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Características de consumo de alcohol de los jóvenes

hikarucTutorial29 de Mayo de 2013

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mlmmpklmlpmALCOHOL, ADOLESCENTES Y JÓVENES

Juan Madrid Gutiérrez. Médico. Coordinador del Programa del Adolescente. Ayuntamiento de

Madrid

INTRODUCCIÓN

La utilización de las bebidas alcohólicas viene de muy antiguo. Las civilizaciones chinas,

egipcias y la cultura mesopotámica ya usaban el vino aunque con un carácter ritual. Las bebidas

alcohólicas han estado presentes en todas las culturas y civilizaciones del mundo.

La escalada de consumo en la mayoría de países ha sido notable. En los últimos treinta años

el consumo mundial per cápita ha aumentado del 30 al 500 por 1000, según los países.

El consumo abusivo del alcohol representa hoy uno de los principales problemas de salud

pública no solo en España sino en toda Europa. En 1977 la OMS propuso que se dejara de hablar

de alcoholismo para hacerlo de “problemas relacionados con el alcohol”.

El consumo de alcohol es un hábito, forma parte de los llamados estilos de vida, y está

culturalmente aceptado en la mayoría de los países occidentales. Por tanto, no es solo un

comportamiento individual, sino que se encuentra fuertemente influenciado por normas sociales y

por el contexto socioeconómico y cultural en el que vivimos. Cambios en estos contextos se

acompañan de cambios en el uso/abuso de alcohol.

Uno de esos cambios está siendo la incorporación generalizada de los adolescentes y jóvenes

al consumo de alcohol. El consumo juvenil del alcohol presenta hoy unas características propias

que han generado una “cultura del consumo de alcohol” diferenciada del consumo tradicional.

Progresivamente se va consolidando un patrón juvenil de consumo de alcohol, caracterizado por

ser en el fin de semana y por su papel fundamental como articulador del ocio y de las relaciones

sociales de los adolescentes y jóvenes.

El problema, por tanto, no es que beban sino que sus formas de beber están más lejos del

modelo tradicional y tienen que ver con sus estilos de vida y su manera de divertirse, con su

manera de estar y de proyectarse en el mundo.

Para analizar esta situación debemos hacerlo desde una triple dimensión: desde el

adolescente, desde la sustancia en este caso el alcohol, y desde el contexto actual: los valores de

nuestra sociedad, el sistema productivo, la publicidad, el papel de la familia, de la escuela, de los

grupos de iguales, etc.

ALGUNAS CONSIDERACIONES DESDE EL CONTEXTO

Alrededor del alcohol existe uno de los principales sectores económicos del país. El Estado

español ocupa el 7º lugar del mundo en el consumo de alcohol, con 10,4 litros de alcohol puro per

cápita. Por otro lado España es el tercer país productor de vino, tras Italia y Francia, el 9º en

bebidas destiladas y el duodécimo de cerveza. Existen 250.000 puntos de venta, 1 por cada 150

habitantes. 300.000 personas viven directamente de su producción y comercialización. Se invierten miles de millones en publicidad. Vivimos en una cultura en la que tradicionalmente el

alcohol forma parte de la estructura socioeconómica: producción, servicios, gastronomía,

relaciones sociales.

Esta situación hace que se pierda la conciencia sobre que también es una droga. Sólo el 42%

de los adolescentes perciben el consumo de alcohol como una actividad de riesgo para su salud.

Cuesta considerar al alcohol como una droga pero es necesario reconocer que es la droga más

usada, la de más usos problemáticos y la que, descontrolada, puede generar más problemas.

Por otro lado, aún vivimos la generalización al consumo de otras drogas de la alarma social

generada en los 80 por el consumo de heroína y sus consecuencias para toda una generación

“perdida”. El discurso de las drogas legales y las ilegales, permitidas y prohibidas ha sido ya

superado. El tabaco y el alcohol producen la misma o mayor dependencia, han aparecido otras

drogas que se adaptan a los estilos de vida de cada momento: hachís, cocaína, drogas de

síntesis. Hoy predomina el policonsumo y las drogas más consumidas son las que gozan de

mayor permisividad. Se debería, por tanto, haber hecho una política globalizadora en la que el

énfasis fuese el medio social. Esta situación es la que ha pillado por sorpresa ante el nuevo tipo

de consumo juvenil dejando sin respuesta y creando alarma social.

