COMPORTAMIENTO ÉTICO DE UN TERCNOLOGO
ChrisErick12 de Diciembre de 2014
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COMPORTAMIENTO ETICO DEL TECNOLOGO
De cada profesional, tecnólogo depende un comportamiento ético ante la sociedad a la cual se va a desempeñar, dirigiendo su responsabilidad de diferentes maneras, ya sea dando la mejor solución y lo mejor de sí para un desempeño intachable o tal vez escoger el camino fácil y jugar con su nombre, imagen, y demás colegas en el campo.
Ser un “tecnólogo” hoy en día implica un reto y un compromiso verdaderamente grandes. Esto es debido al papel relevante que cumple este personaje en la sociedad actual. Se tratará de realizar un desglose de las características más relevantes de su perfil.
El tecnólogo, como su propio nombre lo indica, es el hombre que materializa los conocimientos científicos a través de sus productos y los pone al alcance de la sociedad. Es un promotor de los avances de la ciencia, difundiendo, sugiriendo, implementando o creando nuevas tecnologías a fin de mantener la eficiencia de la producción de bienes y servicios que mejoren la calidad de vida de todos los seres humanos y del medio ambiente.
Ante todo, un tecnólogo debe ser un humanista. Una persona con valores morales y éticos muy bien fundamentados, puesto que sus productos impactan de manera considerable el orden social, económico, cultural y hasta político del mundo. Y es en este ámbito, el de la moral y ética, en que se debe hacer hincapié.
El tecnólogo es un agente moral aun cuando sus decisiones y actos sean tachados de inmorales por aquellos que son perjudicados por estos. Y, como es bien sabido, el tecnólogo puede hacer daño, sea poniendo buena tecnología al servicio de malas metas, sea empleando tecnología inherentemente perversa. En ello reside su poder. Y es por ello que muchos estudiosos, notables, hombres de ciencia y filósofos como Mario Bunge apunta en dirección de formular o crear la tecno ética, partiendo de una teoría de valores que permita sopesar medios
y fines, así como concebir las normas morales a imagen y semejanza de las normas tecnológicas. .
"Si el científico como tal formula juicios de valor, el técnico va más allá: a veces formula, juicios éticos. La tecnología, al ocuparse en satisfacer requerimientos individuales y sociales no teóricos, construye un puente entre el campo del conocimiento y el de la evaluación" (Mario Bunge)
El tecnólogo se convierte así, y en un camino de ida y vuelta, en puente de conexión entre el conocimiento generado y el individuo (usuario) que lo requiere, por su conocimiento del mundo y por estar en disposición de manejar con pericia las herramientas que le brindan las infraestructuras tecnológicas.
Es indiscutible que tecnólogos, a la par que científicos y administradores, están en la raíz de la existencia de nuestra sociedad tecnológica universalizada, y, sin embargo, informes de la sociología avisan de la no conciencia de responsabilidad moral sobre la suerte de efectos de sus propias actuaciones. No tienen conciencia de responsabilidades exigibles más allá de la anexa al buen hacer y dominio de la profesión. Todavía más, el ideal perseguido de eficacia se vería mermado, en opinión de aquéllos, por una conciencia sensibilizada. Los códigos deontológicos, lamenta Bunge, atienden con frecuencia más a la salvaguarda del status de profesional que a los derechos de los previsibles receptores de su labor.
La ciencia teórica pura es siempre buena pues el conocimiento de la verdad es en sí mismo bueno, y porque la verdad se dirige a mejorar el mundo; pero "la tecnología se ocupa de la acción humana sobre cosas y personas. Esto es, la tecnología da poder sobre cosas y seres humanos, y no todo poder es bueno para todos" (Bunge, 1996) Por ello el periplo del tecnólogo se centra en una disyuntiva: la realización de su sensible labor forjadora de sociedades
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