, con una caja de pasteles. Iba proponiéndolos de casa en casa, y ejercía tan bien su oficio, que terminabas comiéndote alguno, de coco, guayaba o carne.

Más tarde cambió los pasteles por embutidos. Venían empaquetados, ya fueran chorizos, tocino, bacón, u otros, todos de la mejor calidad, aunque no baratos. Aún así, vendía bastante. A veces, incluso, fiaba. Tenía el método de apuntar a sus deudores en una libretica.

Un buen día, su proveedor emigró, así que tuvo que volver a cambiar de rubro. Esta vez comenzó con plátanos y aguacates en un local de la calle San Francisco, y terminó con un puesto de viandas, vegetales y hortalizas, en pleno Período Especial. Claro está, a puertas cerradas, con la complicidad de las amas de casa, pues su buen olfato le aconsejaba discreción. La mercancía era fresca, y cuando no, hacía rebajas. También tenía ofertas especiales. De esta manera ganaba para vivir, a la vez que satisfacía a la clientela.

Una vez, detectado por las autoridades, le decomisaron la mercancía. Fue acusado de actividad económica ilícita y le impusieron una multa enorme. Pese a todos los tropiezos, este señor comerciante no se dio por vencido, y a los pocos días reabrió su negocio, ahora en otro local. Al principio tomaba precauciones, hasta que ganó confianza. Lo vi varias veces llegar temprano del campo con sus viandas. Era muy hacendoso para esta actividad. Al poco tiempo, ya tenía un empleado.

Pero en esta guerra emprendida contra los comerciantes, no podía salir ileso, y otra vez le impusieron decomisos y multas…Ya para entonces nos confesó que estaba decepcionado de la Revolución que él había apoyado, y donde, sin embargo, no se sentía incluido, porque era catalogado como un delincuente y un especulador.

Una vez nos contó que antes de 1959 tenía una vidriera, donde vendía cigarros, tabacos, chiclets, etc. Nos contó que simpatizó y cooperó con el Movimiento 26 de Julio hasta que un día le destrozaron la vidriera con un petardo. Supo después que había sido uno de sus empleados, pero no lo acusó ni le guardó rencor. Incluso, fueron amigos hasta que aquel se fue del país después del triunfo

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