Carta a la corrupción

Carta a la Corrupción- Carla Saborío Benavides

Todos los presentes, o la mayoría, somos mexicanos. Pregúntense, ¿Qué es lo que más aman de este país? Serán las bellísimas playas, la riquísima cultura, el humor, las fiestas, la comida, la ciudad, la gente, la indiferencia, la desigualdad, el racismo, ¿la corrupción?

¡Nos encanta! Yo hasta le hice una carta.

A la corrupción:

Naciste antes de los tiempos de la colonia.

Tu llegada era inevitable.

Tus raíces ya se esparcían cuando llegó Cortés,

Y las cartas que cruzaron el Atlántico hasta llegar a las manos de los reyes cargaban nada más que mentiras sobre el bienestar de este pueblo.

Viste crecer a México, crecimos contigo y sin ti.

Estas en todos nosotros, porque te normalizamos,

Estas sobre y debajo,

Estas en la pobreza, como también en el poder,

Tú no juzgas, a todos les llegas,

Tú provees, y arrebatas.

Puedes ser una solución a una situación,

O totalmente  indispensable para una resolución

Pero creo que nosotros también somos los que te cultivamos. Los mexicanos somos los culpables de que te encuentres tan cómoda en esta sociedad.

Mira otros países en los que te desprecian y eres penada. En cambio, nosotros te abrimos la puerta y te invitamos a pasar… porque queremos “resolver las cosas de otro modo”.

Pero todo lo que uno da se le regresa

Y cuando somos nosotros los jodidos y ya no te queremos porque no nos conviene. Tú derribas la puerta, reclamando el lugar que alguna vez te dimos.

“Ay, pero no seas hipócrita ¿De qué te quejas? si sonriente me recibiste con el perito” dices

Si uno ofrece la corrupción, esta te recordara y volverá por ti cuando menos te acuerdes de haberla usado.

Y si ya la usaste, a ti, te pregunto… ¿Que tan diferente eres de los políticos que tanto críticas?

Los creyentes dicen que no hay diferencia entre robar 100 pesos y robar 10 millones.

¿Tú qué opinas?

Porque los grandes actos empezaron con otros pequeños que al hacerlos reiteradamente los regularizamos, los hacemos cosas del día a día

• Imagínense, en 20 años su hijo se acerca a ustedes, les muestra una multa y les pide perdón –papa/mama, discúlpame, me pasé un alto y me paró la policía-. O enterarse muchos años más tarde que su hijo esta ensuciándose las manos con las ligas mayores y pensar “yo le enseñé eso?”

México les pide: miren sus ropas, miren en donde están, miren el coche que manejan.

Este país no necesita más jóvenes corruptos.

Y sí, hay gente que lo hace por necesidad, pues la corrupción es parte de su vida, su situación es el resultado directo de ella.

Pero nosotros no. somos privilegiados y es nuestro deber no incluirla en lo que hagamos en un futuro.

Y a ti, corrupción, a ti solo te voy a dedicar estas palabras. Y te juro que de mí no recibirás nada más.

Hagámoslo por este México que tanto amamos, con todo lo que es. Porque nosotros somos parte de nuestro país, nosotros podemos ser la causa, o la solución de estos problemas. Porque que nadie nos diga que es culpa del gobierno, para mí, es culpa de todos.

Para que en un futuro vuelvan a haber niños que quieran ser policías, para TI, que en un futuro vas a tomar un cargo en el gobierno no ensucies tu conciencia y tu alma. Para tus hijos, que tengan el mejor ejemplo de lo que está bien y lo que está mal. Y así, que tus hijos les enseñen a sus hijos, y sus hijos a sus hijos hasta que llegue a México una generación de gente honesta. Que vea mal al que da mordida, una generación que diga – que oso, ¿diste mordida?-.

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