Alfombras De Guatemala
tutimendez26 de Mayo de 2014
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Historia sobre las alfombras de semana santa en la Capital
Durante la Semana Santa es tradición guatemalteca elaborar alfombras representando figuras folclóricas y religiosas. Esta costumbre es resultado de una mezcla de tradiciones de diferentes lugares que han conseguido perdurar a través del tiempo, desde la llegada de los conquistadores y los evangelistas hasta nuestros días, perdurando como tradición propia de la religión católica, según sus orígenes.
Su origen tiene dos fuentes: en la época prehispánica se sabe, por los cronistas españoles del siglo XVI y los testimonios indígenas escritos, que los señores y sacerdotes caminaban, en ciertas ceremonias, sobre alfombras de flores, de pino y de plumas de aves preciosas como quetzal, guacamaya y colibrí.
Influencia religiosa
La tradición de elaborar alfombras religiosas tiene como base bíblica el pasaje del libro según San Mateo, capítulo 21, versos 7 al 9. Esta fue la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde la gente le recibió con gritos y aclamaciones, extendiendo a su paso mantos y palmas, en un día que hoy es celebrado como Domingo de Ramos. A partir de esta historia, la tradición de elaborar alfombras se fue desarrollando atreves de las épocas.
Influencia europea:
La festividad del Corpus Christi ha sido una de la más celebrada en Tenerife, España. Cuando llega el mes de junio, en diferentes localidades de la ciudad se elaboran, con flores y arena coloreada, originales alfombras dedicadas a motivos religiosos. Son colocadas en el camino donde pasará la procesión del Santísimo Sacramento.
Significado
Su funcionalidad está muy ligada al culto propiciatorio y rogativo. Elaborar una alfombra significa para los creyentes agradecer un favor, un milagro y se convierte en obligación personal de la persona hacia la imagen a que venera, que son. La fe y cristiandad por parte de los guatemaltecos durante la semana santa, tiene muchas formas de expresión.
Además de la asistencia a los centros de religiosidad y la participación activa como espectador o cucurucho en una procesión, también se suma la creatividad y el colorido que cientos de familias devotas imprimen en las alfombras que adornan el paso de las procesiones.
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