La cultura del ocio y el tiempo libre se ha instaurado con fuerza en las sociedades opulentas

en el último decenio. Las sociedades avanzadas reclaman como logros sociales, cada vez

mayores cotas de tiempo libre en oposición al tiempo de trabajo. Hoy en día se trabaja para vivir,

el trabajo es sólo un medio para obtener dinero y poder así desarrollar una vida placentera alejada

de todo aquello que pueda suponer obligaciones o límites, normas y horarios que cumplir. Se

produce la dualidad trabajo/obligación frente a tiempo libre/libertad.

El cumplimiento de una serie de obligaciones inevitables hace que el tiempo de trabajo o

estudio sea un espacio común entre los jóvenes y sus padres. En cambio el tiempo de ocio para

los jóvenes es su “tiempo”, en el que marcan sus horarios y actividades fuera del control paterno y

adulto. Es el espacio que consideran reservado a su propia iniciativa, lejos de las miradas del

mundo adulto.

La obtención de mayores y mejores condiciones de vida ha ido introduciendo una disminución

de las horas de trabajo. Esto queda reflejado en el Estatuto de los trabajadores del año 80, donde

se establece la jornada laboral de 40 horas semanales, con lo que se elimina prácticamente la

jornada del sábado. Dando lugar a una clara fractura entre el tiempo que transcurre de lunes a

viernes y el tiempo entre el viernes tarde y el domingo noche, denominado fin de semana.

Así la noche, reservada para ocasiones especiales para los adultos, forma parte del espacio

temporal único de los jóvenes. La calle, los bares y cualquier espacio lúdico está dominado, casi

de forma exclusiva por los jóvenes. La noche es el espacio en el que los jóvenes se identifican con

su generación, es espacio de los colegas, de los iguales, quizás en el único momento en el que se

sienten rebeldes y dueños de sus decisiones y actos. Estamos ante la generación del

conformismo ideológico y el bienestar económico. Puede asegurarse que existe una clara relación entre el consumo de alcohol y la noche. En la

encuesta “Euskadi y drogas” que se realizó en entre mayo y junio del 98 en el Pais Vasco se ve a

través de dos variables: la frecuencia en salidas nocturnas durante los fines de semana y la hora

de regreso a casa. El 80,9% de quienes beben alcohol de forma abusiva salen todos los fines de

semana durante la noche, frente al 50,7% de los abstemios. Respecto a la segunda variable, a

medida que aumenta el grado de consumo de alcohol la hora de llegada a casa es más tardía.

La diferencia de presión o incitación percibida entre quienes consumen y no consumen alcohol

no es tan elevada como cabría esperar. Así, en la encuesta vasca, entre bebedores abusivos no

se aprecia una gran presión grupal, como tampoco al revés. Esto puede señalar que en la

decisión de consumir o no consumir alcohol, la presión grupal será importante para algunos

jóvenes pero no para la mayoría de los mismos.

Se ha producido una generalización de las pautas de ocio juvenil durante los fines de semana.

El tiempo de ocio es hoy mayor que el tiempo de trabajo. Lo que en un principio puede ser

recuperar un espacio de libertad y una oportunidad de desarrollo, se está convirtiendo en una

obligación y en un espacio para consumir.

Con este objetivo la publicidad se está centrando fundamentalmente en los jóvenes, en

general, y en las mujeres en particular como grupo diana para fomentar el consumo de alcohol, de

tabaco y de otros muchos productos de consumo.

Existe además una problematización de los adolescentes y jóvenes. No se les ve como

personas en proceso sino como problema sobre el que no se sabe muy bien qué hacer.

El ADOLESCENTE

Los comportamientos de los adolescentes hay que leerlos en clave adolescente. Teniendo en

cuenta el momento evolutivo en el que están. El ensayo de identidades, la necesidad de vivir su

libertad fuera de la familia, el predominio del grupo sobre su individualidad, la dependencia, sus

fantasías sobre el consumo de sustancias, la búsqueda de sensaciones y de placer. En última

instancia el deseo de transgredir lo establecido. Por eso mejor en la calle que en el bar; mejor en

la noche que en el día; en litronas, no en vaso y combinados que se preparan ellos, más que

bebidas estandar. Todo forma parte de su proceso de convertirse en persona.

¿Por qué beben? Para los adolescentes beber tiene que ver con la disidencia, la

emancipación y la afirmación de su identidad.

El ALCOHOL

El alcohol es una droga capaz de producir tolerancia y dependencia. El abuso de alcohol

produce dependencia física y psíquica. No es este el espacio para extenderme en la descripción

...

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