VIDRIO: EL ETERNO RECIPIENTE

VIDRIO: EL ETERNO RECIPIENTE

INTRODUCCIÓN 

La historia de los envases ha estado vinculada al hombre desde sus orígenes, siempre adaptándose a las nuevas necesidades que impone la evolución de la sociedad, revolucionando el consumo de los alimentos y bebidas. 

El envasado de alimentos, es una alternativa al uso de las tecnologías de secado, salado, congelado y conservación en salmuera que han servido a lo largo de la historia de la humanidad. Con el pasar del tiempo, fue variando no sólo por los materiales que comenzaron a utilizarse para su fabricación sino por la importancia que poco a poco alcanzó. En sus inicios fue considerado simplemente como un contenedor o protector pasando luego a ocupar un lugar asociado mucho más a la presentación del producto ya que es lo primero que se observa, y a partir de ahí comunica las cualidades y los beneficios que se obtienen al consumirlo.  

Gracias a sus cualidades específicas, el vidrio es, junto a la cerámica, el material más antiguo y más utilizado por el hombre para la conservación y el almacenamiento de productos. Así, desde los principios de la civilización ha servido como envase para vinos, aceites, perfumes y medicamentos. 

EL VIDRIO Y SU EVOLUCIÓN 

El descubrimiento del vidrio fue trascendental para el desarrollo de la botella tal como la conocemos en la actualidad, su descubrimiento se remonta al 4000 AC como una roca ígnea volcánica, la Obsidiana; siendo los egipcios los que impulsaron en mayor medida el uso del vidrio como uso doméstico para la conservación y almacenaje de determinados productos. Hasta la Edad Media el uso del vidrio estuvo en manos de unos pocos privilegiados, que mantenían en secreto su composición y fabricación. Recién alrededor del 250 a.C., cuando los babilonios comienzan a  aplicar el proceso de soplado, se reduce el costo de producción y se facilita al resto de la sociedad el acceso. Aunque no fue hasta pprincipios del siglo XVII que el vidrio recobró protagonismo y pasó a jugar un rol fundamental, por ejemplo, en la elaboración de recipientes de vino. 

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 A partir del siglo XVII se generaliza su uso, gracias al tapón de corcho que le otorga estanquidad al contenido. A mediados de ese siglo, Sir Kenelm Digby, miembro de la Corte británica, creó la primera botella de vidrio “moderna”: cilíndrica y de hombros caídos coronados por un cuello largo, antecesora directa de la actual borgoñesa. 

En 1790, el Gobierno francés ofreció un gran premio a quien descubriese un método práctico para conservar los alimentos de los soldados de Napoleón; en donde el investigador Nicolás Appert toma cartas en el asunto y descubre que ciertos alimentos envasados en tarros de vidrio, sellados y posteriormente calentados, conservaban sus características intactas. Y es en ese preciso momento de la historia, cuando nace la industria alimentaria  -que sería perfeccionada por Pasteur un siglo más tarde-. 

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